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Obesidad gana terreno entre fronterizos

Fernando Aguilar/
El Diario

2017-01-21

Acuciada por hábitos alimenticios nocivos y el sedentarismo, la obesidad es un mal que allana la salud de cada vez más personas en esta frontera al grado de que cuatro de cada 10 adultos que visitan un centro de salud para una revisión médica espontánea la padecen.
Un promedio calculado por la Jurisdicción Sanitaria II indica que el año pasado acudieron a consulta de primer nivel 13 mil 368 hombres y mujeres de entre 20 y 65 años o más.
De esta cifra, al ser sometidos a las evaluaciones de rutina, casi el 44 por ciento –alrededor de 5 mil 842– fueron hallados no con sobrepeso, sino con algún grado de obesidad.
La magnitud de este problema de salud pública, generalizado en el resto del país, es tan grande que el 14 de noviembre de 2016, la Secretaría de Salud federal emitió por primera vez una declaratoria de emergencia nacional para crear conciencia sobre la rapidez con que la epidemia avanza de la mano de la diabetes mellitus tipo 2.
Parte de lo que ha vuelto complejo el poder frenar o revertir esta creciente tendencia es que, aun cuando a simple vista parece fácil, comer de forma saludable y ejercitarse es lo más difícil de lograr, dicen especialistas.
“Aunque tenga el interés de hacerlo, a la gente se le complica por muchas razones. A veces considera que es más económico comprar algún alimento que tenga muchos carbohidratos o consumirlos porque puede ser lo más fácil. O simplemente no están acostumbrados. Hacer el hábito no es tan sencillo”, opina Leticia Chavarría Villa, directora de la Jurisdicción Sanitaria II.
La doctora considera que lo preocupante es que la dieta de la mayoría de quienes sufren de obesidad gira en torno a grandes cantidades de alimentos con contenidos calóricos altos, como aquellos que tienen muchos carbohidratos, grasas y azúcares.
Desde su punto de vista, dos factores importantes que históricamente la han favorecido son el bajo consumo de vegetales verdes y la recurrente inactividad física que prevalecen entre la población.
Es un hecho que la ausencia de verduras en un régimen propicia la obesidad y el sobrepeso porque el organismo no consume la fibra que ayuda a controlar el apetito y sentirse satisfecho, sostiene la nutrióloga Adriana Carranza Montañez, responsable de los planes alimenticios de los choferes de una empresa de transporte foráneo.
“Al consumir una dieta alta en grasas y carbohidratos, el organismo se altera y eso nos lleva a padecer una serie de enfermedades como colesterol y triglicéridos elevados y enfermedades cardiovasculares”, dice la especialista.
Los expertos coinciden en que la genética predispone a una persona a desarrollar la obesidad, pero señalan que la falta de hábitos saludables y de movimiento la disparan.
Para la nutrióloga, la tendencia que favorece el desarrollo de este mal puede observarse incluso desde el nacimiento.
Prueba de ello son, por un lado, darles fórmulas lácteas a los recién nacidos en vez de ofrecerles lactancia materia exclusiva durante los primeros seis meses de vida y, por otro, proveerles alimentos sólidos en ese mismo lapso.
“A menudo, todo esto conlleva a sobrealimentar al bebé. Así nos podemos dar cuenta de que un gran porcentaje de niños padece sobrepeso u obesidad y de que este patrón se repite al iniciar la introducción e integración de alimentación de los niños en el hogar”, expone Carranza Montañez.

Para prevenir
• Incrementar el consumo de frutas y verduras
• Preferir alimentos asados, al vapor y cocidos
• Evitar alimentos grasos y que se vean brillosos; también prescindir de aquellos capeados en harina y fritos
• Disminuir el consumo de alimentos procesados, como embutidos
• Reducir la ingesta de harinas blancas y productos de repostería
• Consumir más agua natural y menos refrescos y bebidas azucaradas
• Hacer más actividad física de lo normal: por ejemplo, caminar rápido con más frecuencia, estacionar el auto más lejos de lo acostumbrado y utilizar las escaleras en lugar del elevador

faguilar@redaccion.diario.com.mx

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