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Derrochan fondo federal en obras ‘a medias’

Itzel Ramírez/
El Diario de Juárez

2017-08-13

Sesenta millones de pesos destinados a mejorar la infraestructura de Ciudad Juárez terminaron en obras incompletas, vandalizadas, inservibles o, de plano, sin realizar.
Se trata de los recursos económicos asignados desde la Federación al Municipio en 2016, como parte del Fondo para el Fortalecimiento de la Infraestructura Estatal y Municipal (Fortalece) –del Ramo 23–, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Con esa “bolsa” millonaria, gestionada por los diputados federales juarenses, serían pavimentadas 24 calles y rehabilitados 18 parques en el municipio, se desprende de una revisión a los registros de las Secretarías de Hacienda federal y estatal, así como de la plataforma gubernamental Transparencia Presupuestaria.
En papel se informa que ha sido ejercido el 99 por ciento de la totalidad de los recursos destinados para esas 42 obras, de acuerdo con lo reportado por el Municipio de Juárez a la SHCP. Ello significa que éstas han sido prácticamente terminadas y se encuentran en pleno funcionamiento.
Sin embargo, la realidad muestra un panorama completamente distinto, hay “obras” desde incompletas hasta sin siquiera iniciar.
En una revisión presencial a las obras, realizada por El Diario entre marzo y julio de este año, se muestra que, como han criticado varias voces a nivel nacional, el gasto de este rubro del Presupuesto de Egresos de la Federación no representa una mejora significativa de la infraestructura municipal.
En los recorridos se detectaron parques con estructuras tiradas o incompletas, juegos oxidados, rotos, viejos y en algunos casos inservibles.
En su mayoría vandalizados, con plástico negro al descubierto donde debería haber grava, materiales simplemente abandonados, una cancha de basquetbol con una sola canasta y a medio construir y hasta un arenero sin acceso para los visitantes, fueron otros panoramas.
En el caso de las calles la vista no es mejor. Vialidades con apenas 20 metros de pavimentación, otras que terminan en barrancas que se llenan de agua y donde ya no puede seguirse más que a pie, baches, calles presupuestadas en más de un millón de pesos y con escasos metros de trabajo y obras al pie de los cerros, donde del deslave ha tapado por completo la pavimentación.

Nuestra responsabilidad era traer los recursos: diputado Uriarte
Ante esta situación, Fernando Uriarte Zazueta, diputado federal por el Distrito 1 de Juárez, dice que después de obtener los recursos para su distrito, no existe un seguimiento puntual a la ejecución de las obras.
“Nuestra responsabilidad era traer recursos, ¿cuánto?, lo más que se pueda, ya la verdad es que la aplicación de ellos no es nuestra competencia directa.
“¿Qué era lo importante para nosotros los legisladores?, que vinieran recursos a nuestros distritos, ¿cómo las hicieran (las obras)?, ahí sí ya no nos metimos nosotros”, asegura el legislador en entrevista.
Después de acudir a dos inauguraciones de parques remozados con recursos gestionados por los diputados federales –de los que no recordó los nombres–, Uriarte, dice, no ha corroborado el estatus de las obras.
Desconoce incluso los resultados de la fiscalización que hizo la Auditoría Superior de la Federación (ASF) al Municipio de Juárez por el gasto de los recursos del Fortalece para 2016, dice en la entrevista.
Adriana Terrazas, también legisladora priista por Juárez, reconoció que después de haber conseguido el dinero para las obras en la ciudad, no hubo evaluación ni análisis del gasto.

‘Moches’, un asunto perverso: senador
En marzo pasado, motivo de una visita a Juárez, el senador Ernesto Ruffo Appel criticó el funcionamiento del Ramo 23.
“Lo de los moches es un asunto perverso y nace en la Secretaría de Hacienda. Esto empezó a partir de 1997 cuando por primera vez el Ejecutivo federal perdió la mayoría absoluta del Congreso, eso lo obligó a tener que bajar a negociar con los partidos políticos y entonces se creó un círculo ampliado de poder… el presidente ya no tenía las dos terceras partes del Congreso ni la posibilidad de modificar la Constitución, entonces tuvo que acordar y para tenerlos contentitos empezó a soltar dinero.
“Los diputados en la Junta de Coordinación Política inventan dinero, ¿cómo?, calculan bajo el precio de barril de petróleo, se hace un ‘pollonón’ de dinero, que entonces colocan en rubros del presupuesto”, explicó el senador del PAN en entrevista.
Ruffo explicó cómo es que desde la Junta de Coordinación Política –donde están representados todos los partidos–, se deciden los montos y destinos del millonario fondo.
“Es brutal, miles de millones se convierten en base repartible entre diputados. Si yo soy una mala persona, entonces voy con el alcalde y le digo ‘aquí tengo 30 millones, ¿qué me das?’, y ahí empezó el problema”, relató.

Recursos sin reglas
“Provisiones salariales y económicas” es la denominación del Ramo 23, un apartado del Presupuesto de Egresos de la Federación que históricamente ha sido criticado por organizaciones de la sociedad civil, organismos de evaluación de gasto público y hasta políticos, debido a que se trata de recursos en los que no hay reglas claras de asignación ni de operación.
Esos recursos económicos bajan a través del Fondo de Fortalecimiento de la Infraestructura Estatal y Municipal (Fortalece), que sustituyó al conocido como ‘Fondo de Moches’, llamado así porque en la pasada legislatura se evidenció que los legisladores federales cobraban comisiones por asignar estas partidas a los alcaldes en el país.
En noviembre de 2013, el entonces coordinador de los diputados federales del PAN, Luis Alberto Villarreal, fue acusado por alcaldes de Guanajuato de cobrar “moches” a cambio de asignar recursos para obra pública de los municipios.
Desde entonces son varias las voces que se han pronunciado sobre la opacidad con que se ejercen esos recursos.

Municipio lo ejerce, nosotros no intervenimos: diputado
El diputado por Juárez Fernando Uriarte asegura: “Nosotros no intervenimos en quién lo hace, cómo se hace, cómo se licita, en el entendido de que el Municipio debe de hacerlo como corresponda, porque hay toda una serie de normas al respecto, y que son las de obra pública de carácter federal.
Al ser consultado sobre el tema, Uriarte reforzó uno de los aspectos que más se han fustigado del Ramo 23 y, en específico del Fortalece: la discrecionalidad con la que se eligen las obras a las que se asignan los recursos.
Y es que a falta de reglas claras, cada diputado federal puede escoger cuáles son las obras prioritarias, en sintonía con las autoridades municipales, sin que medie estudio técnico o de necesidad.
“Yo le voy a poner mi caso, que se puede extender a los otros compañeros. En mi caso, le sugerí al presidente municipal que destinara a parques porque era una petición muy sentida, parte de lo que yo había visto que se necesitaba en mi distrito”, mencionó el diputado del PRI y secretario de Desarrollo Social en 2010, durante el gobierno de César Duarte.
El mismo mecanismo de acuerdos con las autoridades municipales operó para los diputados juarenses que prefirieron pavimentación de calles como las obras prioritarias.
“Yo sé que mis compañeros lo destinaron a pavimentación. Se pusieron de acuerdo con el Municipio de qué colonias eran las más necesitadas en ese sentido, eso es lo que yo tengo entendido”, dijo.

Les pavimentan... sólo la mitad

Cuando a inicio de enero pasado llegaron los topógrafos y máquinas a la calle Sábila en la colonia Granjero, Carmen García no podía creerlo.
“Midieron los topógrafos, estábamos muy entusiasmados, volados”, cuenta Carmen, quien gestionó por años el asfalto de la vía frente a su casa.
Vecina desde hace más de 25 años en la colonia ubicada al sur de la ciudad, dice que ella y su hija han acudido a todo tipo de instancias para conseguir que pavimenten la Sábila.
Recolección de firmas y credenciales de elector, solicitudes dirigidas al gobernador,  el  presidente municipal o al director en turno y acudir a diversos mítines políticos, son parte del trajín que siguió.
Con esas acciones, su búsqueda parecía haber terminado, pero tras dos semanas de trabajo en ese sector, quedó claro que no.
El pavimento nuevo no abarcó toda la calle. Donde termina y empieza el asfalto viejo hay baches y, hacia el final de la calle, quedó la terracería, justo donde vive Carmen. Ella, sus hijos y sus vecinos, se quedaron con el lodo en el que se convierte su calle tras cada lluvia.
Hacia junio de este año, la página Transparencia Presupuestaria, de la SHCP, indicaba que para la pavimentación de la calle Sábila fueron destinados un millón 243 mil 478 pesos. El gasto reportado, para la misma fecha, es de un millón 229 mil 799 pesos.

Nuevo parque, sin juegos y con laguna pestilente

A mediados de julio en Juárez, con altas temperaturas récord, a las orillas de Parajes del Valle en el suroriente de la ciudad, se aprecia el parque del fraccionamiento recién rehabilitado con una inversión de 890 mil 100 pesos.
La restauración se antoja espectacular. Un gimnasio al aire libre con caminadora, ejercitadores de espalda, pierna y pecho y una cama para hacer abdominales. Encima, una estructura rectangular con malla-sombra.
Al lado, dos porterías y un juego con resbaladero y túnel incluido, todo nuevo, metálico, pintado de blanco y rojo brillante.
El parque, sin embargo, está vacío. La malla-sombra ha desaparecido. Los vecinos no saben si fue el viento o algún “malandro” el responsable. Los juegos están incompletos. Al pie de uno de ellos una pila de llantas se suma a la basura del lugar.
El rasgo más emblemático de la rehabilitación del parque, sin embargo, está a un costado. Las lluvias han formado un lago pestilente, de aguas negras donde flota basura de todo tipo. Ninguna advertencia hay para quienes se arriesguen a echarse una “cascarita” y, corriendo tras el balón –las porterías están rotas–, puedan caer en el agua.

Gastan más de un millón por ‘un pedacito’

A la calle Sandía, en la colonia 15 de Enero, llegaron las máquinas a inicios de año y en dos semanas terminaron los trabajos de pavimentación.
“Nada más hicieron este pedacito, aquel ya tenía bastante tiempo, nada más pavimentaron aquí, fue todo lo que hicieron. Hace como seis meses, nadie pidió el pavimento, solos llegaron, un día nada más empezaron a pavimentar la calle. Un día nada más empezaron a llegar las maquinarias y ya, así también se fueron, sin decir nada, ni quién pagó ni nada”, cuenta María, acompañada de su marido y su pequeña hija.
Son menos de 100 metros de largo y 8 de ancho los pavimentados en la Sandía; el costo, un millón 223 mil pesos.

Calle incompleta se convierte en arroyo

No solamente se trata de obras incompletas. La falta de cualquier tipo de planeación, estudio técnico y justificación hace que existan trabajos que, pagados con recursos públicos, se vuelven poco funcionales.
Hace poco más de un mes, los vecinos de la calle Dorados de Chihuahua estrenaban pavimento.
El millón 179 mil 449 pesos destinados para la obra alcanzaron para extender la pavimentación una cuadra más, pasando de la calle Rodolfo Fierro, como estaba detallado el trabajo. El problema llegó cuando comenzaron las lluvias en la ciudad, que año con año se inunda.
Al término de la pavimentación, un arroyo arrastra la basura acumulada en su cauce. Piedras, hoyos y terracería de nuevo, un niño se baja de su bicicleta, cruza con cuidado el arroyo y, otra vez, pedalea estrenando el pavimento, antes de que lo cubra el agua.

Recién remodelado y deteriorado

La obra más emblemática tal vez sea la rehabilitación del Parque San Agustín, enclavado en el centro del Valle, una de las regiones más azotadas por el crimen organizado en los últimos años.
Un millón 236 mil 250 pesos destinados a rehabilitar un parque que a mediados de julio tenía un kiosco roto, bancas de madera desvencijadas y de metal oxidadas.
Un vecino cuenta el abandono del parque y la ausencia de los trabajos por más del millón de pesos reportados a Hacienda.
“Se inundó hace como 4 años y ya no se veía la grava, era pura tierra la que estaba sobre los pasillos. Eso fue lo que hicieron, limpieza, removieron la tierra para que se vieran las banquetitas, pero eso fue hace dos años. Pero mire, el kiosco se está cayendo, lo habían forrado de loseta pero ya se le cayó toda”, cuenta el también dueño de una tiendita.
“Otra vez vinieron a reparar las bancas, a ponerles la madera, pero se hicieron feas de nuevo”, asegura.
En el lugar no hay rastros de los juegos que sí instalaron en el resto de los parques rehabilitados.

iramirez@redaccion.diario.com.mx

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