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Al sonido del caracol y los tambores…

Karen Cano/
El Diario

2017-03-19

Con un saludo a los cuatro puntos cardinales, y la visualización personal de una siembra de propósitos bajo los rayos del sol, ayer culminó la décimo tercera edición del Festival del Sol, realizado cada año en esta frontera.

Al sonido del caracol y los tambores, decenas de personas realizaron este ritual, dirigido por representantes de las etnias mazahua y otomí; al interior de las instalaciones del Museo de Arqueología del parque de El Chamizal.
Ignacio Fausto Ojeda, coordinador general del festival, indicó que el recibimiento del equinoccio es como el Año Nuevo de los indígenas, para quienes la fecha marca el inicio del ciclo del trabajo anual.
“Se aprovecha para cargarse de energía nueva, y así empezar bien el año, toda esta energía debe durar hasta el siguiente año”, explicó.
Mencionó que cada vez se logra posicionar más el festival, como una opción para las personas que gustan de las tradiciones mexicanas, y ancestrales.
“El objetivo principal es ese, que nos juntemos a practicar la mexicanidad de la mano de los indígenas, quienes son los portadores de estos ritos, de las tradiciones que hacen bien en compartirnos”, explicó.
El ritual consiste en un círculo de personas que visten ropa blanca y se posicionan bajo el sol al mediodía.
Así, saludan con las manos extendidas en varias direcciones: Al este, que es donde sale el sol; al sur, que es el lugar donde el astro se posiciona más alto; al oeste, donde el sol muere y representa la introspección del ser humano; al norte, que representa el misterio de la vida; arriba que es la conexión con el ser superior; abajo, para agradecer a la madre naturaleza, y finalmente al corazón, donde el individuo hace contacto con su propia esencia.
Al final, el representante de la etnia de Los Navajos, pidió a las personas que cerraran los ojos y visualizaran dentro de sí aquello que querían realizar este año, y que lo vieran crecer.
Con esto se consagra el resto del festival, donde cada etnia hace gala de sus bailes, platillos y artesanías.
Para quienes aún no han vivido la experiencia, Frausto recomendó estar al pendiente en emisiones futuras, pues cada año se procura traer cosas diferentes, que se añadan al ritual de inicio de primavera, que es la actividad central del festival. (Karen Cano /El Diario)

kcano@redaccion.diario.com.mx 

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