Luz del Carmen Sosa/
El Diario
Hasta en un 21 por ciento se redujeron las muertes por accidentes viales en el primer semestre de la actual administración, comparativamente al mismo período del año pasado, revelan estadísticas de la Dirección General de Tránsito Municipal (DGTM).
Los decesos registrados por la corporación solo implican a las personas que murieron en el lugar de los hechos.
La unidad de información de la corporación reportó 26 decesos de octubre de 2016 a marzo de 2017, mientras que en el mismo lapso –correspondiente de 2015 al 2016– fueron 33 las muertes registradas.
La titular de Tránsito atribuyó esta reducción en el índice de mortalidad a la labor de los agentes viales, “enfocados en resguardar la seguridad vial de los juarenses”.
Los datos estadísticos refieren que en choques se reportó una disminución del 14 por ciento, al reportarse mil 851 en el primer semestre del actual Gobierno local contra los 2 mil 151 casos reportados en el 2015-2016.
En el caso de las volcaduras, la DGTM obtuvo una reducción del 48 por ciento con 16 percances de octubre a marzo y 31 en el mismo periodo de años pasados.
Respecto a los viandantes, la corporación vial da a conocer una disminución del 19 por ciento con 161 transeúntes arrollados contra los 199 reportados en el 2015 y 2016.
Un dato que destaca es el número de personas lesionadas en hechos de tránsito y que se mantiene elevada y si bien muestra una reducción del 13.56 por ciento, son mil 147 los lesionados de octubre del 2016 a febrero del 2017, respecto a los mil 327 heridos de octubre del 2015 a febrero del 2016.
Los datos del mes de marzo del año en curso no estuvieron disponibles.
Para Sergio Pacheco González, secretario técnico del Observatorio de Seguridad y Convivencia Ciudadanas del Municipio de Juárez, los impactos que generan a la sociedad los accidentes viales son a corto, mediano y largo alcance, dijo anteriormente.
Estos van desde daños materiales leves, lesiones que no ponen en riesgo la vida, pero que sí requieren de la movilización del personal de Tránsito y en ocasiones de los servicios de emergencia, con secuelas difíciles de determinar, por ejemplo, en menores.
En mediano plazo las afectaciones que requieren, por ejemplo, incapacitar por un tiempo determinado a las personas lesionadas y por tanto impedirle laborar, realizar actividades académicas o de otra índole.
“Aquí encontramos la necesidad de invertir recursos de la seguridad social cuando existe esta prestación, afectaciones a las empresas, entre otros efectos. Si existe daño al patrimonio municipal, de empresas privadas o paraestatales, etcétera. Las secuelas pueden ser en lo personal y familiar, tanto físicas como emocionales, de mayor alcance y demandar el uso de recursos públicos y privados”, planteó.
Agregó: “De largo alcance, sin duda aquellos incidentes en que se pierden vidas. En primer lugar, lo terrible y doloroso que seguramente es para los familiares de quienes han perdido la vida y de quienes son responsables de ello, desde el punto de vista de las normas vigentes”.
Y si bien esto no es en primera instancia cuantificable, incluye costos que sí lo son.
“Por ejemplo, la pérdida de todo aquello que estas personas pudieron aportar a la sociedad y se puede tener una concepción aproximada a través de indicadores como el de Años de Vida Potencialmente Perdidos”. dijo.
Aunado a ello, destacó los recursos que se utilizan detrás de cada accidente como peritajes, servicios de urgencia, atención médica, procesos legales, centros de reclusión, daños al patrimonio familiar y municipal o de otras entidades.
“Sin duda, las vidas son lo más importante. Es nuestra responsabilidad evitar que esta problemática crezca y siga ampliando y profundizando sus efectos. ¿La autoridad tiene un papel relevante? Sin duda. Nosotros los elegimos o dejamos que los eligieran. Mas ahí no se agota nuestra responsabilidad. Somos los usuarios de las vialidades”, destacó el especialista.
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