Fernando Aguilar/
El Diario
A sus 37 años, María Elena dice que tiene los mejores recuerdos de su infancia. No olvida que su abuela solía llevarlos a sus hermanos y a ella a ocultar huevos de Pascua a muchos parques, pero especialmente a El Chamizal.
Ahora, con el mismo entusiasmo con que aquella mujer los sacaba a pasear, lo mismo hace ella cada año con sus hijos Alberto, de 11 años, y Jazmín, de 12.
Distintivo de la ciudad, el parque El Chamizal recibió ayer la visita de miles de familias como la de María Elena celebraron el Día de Pascua, igual que cada año, entre música, carne asada y un clima agradable.
Cálculos de Efrén Matamoros Barraza, director de Protección Civil del Municipio, indican que el lugar registró una afluencia de 300 mil personas que continuaban arribando incluso después del mediodía, cuando la concentración de personas era más notable.
En esta ocasión, la tirolesa instalada hace pocos días conquistó a los visitantes, a quienes incluso no les importó tener que formar una larga fila bajo el calor del sol para esperar su turno de disfrutar la atracción situada en los terrenos del Museo de Arqueología.
Al igual que cada Domingo de Pascua, la variedad de música y botanas llenó el parque de sonidos y aromas mezclados entre sí.
Mientras unos asaban carne, otros preparaban pescados en un disco; algunos tendieron cobijas sobre el pasto y unos prefirieron colgar hamacas de los troncos de los árboles o directamente reposar sobre el suelo, bajo la sombra de un árbol.
Como la familia Valtierra Ramírez, hubo quienes acapararon grandes extensiones de tierra que cercaron con cinta de precaución desde el día anterior, fieles a una tradición que, dijeron, han puesto en práctica desde hace décadas en que pasan la noche en tiendas de campaña.
Nosotros empezamos nuestro festejo antes porque quisimos quedarnos aquí en la noche a sentir el fresco, dijo Marcela Alanís, una de las personas que pernoctaron en El Chamizal. Y venimos a pasárnosla bien, porque es Pascua y es domingo y no vamos a trabajar; eso es más que suficiente.
Mientras los niños paseaban en bicicleta y los adultos conversaban entre sí, empleados municipales llevaban bolsas de plástico en las manos para recoger basura que comenzaba a acumularse.
Los pachucos no desaprovecharon la oportunidad para ofrecer el espectáculo que normalmente exhiben en el Centro y varias familias convivían jugando futbol y voleibol.
En una de las calles interiores del parque, algunos de los paramédicos de la Cruz Roja aguardaban la ocasión para brindar atención inicial en caso de requerirse, en tanto que los mismos elementos pero en bicicleta recorrían los distintos cuadrantes.
faguilar@redaccion.diario.com.mx
@