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El doble filo de las redes sociales

Fernando Aguilar/
El Diario

2017-06-28

Cuando despierta cada mañana, Luis Alberto abre los ojos e inmediatamente desconecta el teléfono del tomacorriente.

Lo desbloquea, hace unos toques en el dispositivo y ahí están: frescas, las ‘noticias’ aparecen frente a él mientras, con el pulgar, desplaza la pantalla hacia abajo para ojearlas en apenas unos segundos.
Los textos que el hombre de 24 años lee no son verdaderos hechos informativos, sino publicaciones que sus contactos hicieron en Facebook en las horas en que él estaba dormido.
El hábito que religiosamente perpetúa Luis Alberto todos los días antes de prepararse para ir a trabajar a la maquiladora es una muestra de que es innegable que las redes sociales llegaron para quedarse, consideran expertos.
En el debate sobre si estas herramientas son o no positivas para el desarrollo humano, ciertos especialistas sostienen que son negativas porque están desplazando la comunicación cara a cara, pero otros afirman lo contrario argumentando que facilitan múltiples tareas.
En cualquier caso, los estudiosos del tema coinciden en un hecho en el marco del Día Mundial de las Redes Sociales, que se celebra mañana: a más de una década de su surgimiento, el grueso de la población no las aprovecha adecuadamente.
Fernando Esquivel Lozano, doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra y actual catedrático de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), sostiene que el gran problema es que las personas no han aprendido a manejarlas para mejorar su vida académica, profesional, social y familiar.
En su última edición, el informe Así Estamos Juárez indica que el 74.5 por ciento de los habitantes de la ciudad disponen de una conexión a Internet sea en casa, en sus equipos móviles, en sus escuelas o en sus centros de trabajo.
De acuerdo con el documento, elaborado por la organización Plan Estratégico de Juárez, de este universo, son los adultos de entre 18 y 29 años los que más utilizan las redes sociales.
El diagnóstico refiere que, en términos sencillos, una de cada dos personas (52.3 por ciento) en la ciudad tiene una cuenta de Facebook y sólo una de cada 10 (11.1 por ciento) posee una de Twitter.
Según el sistema de indicadores, además de usarlas para comunicarse, casi el 80 por ciento de estos usuarios las mantiene activas para divertirse o entretenerse.
“Las utilizamos solamente para socializar o para entretenernos”, dice el catedrático de la UANL. “Por eso caemos en esa dimensión de que perjudican. No hemos enseñado a utilizarlas de manera moderada, analítica, crítica. Por eso se da que en una familia los cuatro estén pegados a una pantalla sin verse cuando están juntos”.
Sin embargo, otros como José Refugio Salazar Montes, presidente de la sección local del Colegio de Psicólogos del Estado de Chihuahua, están convencidos de que las redes sociales han ‘destapado’ un conjunto de problemas emocionales y mentales que han derivado en adicciones.
“En lo social, esto está teniendo un problema muy grave. Las personas están perdiendo la costumbre de tener el trato persona a persona. Tenemos más amigos virtuales que reales. Publicamos más nuestras vidas en las redes sociales que platicarlas con personas reales. Eso está creando un problema al que le llamamos alienación”, opina.
Desde esa perspectiva, el psicólogo sostiene que los usuarios de las redes sociales deben tener en cuenta que no es ahí donde deben pasar la mayor parte de su tiempo, sino afuera, en el mundo verdadero.
El gran éxito de estas plataformas puede atribuirse a que con su virtualidad les permiten a las personas deshacerse de estereotipos y sentirse aceptadas, considera el estudioso de la conducta humana.
Para Esquivel Lozano, la aceptación de Facebook, por ejemplo, se debe a que es un canal de comunicación que posibilita estar en contacto de una manera rápida y sencilla.
Pero, en este contexto de polarización sobre los efectos de las redes sociales, el profesor está convencido de que éstas dejarán de constituir fuentes de adicciones en la medida en que autoridades y centros educativos comiencen a diseñar asignaturas para enseñar a las personas a aprovecharlas.
“No hay por qué tenerles miedo”, comenta el docente. “Lo que no podemos permitir es que lo más inteligente de nuestra persona sea un teléfono. El teléfono es solamente una herramienta que te puede permitir la posibilidad de mejorar tu vida”. (Fernando Aguilar / El Diario)

faguilar@redaccion.diario.com.mx

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