Fernando Aguilar/
El Diario
La lluvia que cayó en varias partes de la ciudad devastó el fraccionamiento Riberas del Bravo hasta el punto de que varias de las familias que habitan ahí se vieron imposibilitadas para ingresar a sus viviendas.
Las precipitaciones inundaron por completo varias cuadras de esta zona situada en el extremo suroriente de la ciudad, se constató.
Los vecinos reprochan que cada año sucede lo mismo y que, pese a ello, las autoridades no han ofrecido jamás una solución.
“Vivir aquí significa estar viviendo en la cochinada”, dijo Marga Lizeth Chavarría, habitante de la etapa 8. “Estamos esperando nada más que llueva tantito, que se nuble tantito, para estar pensando que nos vamos a inundar. Y cuando no es de lluvias, es de aguas negras”.
El agua se acumuló en calles como Rivera del Mezquite, Rivera del Carrizo y Rivera de Castillo.
Algunos habitantes incluso optaron por restringir el paso de vehículos y personas, pues, dijeron, las ruteras de transporte de personal ocasionan más estragos con su paso.
Isela Calamaco, otra vecina, contó que están desesperados porque, a pesar de que han visitado varias dependencias en los últimos años, el problema persiste desde hace una década.
Los moradores de Riberas del Bravo coinciden en que enfrentan los estragos de inundaciones desde hace casi 15 años, tiempo en el que han visto grandes hoyos en el pavimento, parques destruidos y viviendas completamente inundadas.
“No podemos entrar dentro de nuestras viviendas porque si va uno al baño, en vez de irse el agua se regresa. Los trastes no los podemos lavar porque gorgorea el agua y no se va. Los olores son fétidos. Las ‘popós’ andan ahí nadando adentro de las viviendas”, aseguró Chavarría.
Alexander Pérez, vecino de la calle Riveras del Monte, cree que las autoridades son indolentes hacia sus peticiones a pesar de que en el fraccionamiento en sus distintas etapas viven miles de personas.
Los colonos reclamaron la asistencia del presidente municipal, Armando Cabada Alvídrez, a quien urgieron una solución.
“Lo peor de todo es que cuando esto se va secando hay muchos mosquitos y bichos rastreros como arañas que se van a las casas. Además hay demasiados olores. Se tienen que cerrar las casas para que no entren los olores. Es un desastre”, dijo Pérez.
El Diario intentó comunicarse con Efrén Matamoros Barraza, director de Protección Civil del Municipio, para conocer el diagnóstico oficial de esa dependencia en torno al problema, pero, hasta el cierre de esta edición, el funcionario no estaba disponible.
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