Blanca Carmona/
El Diario de Juárez
Un conductor Uber fue detenido y presentado ante un Tribunal de Control acusado de prostituir a una mujer, quien de acuerdo al peritaje en materia de psicología no ha percibido que era objeto de explotación sexual y de que se aprovecharon de su estado de vulnerabilidad económica y ante el juez afirmó que el detenido es su amigo y lo defendió.
Marco Antonio Medina del Río deberá enfrentar el proceso penal en prisión, pues el Artículo 19 de la Constitución prevé que la medida cautelar de prisión preventiva es aplicación forzosa en el delito de trata.
Medina fue arrestado el lunes de la semana pasada cuando al parecer trasladaba a la víctima –cuya identidad quedó bajo reserva judicial– a dar un servicio sexual a una casa en la colonia Las Lilas y al estar buscando la vivienda fue detenido por agentes ministeriales.
De acuerdo al parte informativo elaborado por los estatales, una persona los interceptó para denunciar que los ocupantes de un automóvil Nissan March rojo daban vueltas a un parque de forma sospechosa. Por lo que decidieron marcarles el alto a esas personas. El vehículo era guiado por Marco Antonio Medina y la víctima lo iba acompañando.
Una mujer policía entrevistó a la víctima, le preguntó a dónde se dirigían y ella le respondió que iba con su hermana porque ambas vendían artículos de segunda mano, pero después aceptó que se prostituía.
La audiencia de vinculación o no a proceso inició el sábado pasado ante el juez de Control Félix Aurelio Guerra Salazar. Al continuar, ayer el abogado defensor llamó al estrado a la víctima para interrogarla. Ella dijo que nunca presentó una denuncia penal, que Medina del Río la trasladaba a dar los servicios sexuales, la esperaba a que terminara y también recibía parte de las ganancias de su trabajo como prostituta.
Además precisó que ella trabaja para una persona que identificó como Arturo y él fue quien le asignó al ahora detenido como chofer. Arturo, refirió, cobraba de mil a mil 250 pesos por servicio pero a ella le pagaba 500 pesos, el Uber o los traslados de Medina tenían un costo de 200 y el resto era para ese hombre, quien al parecer maneja a otras mujeres.
Una psicóloga que compareció también ayer como testigo dijo al Tribunal que cuando a la víctima se le ofreció trabajar prostituyéndose se encontraba en un estado de vulnerabilidad por la muerte de su padre y al quedarse a cargo de su mamá, de una hermana que estudia la preparatoria y de sus dos hijos.
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