Fernando Aguilar/
El Diario
A punto de abordar un auto, María del Carmen, una empleada de maquiladora, se detiene un momento sobre la calle y dice que es una lástima que tenga que regalarle a su hermana los inquilinos que por tantos años tuvo en su casa.
La mujer sostiene una improvisada pecera, llena con agua turbia, donde viven más de diez peces de varios tamaños, los que se vio obligada a repartir porque en los últimos días comenzaron a morirse por falta de un hábitat digno y limpio.
“No tengo agua ni para tomar, menos para estos”, lamenta María del Carmen, quien ha tenido que tomar esa triste decisión. “No les cambio el agua cuando debe ser; no puedo, porque no hay”.
Por desgracia, la crisis del agua ha “pegado” como nunca, cuenta la obrera, convencida de que este verano es el peor que ha vivido.
María del Carmen se encuentra entre las familias que sobrellevan la temporada gracias al agua que les obsequian agrupaciones y ciudadanos.
En los últimos días, varias organizaciones han llevado envases de todos los tamaños de agua purificada hasta colonias en crisis, como Vistas Los Ojitos.
“Nosotros ya sabemos y nos preparamos, a veces no dormimos”, dice María del Carmen.
“Andamos toda la noche vigilando que el agua llegue y cuando llega, se levanta una persona a llenar tambos, botes. Pero si no, ¿pues qué hace uno? De plano no hay”.
Concesionarios de transporte público les llevaron ayer agua a los colonos de esta zona ubicada en el poniente de la ciudad.
También habitantes de otras áreas como el norponiente y el surponiente se han visto beneficiados por estas acciones.
Conductores del servicio privado de Uber se han sumado a la causa y han repartido dotaciones del líquido en algunas colonias.
“Pienso que es muy considerado de su parte, dado que no está dentro de su responsabilidad como empresa privada, pero es una gran ayuda para las personas que no tienen acceso al agua”, consideró Eduardo García Ornelas, chofer de esta plataforma que personalmente entregó el apoyo en varios puntos.
Y algunas familias se conforman con poco. “Con que venga aunque sea una hora para que podamos lavar un poquito de ropa y que los niños se bañen”, dice una residente de Vistas Los Ojitos.
faguilar@redaccion.diario.com.mx