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Testigos de un siglo, celebran su larga vida

El Diario

2017-05-28

Por los ojos de Magdalena Valdez Díaz y por los de Eleuterio Ramírez Quiñónez ha pasado ya un siglo de vida, y este fin de semana celebraron con sus familias.
Magdalena cumple hoy 104 años; su salud es buena, es prácticamente independiente, sólo tiene dificultades para escuchar y algunos problemas en la columna que le impiden estar de pie por tiempo prolongado.
“Pero ella se mueve sola, se arregla, camina, nosotras sólo estamos al pendiente de lo que hace porque a veces se cansa”, contó Josefina Martínez, una de sus hijas.
Magdalena nació en Oaxaca un día como hoy pero de 1913. Cuando vio la luz por primera vez se encontraba en medio de la Revolución Mexicana.
Experimentó todo un siglo de cambios, pero ayer, sentada en la sala de su casa, rodeada por dos de sus hijas y una de sus nietas, dijo no acordarse da casi nada.
Era aún muy joven cuando se fue a vivir a la Ciudad de México donde conoció a su difunto marido y se embarazó de su primer hijo que ya tiene 80 años.
Después se fue a vivir a Irapuato, donde contrajo nupcias, y unos años después llegó a Ciudad Juárez, en busca de nuevas opciones de vida. Para entonces habían nacido 8 de sus 10 hijos. Su esposo falleció en 1986.
Actualmente Magdalena tiene además 32 nietos, 41 bisnietos y 6 tataranietos, uno de ellos por nacer.
Su más grande satisfacción fue haber viajado mucho, dijo ayer.
“Mi hermano la llevó a Europa, y conoció muchos lugares”, relató María de los Ángeles Martínez.
Hasta hace unos tres años Magdalena todavía se encargaba de hacer labores domésticas como cocinar, y apoyaba a sus hijas en un negocio de postres.
También participaba en un grupo de adultos mayores que organizaban reuniones y viajes por todo el país; pero ya murieron todos.
Ahora lee cuanto sus ojos se lo permiten, escucha noticias, teje y realiza cuanta cosa puede para entretenerse dentro de casa.
Al preguntarle a Magdalena cual es el secreto para vivir tanto, sólo atinó a decir “No sé”, y esbozar una sonrisa mientras era abrazada por su hija Josefina.
Por su parte, Eleuterio ayer cumplió 100 años de vida; nació en 1917. Debido a la ocasión, estuvo rodeado de una parte de su numerosa familia, compuesta por 12 hijos, 38 nietos, 54 bisnietos y 13 tataranietos.
“¿Cómo se dice cuando es hijo del tataranieto?... ah sí, viene un tataratataranieto en camino”, dijo una de sus nietas, mientras hacían la cuenta de toda la descendencia del hombre, originario de Durango.
Eleuterio, a diferencia de Magdalena, ya no se vale por sí mismo, requiere de una silla de ruedas para moverse y es atendido todo el tiempo por dos de sus hijas.
Tampoco habla mucho “Pero cuando está muy lúcido, hasta canta”, contó Gerardo Ramírez, uno de sus hijos.
Durante toda su vida se dedicó a sus hijos y a su esposa, la cual murió el año pasado, a los 91 años.
En medio de un día de campo en el Parque El Chamizal, sus hijos expresaron sentirse muy felices por conservar tantos años a sus padres. (Karen Cano / El Diario)

kcano@redaccion.diario.com.mx

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