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Un muro ya divide a Juárez y El Paso

Fernando Aguilar/
El Diario

2017-01-25

Aun cuando el presidente Donald Trump firmó ayer la orden ejecutiva que supone el primer paso para edificar un muro, desde hace décadas una división en la frontera convive con los habitantes de esta ciudad.

La muestra más evidente se sitúa en el área de Anapra, donde, desde los primeros días de mayo del año pasado, obreros en su mayoría mexicanos levantan una cerca de metal que, una vez que esté lista, medirá 2 kilómetros de longitud (1.2 millas).
Hasta antes del inicio de esas obras, lo que resguardaba la línea divisoria entre esa colonia y el área de Sunland Park era una cerca de alambre, que data de 1986 y que permitía a personas de México y Estados Unidos unirse en una misa binacional celebrada cada año en las inmediaciones.
Para Jesús Peña Muñoz, especialista en estudios de población e investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef), el hecho de que la promesa de construir un muro haya consternado de una forma generalizada prueba que la mayoría de la población desconoce la realidad de las ciudades fronterizas.
“La seguridad de la frontera no creció con Trump”, afirma el catedrático. “Hace mucho tiempo que hay un muro. No sé qué se imagina la gente que no está en la frontera. Hace 20 años que empezó a construirse el muro con un presidente demócrata: Bill Clinton. No era ni siquiera un republicano”.
Desde el punto de vista del académico, las decisiones que anuncia Trump no son una novedad; por el contrario, constituyen una parte más, aunque importante, de un proceso que inició hace mucho tiempo.
“Donald Trump no es el inicio de nada; es parte de un proceso que se viene dando desde hace 20 años de política antimigratoria en Estados Unidos. Hasta con Obama. Trump es un punto crítico de ese proceso que llegó a culminar en la elección de un presidente antiinmigrante. Eso tampoco es el final, ni es el pico de lo que va a haber”, sostiene.
A medida que aparecen noticias sobre las firmes acciones del presidente de Estados Unidos en ese sentido, algunos vecinos de Anapra –el asentamiento humano más próximo a la línea fronteriza en Juárez– como Ezequiel Estrada comienzan a vaticinar sobre el panorama venidero.
En su caso, el hombre, que procura mantenerse al tanto de los noticiarios, concluye que de poco serviría colocar ahí otro muro, pues, desde su experiencia como habitante de la zona y velador de un negocio cercano, los flujos de migración indocumentada descendieron considerablemente desde hace tiempo.
En un análisis que considera muchos factores, Peña Muñoz explica que esta disminución ha sido impulsada por cambios demográficos en la población mexicana y en el hecho de que la migración entre las ciudades de este país ha repuntado.
Otro ingrediente, expone, es la creciente seguridad de la que ha sido objeto la frontera desde mediados de la década de los 90.
“Ahorita ya está más calmado, pero cuando viene gente con ganas de pasar, se avientan unos por un lado y por otro. Antes yo iba y venía como si nada porque tengo unos hermanos allá. Ahorita ya está todo muy coordinado, por eso es muy difícil. Ya no conviene exponerse”, comenta Ezequiel.

faguilar@redaccion.diario.com.mx 

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