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El juarense que lo desafió en partida de ajedrez

Horacio Carrasco/
El Diario

2016-11-26

El cronista de la ciudad, Filiberto Terrazas Sánchez, recuerda cuando jugó un partido de ajedrez con el comandante Fidel Castro Ruz, el padre de la Revolución Cubana.
Dice que fue en representación de México a una olimpiada mundial de ajedrez, el 25 de octubre de 1956, que se realizó en La Habana, en el hotel Habana Libre que había sido el Habana Hilton.
“Llegamos, nos ofrecieron una cena donde estaban los representantes de 52 naciones y repentinamente apareció Fidel Castro y dio un discurso de bienvenida”, agrega.
Expresa que ya había bebido algunos vasos de ron y entonces su amigo Alfredo Iglesias le dijo: “¡Contéstale!”, en referencia al discurso de bienvenida y entonces “ya inspirado, me paré y dije…”
“En esta noche de gala en que la más selecta intelectualidad ajedrecística se encuentra reunida, y que lo mismo agrupa a gentes llegadas de las heladas estepas de Pushkin y Dostoyevski, que de la Alemania de Goethe o la Unión Americana de Lincoln, o la Argentina de José Ingenieros, a mí me da mucho gusto estar en esta esmeralda del Caribe”, recuerda.
Y continuó: “Quiero relatar una anécdota del país del cual provengo. Cuentan los anales aztecas que, venido de oriente, un hombre blanco y barbado vino a implantar una nueva doctrina social. En esta noche de gala yo quiero brindar por el Quetzalcóatl de Cuba: Fidel’ y ¡Ups!, se pararon todos, aplaudieron y brindamos”, agrega.
Informa que al rato llegaron dos milicianos y lo invitaron a la mesa de Fidel Castro, quien quería saludarlo, y al acudir, aquel “se paró y me dio un abrazo, me sentó junto con él y estuvimos platicando”.
Habían pasado apenas siete años de que se logró la revolución, la cual se ganó en 1959, comenta.
Recuerda que los trataron “a cuerpo de rey”, pues los alojaron en un hotel de cinco estrellas que fue construido por Hilton y era el mejor de Cuba.
Expresa que Fidel se portó muy amable, inteligente y simpático, entonces Filiberto le dio un saludo muy especial de parte del general Lázaro Cárdenas, a quien “había visto unos días antes porque fue amigo de mi papá”.
Y entonces Fidel Castro le dijo: “México es mi segunda patria”, pero eso “me lo dijo a mí cuando estuvimos platicando”, añade.
También le informó que admiraba mucho la Revolución Mexicana y que había leído bastante sobre ella, continúa.
Filiberto Terrazas dice que le pidió a su amigo Simón Delgado que rápidamente fuera al cuarto de hotel y le trajera un libro de Kukulkán que allí tenía.
Su compañero cumplió rápidamente el encargo y le llevó el libro, entonces “se lo regalé a Fidel” inclusive pidió que se lo dedicara, agrega.
Fidel le dijo que había leído otro libro sobre el mismo tema que se llama “Visión de los Vencidos”, recuerda.
“Es una costumbre que el jefe de estado anfitrión juegue una partido simbólica con el campeón del mundo, que entonces era Tigrán Vartánovich Petrosián y este se presentó esperando que lo llamaran”, informa.
Pero entonces Fidel Castro llamó a Filiberto Terrazas, le pidió que se sentara al tablero y que empezara la partida con piezas blancas.
“Yo estaba con una preocupación tremenda, dije ‘regresando a Juárez me van a quitar el pasaporte los gringos’, pues estaba en la boca del lobo con los comunistas, acababa de pasar la tensión terrible del problema de Cuba con los misiles soviéticos”, expresa.
Empezó el partido y Fidel se equivocó, iba a perder un caballo pero antes de que Terrazas lo tomara, mete la mano Tigrán Petrosián, campeón del mundo y le corrige la jugada, dice.
“Entonces yo aprovecho la oportunidad para decirle: ‘Oye, Fidel, ya los rusos te están ayudando, déjame pedirle ayuda a los gringos’, pues estaba atrás de mí Bobby Fisher, el futuro campeón del mundo”, agrega.
“Me dejé ganar, acababa de perder un caballo, pensé no voy a dejar que quede en ridículo, me están haciendo el honor de mi vida, un jefe de estado me invita a mí a inaugurar un campeonato mundial de ajedrez “la primera vez que un mexicano inaugura un campeonato mundial de ajedrez”, entonces maniobré allí inteligentemente para que él me diera mate”, expresa.
“Estaba feliz Fidel, le regalé el libro y lo dejé ganar la partida”, informa.
“Fue un honor el que me hicieron a mí, a México en primer lugar, además la foto y la partida se han publicado en todo el mundo, está en el internet, en muchos idiomas”, expresa.
Dice que le sorprendió mucho la popularidad que Fidel Castro Tenía en su pueblo.
Y hubo algo que lo sorprendió más: Después del torneo les ofrecieron otro banquete, ahora de despedida y Fidel nuevamente lo llamó a su mesa y le comentó el libro de ‘p’ a ‘pa’, pues ya lo había leído completo, agrega.
Muchos años después, en marzo del 2002, en el marco de la Cumbre Extraordinaria de las Américas en Monterrey, el presidente Vicente Fox prácticamente “corrió” a Fidel al decirle “comes y te vas”, en una entrevista telefónica, informa.
“Yo le mandé un telegrama a Fidel y le puse: ‘Alma de México está contigo’, y unos días después, una semana y media más o menos, me envió una tarjeta con su firma, original, donde me agradecía mucho la atención que había tenido con él”, expresa.
Allí escribió que “me quería invitar a un torneo internacional de ajedrez, posteriormente”, pero la invitación ya no llegó.

hcarrasco@redaccion.diario.com.mx

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