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En segundos, despertó de su sueño americano

Alicia Fernández/
El Diario

2017-03-06

A los 19 años despertó del sueño americano de manera súbita y realizarlo en Ciudad Juárez no le interesa. Es la historia de una mexicana que fue deportada de Estados Unidos, luego de pasar cinco meses encerrada en un centro de detención.
Llegó a esta ciudad en medio de la confusión y sin saber qué hacer. “Me aconsejaron quedarme para buscar dónde vivir y agarrar un trabajo, yo opino que Oaxaca es menos peligroso y acá, lo que me han dicho es que hay mucha violencia, secuestran a personas y así, no me gustaría”, dijo López, como pidió ser identificada.
En Oaxaca –de donde es originaria– tenía un trabajo en un restaurante, “sí hay trabajo pero pagan muy poco”, expresó, por lo que consiguió un préstamo con el que vino a Ciudad Juárez y al lado de una amiga, emprendió la travesía hace seis meses.
Cada una pagó mil 300 dólares –25 mil 64 pesos– a una banda de “polleros”, con lo que recibieron una identificación americana para intentar cruzar por el Puente Internacional Paso del Norte (Santa Fe), pero no resultó.
“Me dijeron que iba a estar muy fácil, que en 15 minutos íbamos a estar del otro lado, nada más caminando por el puente; nos engañaron”, expresó con decepción.
Al momento de verse frente al inspector no pudo sostener la mentira, “se lo enseñé y el oficial me dijo que la persona que estaba en la ‘ID’ no se parecía mucho a mí y me empezaba a hacer preguntas y pues le dije que no era mía. Me pasaron a la oficina, de ahí me llevaron ‘al Paso’ y de ahí a Sierra Blanca, donde estuve un tiempo”, dijo.
En el dormitorio F1 del centro de detención en el que estuvo, pasó meses. “El juez nos dijo a mí y a mi amiga que lo que hicimos es una burla para Estados Unidos, presentando la ‘ID’ que no era de nosotras nos dijeron que no está bien, que era una felonía”, expresó.
Mencionó que el centro de detención estaba lleno. “En donde yo estaba, casi todos los días llegaban muchos ilegales, deportados o que intentaban cruzar, de Honduras, Guatemala y El Salvador, había un cuarto donde había 60 personas ó 70, en el dormitorio, le decían el kilo”, recordó.
A pesar de todas las personas en los centros de detención, a ella la deportaron sola, “vinieron por mí a Sierra Blanca como a las seis, de ahí me llevaron ‘al Paso’, me hicieron preguntas, me tuvieron toda la tarde, me explicaron que no podía entrar a Estados Unidos por 5 años. Ahí firmé mi deportación y ya, pero estaba sola”.
Mencionó que los días en el centro corrían lento, comía salchicha, “hot dogs”, salami, espagueti, todo sin sal; avena simple, comida que probablemente no alimentaba de manera nutritiva al bebé que espera; tiene cinco meses de embarazo, los mismos que estuvo en el centro, pero prefiere no hablar de eso.
“Ya lo que quería era que me deportaran, yo nunca había estado en una detención en una cárcel así en México”, externó.
Al momento, las deportaciones de mexicanos no han sobrepasado los límites del promedio regular, que de acuerdo con las estadísticas del Instituto Nacional de Migración (INM), en enero se repatriaron 529 personas; el año pasado en el mismo mes las cifras oficiales indican que fueron 511.
El número de mexicanos deportados en febrero está por definirse, sin embargo muy pocos repatriados llegaron a la Casa del Migrante o a las oficinas de Derechos Humanos, lo que preocupa a los representantes de ambos organismos.
“¿Será que los irán a mandar a todos en conjunto?”, se preguntó el padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante.
Mientras tanto las declaraciones del presidente Donald Trump mantienen a las organizaciones en pro de los migrantes a la expectativa de lo que sucederá en los próximos meses, comentó el padre.

afernandez@redaccion.diario.com.mx

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