Local

Dan otro giro a sus manos artesanas

Alicia Fernández/
El Diario

2017-01-20

Luis Bautista aún viste su traje típico wirrárika o huichol, vende artesanías en el Parque Central Poniente, ha sido organizador de eventos culturales indígenas, sin embargo la falta de presupuesto le impidió continuar divulgando la cultura de etnias mexicanas.
Este comerciante y artesano proveniente de Jalisco ha tenido que trabajar de manera muy intensa para no tener que dejar su oficio tradicional en los quince años que tiene habitando en esta frontera.
La situación que enfrenta Luis no es única, otros indígenas artesanos han decidido dejar su oficio para vender otros productos, trabajar en casa o en la maquiladora, y sostener así a sus familias.
Luis relató que cuando llegaron, les empezó a ir bien, pero cuando el comercio cayó en todos los ámbitos, su negocio de venta de artesanías hechas por él mismo, se vino abajo y ya ni siquiera tuvo dinero para regresarse a su lugar de origen.
Narró que un compañero que ya tiene treinta años en la frontera le expresó que “ya estamos perdiendo la lengua, estamos perdiendo nuestro origen, las tradiciones y la cultura”.
“Pensando en cómo poder rescatar todo eso y mostrar a la comunidad de Ciudad Juárez, mi idea fue hacer un proyecto”, expresó.
El proyecto consistió en realizar varios festivales culturales juntando a todos los indígenas de la región para que mostraran su arte; en ese entonces recibió apoyo del Gobierno del Estado, pero desde hace seis años se acabó el presupuesto para llevarlos a cabo.
Luis se aferra a no perder este oficio y mencionó que es un gran sacrificio conservarlo y si no encuentran cómo desarrollarlo, se perderá.
“No encontrábamos dónde y quién nos ayudara para exponer nuestro producto, invitar a los extranjeros, a los turistas; al Municipio le hace mucha falta eso, no nada más cosas chinas, sino artesanales que con tanto sacrificio que venimos conservando”, dijo Luis.
Martha Cruz de la comunidad mazahuas que proviene del Estado de México y que en la ciudad representan miles de habitantes, mencionó que su típico trabajo bordado ya no se realiza porque les representa mucho tiempo; esa labor se dejó sólo para personas mayores.
“Nosotros comerciamos las cazuelas de barro, pero desgraciadamente las cosas típicas no son bien pagadas, por eso muchos dejamos de venderlos, porque la gente nos quiere dar lo que quiere, no lo que nosotros pedimos”, dijo.
Menciona que cuesta mucho trabajo su realización y al no ser bien pagadas, les resulta incosteable, ya que también tienen que sostener a sus familias, por lo que a veces prefiere comprar productos hechos que no les cueste tanto, aunque con eso se está perdiendo la tradición.
Rosalinda, gobernadora tarahumara considera que tener la oportunidad o un espacio para que puedan regresar a sus tejidos, sería ideal para ellos, ya que ahora trabajan en maquiladoras y limpiando casas.
Por lo que en conjunto han pensado en adquirir un crédito por parte de las autoridades, para que les ayude a financiar este oficio, “Que nos enseñen a caminar, a trabajar, no le pedimos más a las autoridades”, expresó Luis. (Alicia Fernández / El Diario)

afernandez@redaccion.diario.com.mx

X