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Demuestran su fe con ‘meganacimiento’

Maricela Morones/
El Diario

2016-12-20

Lo que empezó como una manda continuó como una tradición. Desde hace 31 años María del Pilar Estupiñán Ávalos inició con la colocación del Nacimiento de Jesús; con el paso del tiempo se convirtió en “la mujer de las posadas” en la colonia Barrio Alto.

Recuerda que todo comenzó cuando estaba embarazada y tuvo una serie de complicaciones médicas. “Yo prometí que si mi hijo se salvaba, pondría cada año sin falta el Nacimiento del Niño Jesús y aquí sigo”, relata la mujer de 60 años de edad.
Este año, ella y su esposo Hilario Rodríguez Flores empezaron a ubicar las piezas desde hace más de un mes, “para que todo esté listo la noche del 24 de diciembre”.
Lo instalaron en la sala de su hogar, ubicado en la calle José María Arteaga número 1047 de la colonia Barrio Alto, en la zona Centro. Ahí se montan más de 300 piezas, que van desde figuras de cerámica de animales, los tres Reyes Magos, José, María embarazada y posteriormente con Jesús en brazos. Algunas piezas ya tienen 31 años formando parte del montaje.
“Fomentamos la tradición mexicana y aunque se está perdiendo nosotros tratamos de seguir, quisiéramos que la gente nos siguiera en esta actividad”, refirió Rodríguez Flores.
Dijo que desde el 16 de diciembre quedó listo el nacimiento y ese mismo día, al caer la tarde llegaron vecinos, conocidos e incluso personas del otro lado de la ciudad a conocer la tradicional representación.
Invitaron a la comunidad en general a visitar el lugar y conocer parte de la huida de José y María. Ellos abren las puertas de su casa de las 5 de la tarde hasta la medianoche.
Ninguno de los dos sabe cuánto dinero han invertido en las figuras, porque nunca lo han calculado, ya que para ellos lo importante es el valor sentimental y el seguimiento de la comunidad.
El lugar lo decoran 2 mil 800 focos navideños de diversos colores, sonidos ambientales, casi 500 kilogramos de piedra y un ligero olor a incienso. Con este acto llegan a pagar hasta 3 mil pesos de luz, pero asegura que los gastos salen con el apoyo que recibe de sus hijos.
“También se trata de convivir con la gente que viene”, menciona el hombre. Además María del Pilar encabeza las posadas de los nueve días de la zona.
“Ahí llevo un montón de chiquillos y varios adultos, vamos casa por casa pidiendo posada como lo hizo José y María”, refiere.
Ellos realizan los tradicionales calientitos, tamales, menudo, champurrado y los bolos. Todos los gastos son solventados con la pensión del hombre y un pequeño negocio que tiene la mujer.
“Nosotros tenemos mucha fe y esto lo realizamos de corazón, ojalá y a la gente le guste para que la tradición no muera”, destacó. (Maricela Morones / El Diario)

mmorones@redaccion.diario.com.mx

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