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Su paso por Juárez

Staff/
El Diario

2017-01-20

Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, líder del Cartel de Sinaloa, permaneció en el Cefereso 9 de esta ciudad, 258 días hasta que ayer que fue extraditado a los Estados Unidos en medio de un impresionante despliegue de seguridad en el centro penitenciario y en el aeropuerto.

Su llegada el pasado 7 de mayo del 2016  trastocó el tránsito en la entrada y salida de esta ciudad al instalarse seguridad desde Samalayuca hasta la Glorieta del kilómetro 20 con la participación de cientos de elementos del Ejército Mexicano y de la Policía Federal, además de que continuamente se realizaban vuelos de sobrevigilancia en helicópteros en el penal federal.
Dentro del penal, Guzmán Loera era supervisado a través de un equipo de imagen satelital.
Por todos los pasillos se instalaron cámaras y monitores, en la celda y pasillos aledaños, para mantener vigilancia visual a toda hora.
Los custodios tenían instrucciones de realizar recorridos cada determinado tiempo, para elaborar las bitácoras en torno a la estancia de “El Chapo” en el Cefereso.
Guzmán Loera se encontraba totalmente aislado de otros internos y únicamente tenían acceso con él, su abogado y su esposa, Emma Coronel.
Sus abogados informaron que su defendido era mantenido bajo el suministro de antidepresivos y en varias ocasiones denunciaron violaciones a sus derechos humanos y además continuaron con la batalla legal para impedir su extradición.
La reclusión del narcotraficante en el penal federal desató un despliegue de policías federales y elementos del Ejército Mexicano que mantenían blindado unos 30 kilómetros de la Carretera Panamericana y la entrada a dicho penal, que son casi mil metros.
Desde la Glorieta del Kilómetro 20 hasta el poblado de Samalayuca se observaban el patrullaje de seguridad conformados por agentes y militares, mientras que el acceso al Cefereso se encuentra ‘blindado’ con camionetas de ambas corporaciones, barricadas y hasta tanquetas. Militares controlaban la entrada en la carretera al Cefereso, donde sometían a revisión a todos los vehículos y un segundo control era mantenido por agentes  de la Policía Federal.
A una semana de la llegada del capo se informó que el operativo extraordinario de sobrevigilancia implementado por el traslado al Cefereso 9 de esta ciudad generó un gasto que se estima en más de 1 millón 678 mil pesos, tan sólo por concepto de sueldos de vigilantes y los primeros días de su estancia  en esta ciudad.
Esa cantidad se distribuye en los salarios de los cerca de 500 elementos, entre custodios, militares y policías federales, comisionados exclusivamente a vigilancia.
La gran mayoría de ese personal arribó a esta frontera un día antes de la llegada del narcotraficante el sábado 7 de mayo, devengando desde entonces un aproximado de 240 mil pesos diarios en conjunto, se estima al sumar los montos establecidos por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Gobernación (Segob) y la Comisión Nacional de Seguridad (CNS).

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