Blanca Carmona/
El Diario
Decenas de familias ayer abarrotaron las instalaciones del Cereso 3 de Ciudad Juárez para llevarle a sus seres queridos una comida especial y compañía durante la Navidad.
Sin importar las bajas temperaturas, los visitantes comenzaron a llegar desde la madrugada. A las 3 de la mañana ya había varias personas en esperar de ingresar al penal ubicado en la calle Barranco Azul pero los preparativos para entrar al reclusorio iniciaron a las 8 de la mañana, al formarse dos líneas, una para las personas que están registradas y otra para quienes carecen del código.
Casi a las nueve los visitantes empezaron a entrar y los entrevistados reportaron que el avance era muy lento, dijeron que estaban tardando unas dos horas para poder ingresar.
“Queremos estar con ellos. Yo vengo con mi hermano él ya tiene cuatro años preso y vengo a verlo para que se sienta a gusto y esté tranquilo, que no piense que todo está perdido; a lo mejor cometió un delito y tiene que pagar pero estas fechas son para estar con la familia… Le traemos pierna, tortillas, queso y nomás”, contó un hombre que se dirigía al área uno del penal acompañado de los hijos de su hermano y de otros parientes.
Los visitantes llevaban tamales, pavo, salsa, guisados preparados con carne, chile con queso, pan, buñuelos, frijoles refritos, tostadas, sopa y otros alimentos en recipientes de plástico que iban adentro de bolsas de plástico transparentes.
El ánimo entre los visitantes no decayó a pesar del viento frío, mujeres, niños, bebés, jóvenes y hombres.
Una de las filas, para personas sin registro o código, llegaba casi al área que delimita las instalaciones del Cereso 3 con la Guarnición Militar y la otra hilera estaba unos metros antes del Centro Estatal de Arraigos.
Vendedores de comida y de ropa así como personas que instalan improvisados servicios de paquetería se instalaron en las inmediaciones y fueron insuficientes para atender a los clientes.
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