Local

Entre parcelas y mal olor

Fernando Aguilar/
El Diario

2017-03-31

En medio de montones de hierbas secas, un páramo que se antoja infinito se extiende ante los ojos. Ahí, desprovistos por ahora de cualquier clase de urbanización, algunos caminos de terracería surcan la tierra agrícola, delineada por estrechas veredas por donde plantas ‘rodadoras’ de todos los tamaños se pasean libremente.

En la polvorienta planicie donde hoy se configura todo ese paisaje, en el futuro, una inmobiliaria desarrollará, en palabras del presidente municipal, Armando Cabada Alvídrez, una “miniciudad”.
Este desarrollo aprobado el jueves pasado, han informado las autoridades, tendrá mil 500 casas de nivel residencial con gimnasio, albercas y canchas de tenis.
Aunque las dimensiones del espacio de centenares de hectáreas deslumbran al ojo humano, la nariz no corre con la misma espléndida impresión: un fétido olor que se apodera del predio se introduce en la mucosa olfativa presumiblemente desde la planta tratadora de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS).
Este desarrollo les extraña a especialistas como el planificador urbano Gabriel García Moreno, profesor de Arquitectura en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).
“Es algo que no se ha visto en la ciudad y que yo creo que si se llega a concretar va a cambiar las dinámicas”, sostiene. “No es sólo la provisión de vivienda, sino que también va comercio y servicios. En ese lado, desde que se construyeron viviendas promovidos por el Estado, no tienen por ejemplo comercios o establecimientos de abasto cerca”.
Entretanto, desde el horizonte el espacio se dibuja como un paisaje que llenan tonos verdosos opacos y las liebres corren a gran velocidad entre la maleza seca y los vientos de la temporada que levantan la arena.
Visto desde una perspectiva aérea, el lote situado a pocos metros de la línea divisoria entre México y Estados Unidos aparece como una colección de parcelas en las que una observación a detalle permite apreciar pequeños trozos de algodón en la tierra.
“No es el tipo de desarrollos que se han dado por aquella zona, que son desarrollos de interés social. Sí llama mucho la atención que está por el rumbo de Riberas del Bravo, pero muy cerca del puente Zaragoza (el cruce fronterizo). Más bien es a lo que le están apostando porque es muy grande”, considera García Moreno.
Esta ‘pequeña ciudad’, aprobada por el Cabildo con 17 votos a favor y cuatro en contra, será edificada por una compañía denominada Grupo Altozano, una empresa con sede en Michoacán.
Ahí las casas costarán, de acuerdo con lo que han dicho las autoridades, casi 2 millones de pesos, por lo que no se tratará de un proyecto orientado al interés social como el caso del que se sitúa a un kilómetro y medio al suroriente, Riberas del Bravo.
faguilar@redaccion.diario.com.mx

X