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Leen y aprenden a través de sus dedos

Maricela Morones/
El Diario

2017-02-25

Una regleta metálica y un pequeño punzón son suficientes para que Mauricio Alonso Méndez comparta sus conocimientos de braille con otras personas invidentes desde hace dos años.
Actualmente apoya a más de 15 personas con discapacidad visual en las instalaciones de la Biblioteca Benito Juárez, ubicada en la calle Sevilla de la colonia San Antonio.
Mauricio está convencido de que para desarrollarse normalmente, es importante conocer un sistema de comunicación escrito y entenderlo.
En el inmueble también cuentan con más de 200 libros de literatura general escritos en braille, para despertar la pasión por la lectura.
Además se pueden encontrar textos de álgebra, cuentos infantiles y educativos, todos ordenados alfabéticamente para facilitar la búsqueda.
“Tenemos todo para que se desarrollen como cualquier persona y lo mejor es que es gratis”, refirió Alonso Méndez.
En una pequeña mesa de la biblioteca, se agrupan los alumnos y él pacientemente explica cada procedimiento, desde introducir una hoja a la máquina Perkins, hasta saber interpretar las decenas de puntos. Las tres teclas a la izquierda, tres más a la derecha y una barra de espacio, son suficientes para desarrollar la simbología necesaria.
Mauricio relató que perdió la vista hace 15 años, cuando era un adolescente de 14 años, cuando una infección invadió sus lóbulos oculares.
“Dicen que fue consecuencia de Fiebre Tifoidea por una hamburguesa que me comí; algo tan común me dejó ciego”, refiere el profesor mientras nuestros los ejemplares que tienen disponibles para lectura en braille.
Aunque en ese momento su vida cambió radicalmente, buscó la manera de ayudar a los niños, adolescentes y adultos que se encuentran en la misma situación.
Algunos de sus alumnos van desde los tres años hasta la edad adulta. “Hay madres que los traen a temprana edad y es mejor porque cuando están chicos captan todo más rápido”, expresó el instructor.
Agregó que el sistema fue creado por Louis Braille y fue aceptado en 1853 con los símbolos oficiales para las personas que carecen del sentido de la vista.
El método consta de 63 caracteres formados con las combinaciones de puntos y espacios, que permiten la lectura a los invidentes.
“Yo quiero que toda la gente que está en alguna condición similar aprenda, no por ser ciegos tenemos que limitarnos en aprender cosas”, puntualizó Mauricio. (Maricela Morones / El Diario)

mmorones@redaccion.diario.com.mx

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