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Y el pavimento llegó… casi 4 décadas después

Fernando Aguilar/
El Diario

2017-03-08

A Guadalupe Pulgarín le gusta vivir en el cerro porque ahí, bajo los cálidos rayos del sol, rodeada de sus vecinos a quienes conoce a la perfección, el único sonido que escucha es el que hacen los pájaros que se paran sobre los cables de la energía eléctrica.

Nada de autos, camiones de carga ni alborotos de ningún tipo, explica la mujer de 62 años convencida de que la irregular topografía sobre la que fincó su hogar en la colonia Puerto La Paz –en el extremo norponiente de la ciudad– es la que ofrece la vida más apacible de toda la mancha urbana.
“Aquí no había nada más que puras lomas”, cuenta mientras deja de sacar la tierra de su patio con una escoba y accede a conversar. “A mí me gustó el terreno y yo así me puse a vivir en un cuarto arriba de la loma. Me gusta esta colonia porque he vivido muy pacíficamente aquí”. 
Guadalupe, empleada de maquiladora, reside en ese lugar desde que hace 38 años llegó con su esposo a poblar el monte y a dotarlo irregularmente de servicios públicos.
Su historia es como muchas otras que escribieron los habitantes del poniente que se apropiaron de un terreno invadiéndolo, razón por la que hoy no tienen certeza jurídica sobre su patrimonio, construido en zonas de riesgo.
Sin embargo, casi cuatro décadas transcurrieron antes de que la calle Ensenada, donde edificó su vivienda, empezara a ser pavimentada y dotada de elementos de seguridad para proteger a los vecinos del profundo barranco frente a la propiedad de Guadalupe.
Desde hace más de un mes, cuadrillas de trabajadores llevan a cabo una serie de diligencias en un tramo de difícil acceso que se localiza entre las calles Manuel Acuña y Francisco Sarabia.
Se trata de obras que representan un costo de 4 millones 368 mil 123 pesos que el Municipio ejecuta del Fondo de Infraestructura Social Municipal, dio a conocer Gerardo Silva Márquez, director de Obras Públicas.
Los trabajos, reveló esa dependencia, registran hasta el momento un avance del 36 por ciento y deberán estar terminados a finales de abril.
“Ya nos tenían muchos años olvidados aquí con el camino de tierra”, dice Guadalupe. “Se abre un arroyo aquí y corre el agua para abajo. Se mete para adentro de las casas y es horrible. Cuando hace viento, la tierra muy fuerte se levanta. El viento trae enfermedades, afecta a la respiración”.
Puerto La Paz es una colonia en la que varios de sus asentamientos humanos conviven diariamente con el peligro al presentar problemas de estabilidad geotécnica.
Datos del Atlas de Riesgos Naturales elaborado por el Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP) muestran que, hasta 2015, al menos 62 viviendas ahí construidas estaban en riesgo de deslizamiento por la inestabilidad de los taludes.
A pesar de este panorama, asentados entre el caprichoso relieve que ensucia los zapatos, los colonos de Puerto La Paz como Guadalupe y como Mayra Solís recibieron con agrado la propuesta de las autoridades y afirman sentirse, por fin, “ciudadanos” de Juárez.
Para Mayra, dedicada enteramente a su hogar, la noticia viene a aligerar las tareas que hasta ahora se ve obligada a realizar cada que la lluvia forma corrientes de agua que bajan a gran velocidad por la calle Ensenada.
“Espero que vaya a quedar mucho mejor, porque yo tengo que estar quitando la tierra cada sábado. Baja bastante y más cuando llueve. Se baja todo el terregal de arriba. El agua baja del cerro y da la vuelta, así que se forma un hoyo por aquí y ya no pasan los carros”, comenta.  (Fernando Aguilar / El Diario)

faguilar@redaccion.diario.com.mx

 

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