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Brotan en colonias recolectores de leña

Luz del Carmen Sosa/
El Diario

2016-12-11

María sonríe sin dificultad envuelta en un mameluco rosa. La pequeña de seis meses es sostenida con un brazo por su abuelo, de oficio velador, que usa la otra extremidad para llenar el calentón de aluminio con más leña.

El frío calaba en la parte alta de la colonia Rancho Anapra.
La zona desértica conocida como La Rinconada registraba el viernes 4 grados centígrados (39.2 grados Fahrenheit) y aunque el sol empezaba a calentar, el frío congelante estaba presente en los escasos metros cuadrados de la vivienda de madera y piso de cemento.
El abuelo carecía de recursos y no tuvo otra opción que tomar una paleta de madera que protegía y delimitaba la propiedad para poder calentar el espacio habitado por su esposa y tres nietos.
“No hay para leña, el costal de mezquite cuesta poco más de 30 pesos y no hay dinero”, soltó David Estrada Gómez, de 61 años, quien todos los días entra a trabajar a las 4 de la tarde y su jornada laboral concluye la mañana del día siguiente.
Su casa no es la única que enfrenta una adversa situación económica. En las calles cercanas se observan niños recolectando varas secas para llevar a casa y usarlas en los calentones.
Los pequeños también “pepenan” botes de aluminio que venden al kilo para comprar leña, pues “de alguna manera se tiene que calentar la casa”, dicen los menores.
Largas horas de trabajo le permiten a Estrada un ingreso de 750 pesos a la semana.
Con su salario de casi 3 mil pesos mensuales, las chamarras, cobijas, calentón de gas y un boiler para bañarse todos los días con agua caliente es un lujo inalcanzable.
Ser pobre complica la vida de David en invierno, cuando es necesario mantener una dieta balanceada y consumir cítricos para fortalecer las defensas ante las bajas temperaturas y su suelo apenas alcanza para comprar los alimentos más indispensables.
“Aquí nosotros usamos leña para el calentón y pues así nos la llevamos porque no tenemos más”, dice Rosa Isela García Peña, esposa de David y quien está a cargo del cuidado de sus tres nietos pequeños.
Cubierta con un suéter negro, el único que tiene, Rosa dice que mientras no salga de la casa todo está bien, no siente tanto frío y pues ante la falta de dinero no tiene nada que hacer en la calle. 
Desde lo alto del cerro el cristal de una de las ventanas permite ver el humo blanco que emanan cientos de los calentones “hechizos” instalados en las casas de esta colonia que colinda con Sunland Park, Nuevo México, donde el uso de las chimeneas es común en las residencias de tres a cuatro recámaras.
La familia Estrada García adquirió el calentón en abonos en una de las ferreterías de la colonia, mientras que la leña la saca de los pallets de madera que forman la protección de la casa.
Su casa cuenta con una parrilla donde Rosa guisa, un viejo sillón donde sienta a sus tres nietos y una mesa que usan para comer. Se observa un refrigerador, pero está vacío.
En la parte de atrás hay una recámara con un viejo colchón y una cómoda donde guardan la poca ropa que poseen.
Juárez enfrenta temperaturas congelantes y muchos hogares carecen de lo más indispensable para sobrellevar el frío, se observó en el recorrido realizado por El Diario al norponiente de la ciudad.
Si usted desea ayudar a esta familia se puede comunicar al teléfono (656) 414 3651 con Rosa Isela o su esposo David. (Luz del Carmen Sosa /El Diario)

lsosa@redaccion.diario.com.mx

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