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Narra maltrato a migrantes en centros de detención

Alicia Fernández/
El Diario

2017-03-15

A punto de ser deportado, Reveriano Madrigal Valencia fue a recoger su ropa, donde además tenía guardado dinero. Le dieron su vestimenta pero su efectivo no y al reclamarlo recibió una serie de insultos y amenazas por parte del agente del centro de detención estadounidense.
“Cállese puto, me dijo así cerquitita, cállese porque lo ‘madreo’ ahorita”, recordó.
Originario del municipio de Aquila, Michoacán, el hombre de 61 años buscó pedir asilo político por problemas asociados a la violencia en uno de los puentes internacionales de esta frontera con Estados Unidos.
“Me encerraron, para el 17 de este mes cumplo tres meses, pero llegué aquí ayer, me echaron fuera”, narró.
Luego de un mes de detención, su estómago no resistió la comida americana y empezó a tener padecimientos. “Malo, malísimo, y a no hacerme caso para nada, entonces ya me tomaron muestras de sangre y pues sí salí malo.”
Dijo que le dieron unas pastillas pero que no le hicieron efecto, por lo que solicitó una ayuda de un especialista que nunca llegó y quedo ahí “sufriéndole y sufriéndole”.
A los dos meses de su estancia, dijo que le entregaron en un sobre amarillo algunas carteras de pastillas, sin prescripción médica, “como echarle una carga a un burro, eso no está bien del gobierno, está abusando mucho de los mexicanos”.
Otra de las situaciones que presenció en el ‘gallinero’, como le llamaba el grupo de migrantes al lugar donde estaban, fue el desvanecimiento de un brasileño, quien cayó rendido de dolor en el estómago en el suelo.
Recordó que en el lugar había botones para alertar por emergencias y que en ese espacio había alrededor de 15 compañeros, también de Brasil, y ninguno se atrevió a tocar al enfermo, hasta que uno de los mexicanos lo hizo y llegaron los agentes.
“Le ‘puchó’ a la alarma se vinieron pero bravos, se lo llevaron y le quitaron la alarma y al ratito llegan los guardias, bravísimos -¿Quién pitó la alarma? Voy a ver en las cámaras y al que haya salido, ahí se va a ver bien, me lo voy a llevar al hoyo”, describió.
Explicó que “el hoyo” es un pozo grande en el centro de detención de Sierra Blanca con una tapadera donde las personas pueden permanecer hasta 20 días.
Madrigal Valencia dijo que pasó una temporada invernal muy fría, donde en ocasiones no servían los calentones y tener más de las dos cobijas reglamentarias les era prohibido y hasta penado.
De acuerdo con archivos periodísticos, el centro ‘West Texas Detention Facility’, con dirección 401 South Vaquero Avenue, en Sierra Blanca, a unas 88 millas (141 kilómetros) al este de El Paso, cuenta con antecedentes de abusos y tratos inhumanos contra los detenidos.
El 15 de marzo de 2016 una persona identificada como Efraín Chávez interpuso una denuncia formal ante la corte federal por el trato recibido en ese lugar.
Los abogados de Chávez aseguraron que éste y sus compañeros en el centro de detención fueron abusados verbalmente y que sus necesidades básicas fueron ignoradas, ya que incluso los hicieron defecar en bolsas de plástico.
De acuerdo con la organización Derechos Humanos Integrales en Acción (DHIA), algunas de las condiciones que padecen los detenidos en los centros son el aislamiento, comida fría, mujeres que tienen su período menstrual con poco acceso a medidas sanitarias y revisiones extremas, así como encadenamiento.
“Continúan la cuestión de las ‘hieleras’, que son estos centros de corta estancia donde las personas pasan máximo 72 horas, donde no hay acceso a regaderas, donde no hay acceso a comida caliente, simplemente lo que reciben es un ‘snack’”, comentó Blanca Navarrete, de DHIA.
“Cuando las personas van a ir al juez les hacen revisiones de cavidades y luego cuando vuelven al centro de detención los vuelven a revisar, para nosotros es una situación extremadamente absurda, porque todo el tiempo están encadenados de pies, manos y cintura”, expresó.
Comentó que los migrantes se siguen quejando de firmar documentos sin saber el contenido, de desconocer la modalidad de la expulsión, si hay un castigo y que regresan a México, la mayoría de las veces, sin un documento que muestre todo el proceso migratorio que enfrentaron, lo que indica, corresponde a una violación al debido proceso.

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