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Migrantes tienen miedo de estar en Juárez

Fernando Aguilar/
El Diario

2017-03-22

El miedo se les nota en los ojos. David, Ramón Alfredo y Jason Alejandro, tres hombres que duermen fuera de casa desde hace dos meses, cuando salieron de Honduras, están asustados. Su semblante lo muestra y ellos mismos lo confirman: sienten terror por lo que han escuchado hablar sobre las fronteras como Juárez.

Sin suficiente dinero o siquiera un almuerzo, ninguno de los tres tiene idea de qué es lo que sigue.
Desde que llegaron, los días los han pasado en la Catedral. Ahí, con la Fe como lo único que los impulsa a seguir, esbozan desde Juárez el plan del que carecían cuando decidieron salir de Honduras con rumbo a cualquier ciudad de Estados Unidos.
“Todo el día estamos aquí en la Catedral”, dice David. “No podemos andar tanto en la calle porque uno nunca sabe. No conocemos la ciudad. Estamos esperando alguna oportunidad. No nos hemos movido de este punto desde que llegamos”.
Conscientes de que la inestabilidad que prevalece en su natal Honduras nunca les permitiría ofrecerles a sus familias la esperanza de un mejor mañana, los tres hombres partieron de Comayagua, una ciudad ubicada a una hora y media de la capital hondureña, el 15 de enero.
Su primera parada fue Guatemala; después se dirigieron a Tabasco y luego se enfilaron en un tren a Ciudad Juárez.
Los tres aseguran que esta es la primera vez que van a cruzar la frontera, pero, en el caso de uno, las circunstancias que su relato revela –y que luego él admite– dicen lo contrario.
Después de recorrer una gran parte de la geografía mexicana, los hondureños llegaron a la ciudad el lunes. Ramón Alfredo y Jason Alejandro arribaron con la incertidumbre de conocer una tierra que nunca habían pisado; David, con la seguridad de que ya la había visitado.
Mientras cuenta su historia con el fin de que alguna persona los pueda ayudar, este hombre recuerda los asaltos que sufrieron y las intimidaciones de las que fueron víctimas en el trayecto. 
Pero, aunque todos afirman conocer la dura postura del presidente Donald Trump, al mismo tiempo insisten en que no darán marcha atrás a su viaje. Están a unos cuantos metros del país donde van a cumplir su promesa y, consideran, regresar sólo sería haber desperdiciado el tiempo.

Escapan a ‘impuestos de guerra’
Los testimonios de David, de 24 años; Ramón Alfredo, de 32, y Jason Alejandro, de 18, permiten advertir los motivos de este viaje. “La vida allá es pesada”, admite el primero. “Cobran ‘impuestos de guerra’. Si ponen una tienda, hay personas que te van a cobrar semanalmente. Lo obligan a uno a meterse a los maras. Si no quiere, lo matan con todo y familia”.
Las extorsiones que llevan a cabo las pandillas en Honduras, son un mal que consideran mucho mayor que la simple deriva en la que ahora se encuentran.
A pesar del desfavorable escenario que avizoran, los hondureños depositan toda su esperanza en Dios. “Nos han contado que las fronteras son peligrosas, igual Juárez... Pero aquí estamos, teniendo fe en Dios que no nos pase nada”, dice David.
faguilar@redaccion.diario.com.mx 

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