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Cierra sus alas la niña con piel de mariposa

Fernando Aguilar/
El Diario

2017-03-06

El domingo por la mañana Milagros tenía mucha hambre, recuerda su abuela María del Carmen. La niña, le dijo, quería probar un trago de leche. Ella le pidió permiso al médico, mandó comprarle a su nieta lo que pedía y esa tarde prácticamente se despidió de ella.

“Batallaba para hablar. No se le entendía. Teníamos que prestarle mucha atención para saber qué decía, hasta la noche del domingo su corazoncito ya no soportó más”, cuenta María del Carmen al acordarse de las últimas palabras que le dijo antes de fallecer en el hospital.
Milagros Méndez Vargas era una adolescente de 14 años que padecía epidermólisis bullosa, un trastorno congénito de la piel referido también como ‘piel de mariposa’.
A decir de su familia, su historia siempre estuvo marcada por el dolor con el que debió aprender a convivir. Las ampollas, úlceras y heridas que laceraban su piel la obligaron a estar vendada de forma permanente, hasta que una neumonía la condujo hacia la antesala de su muerte.
Después de este desenlace tan inesperado para todos ellos, María del Carmen recurre con desesperación al auxilio de la ciudadanía para solventar los gastos del funeral, por lo que quien desee ayudar puede llamarle a su celular (656) 203-8752.
“Fue una cosa tan repentina”, dice la mujer sin poder asimilarlo todavía. “Fue una cosa tan rápida. La llevé al Seguro (Social) y me dijeron que lo que le había dado era una neumonía, que su caso era muy grave”.
En algún momento, Milagros, a quien de forma cariñosa la llamaban ‘Mili’, había dicho que su sueño era estudiar la carrera de Medicina para curar a las personas que como ella sufrían el mismo padecimiento.
La forma en que fue escrita la historia de ‘Mili’ demuestra lo difícil que esta experiencia resultó no sólo para ella, sino para su abuela. La mujer mayor solía llevarla en brazos hasta la primaria y siempre se hizo cargo de ella.
“Fue un viacrucis en cuestión de que tuvo que aprender a vivir con el dolor, evitarse muchas cosas como por ejemplo andar en el sol. No podía jugar como los demás niños porque había el temor de que fuera a lastimarse. Pero Milagros, con 14 años, creció y aprendió a vivir con ese dolor”, relata María del Carmen.

Hermana padece la misma enfermedad

Con el duelo en el aire, la familia de la adolescente teme también por su hermana, Naomi, quien a sus ocho años padece la misma enfermedad.
La abuela cuenta que, como Milagros lo hacía, Naomi recibe atención médica en una asociación civil localizada en la ciudad de Monterrey.
Allá, explica, la consultan especialistas en dermatología, odontología, nutrición, psicología, gastroenterología, oftalmología y más recientemente, psicología.
“Yo tengo mucho qué agradecerle a toda la comunidad porque me han apoyado tanto”, afirma María del Carmen. “Ahorita lo único que nos está preocupando es la paga del panteón, es lo que me están pidiendo en la funeraria”. (Fernando Aguilar / El Diario)

¿Desea ayudar?
Llame al celular (656) 203-8752 con María del Carmen

faguilar@redaccion.diario.com.mx

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