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Causa chispazo explosión en vivienda

Fernando Aguilar/
El Diario

2017-01-13

La casa de Mario Alberto Mendoza todavía huele a gas, se percibe entre los escombros. El olor es intenso. Penetra en los rincones más cercanos y se agudiza en el estrecho patio exterior, donde un cilindro de 45 kilos desató el jueves una tragedia que aflige a ocho personas y sus familias.

Cuatro bomberos, tres policías municipales y Mario, un empleado de maquiladora de 30 años, sufrieron golpes y quemaduras cuando, a las 11:53 de la noche del jueves, una fuga de gas LP acumulado originó un estallido en la vivienda de la calle Armada de México, en la colonia 12 de Julio, a unos metros de la calle Barranco Azul.
Efrén Matamoros Barraza, director de Protección Civil del Municipio, explicó que los bomberos entraron en la casa para hallar la fuga, pero, antes de que pudieran hacerlo, una repentina chispa provocó la explosión.
La dependencia lleva a cabo una investigación para determinar con exactitud las causas del detonante, pero en el lugar de los hechos una versión extraoficial indica que el estallido sobrevino cuando alguien encendió la luz.
Como resultado José Sánchez Escalera, Enoc García Solís, Jaime Montes Aparicio y Luis Alberto Nesta Valdez resultaron con quemaduras de segundo grado en el rostro y en las manos.
Los agentes Santiago Neria Solís, Germán Sánchez Rodríguez y Felipe Barrio Rodríguez vivieron la misma experiencia porque, de acuerdo con las autoridades, no llevaban más que su uniforme policial puesto, lo que los hizo vulnerables al fuego.
“Los policías ingresaron con el ánimo de auxiliar; los bomberos resultaron menos afectados porque traían su equipo, mientras que los policías traían solamente el uniforme”, dijo el presidente municipal, Armando Cabada Alvídrez.
Hasta ayer por la tarde, el dueño de la casa siniestrada se recuperaba en el Centro Médico de Especialidades (CME), donde su esposa, quien resultó ilesa junto con sus dos hijos de seis y cuatro años, lo vigilaba de cerca; Mario fue declarado en condiciones críticas.
“El vecino salió quemado, pidiendo auxilio”, recordó el colono que vive al lado mientras hablaba con el suegro de Mario. “Yo lo único que hice fue tratar de quitarle lo que le quedaba de playera. Andaba desnudo, de donde su ropa se quemó totalmente”.
De los ocho lesionados, dos de los bomberos fueron dados de alta en el hospital durante el transcurso de la mañana y, hasta ayer por la tarde, los otros dos estaban fuera de peligro en Poliplaza Médica, donde también se hallaban un policía estable y otro grave en el área de cuidados intensivos.
Un tercer oficial convalecía en el área homóloga del Hospital General Regional (HGR) 66 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a la espera de ser trasladado a la clínica anterior, según informó el Municipio en un comunicado, en el que se dan a conocer los nombres sin especificar la situación de cada uno.
Las llamas dejaron un devastador escenario: la ropa, las camas de los niños, los muebles y los aparatos electrodomésticos completamente carbonizados; el techo debilitado, las paredes derribadas, los cristales de las ventanas rotos y el suelo repleto de escombro.
Mientras contaba lo que había sucedido, Raúl Sánchez Martínez recogía los cuadernos de los menores y cualquier cosa que se hubiera podido salvar. En cuclillas revelaba que, aun cuando la habitaba desde hace poco más de tres años, la familia había empezado a ampliar su casa y con esfuerzo conseguía apenas amueblarla.
“Cuando empezó la fuga, mi hija –la esposa de Mario– empezó a sacar a los niños. Si él (Mario) regresó es porque cuando llegaron los bomberos le pidieron que les dijera dónde estaba la fuga. ¡Pero cómo se ponen a meter a una persona que no anda preparada al fuego!”, reprochó el hombre. (Fernando Aguilar / El Diario)
faguilar@redaccion.diario.com.mx
 

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