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Dan color a la Altavista

Fernando Aguilar/
El Diario

2017-05-27

Magdalena Muñoz ha vivido durante más de 20 años en la colonia Altavista, pero no fue sino hasta hace poco tiempo que comenzó a mirarla con otros ojos.

Desde que los muros de sus vecinos se llenaron de color, la mujer afirma sentirse orgullosa de residir en el norponiente de la ciudad, uno de los sectores en situación de mayor vulnerabilidad debido a las carencias que ha venido arrastrando desde sus orígenes.
“La colonia se ve más llamativa y más limpia”, dice Magdalena. “Antes estaba triste, sin color. Ni daban ganas de salir por aquí”.
Luego de décadas en el abandono, las bardas de esa comunidad comenzaron hace unos meses a ser rehabilitadas por unos artistas urbanos que les ayudan a los vecinos a plasmar a través de la pintura las ideas que habitan en sus mentes.
Se trata de una iniciativa llamada Juárez Mágico que busca que lugares ‘perdidos’ de la ciudad se transformen a partir de la visión de las personas que viven en sus inmediaciones, explica Alba Máynez, coordinadora del programa financiado con recursos del Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana (Ficosec).
De acuerdo con la representante, es una campaña de prevención social que intenta despertar en los colonos un sentimiento de empatía y un sentido de arraigo hacia su entorno inmediato.
“Este proyecto los ha ayudado a juntarse más como vecinos, a desarrollarse más, a tener mayor seguridad”, considera Benito Mendoza Murillo, artista de Calavera Studio. “Ha ayudado a rehacer un poquito más el tejido social en el área; el que se involucren los vecinos es 90 por ciento de la importancia”.  Calles como Margaritas, Selenio y Nardos poseen ahora un nuevo rostro. En la primera, por ejemplo, la cara de una mujer en tonos naranjas le da la bienvenida a los visitantes, en tanto que una Virgen de Guadalupe en otra de ellas luce en la fachada de una vivienda.
Según Mendoza Murillo, son más de veinte muros los que han podido colorear con los vecinos, a quienes les enseñan nociones básicas sobre forma y color, así como técnicas para rellenar, delinear y detallar un trabajo.
El contacto con los habitantes inicia cuando un equipo de trabajo social realiza un primer acercamiento y les presenta la iniciativa.
Así, los interesados realizan después un boceto que van perfeccionando con la ayuda de los artistas hasta que resulta conveniente para plasmarlo en gran formato.
“Se han apropiado tanto de los muros porque ellos mismos los pintan y van creando un proceso de arraigo a la pintura. En cada muro tenemos como 10 personas. Hemos tenido la oportunidad de enseñarles a preparar la pintura y al final ellos pintaban solos por equipos”, dice Mendoza Murillo. 

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