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El Diario
El crimen de tres integrantes de una familia —el padre y sus dos hijas— conmocionó a la comunidad al ser considerado como de alto impacto durante el 2008, el cual concluyó con más de mil 600 asesinatos en esta ciudad.
En diferentes ataques fueron asesinados Francisco María Sagredo Villarreal, de 69 años, y sus hijas Cinthia Judith Sagredo Escobedo, Ruth Sagredo Velasco y además Roberto Martínez.
La primera víctima fue el abogado Sagredo Villarreal el 3 de octubre en la sala de su casa en el fraccionamiento Córdova-Américas y frente a su familia.
En esa ocasión, la Fiscalía General del Estado informó que un grupo de hombres, que vestía uniforme militar, ingresó a la vivienda y el patriarca de la familia trató de poner a salvo a sus seres queridos.
Sagredo Villarreal también era propietario de una casa de huéspedes que manejaba su hija Cinthia e integrante del grupo denominado La Renata.
Los hombres le exigieron que se tirara al piso, pero él les explicó que no podía porque estaba recién operado del corazón. Sólo eso alcanzó a decir porque los asesinos dispararon en su contra y lo mataron.
El fallecido fue el creador del letrero que citaba: “Se prohíbe tirar cadáveres o basura. ¡Multa! la polesía” y que exhibía desde el techo de su casa cansado de que arrojaran cuerpos en la calle Río Champotón, en el fraccionamiento Córdova Américas, según documentó El Diario.
Su hija, Cinthia, fue la segunda víctima asesinada el 20 de noviembre del mismo año, en la casa de huéspedes la posada San Nicolás, ubicada en la calle Río Champotón, propiedad de la familia.
Dos días después hombres armados interceptaron sobre el bulevar Cuatro Siglos al cortejo fúnebre que seguía la carroza donde era trasladado el cuerpo de Cinthia Judith Sagredo Escobedo.
Los sicarios se dirigieron específicamente a la pareja que viajaba a bordo de un vehículo Kia Amanti modelo 2004, azul cielo, cuatro puertas con matrículas de circulación 136R, la unidad portaba un distintivo con la leyenda adicional Armed Force Veterans.
Roberto Martínez conducía el carro y Ruth Velasco iba de copiloto, ambos fallecieron al ser acribillados con un fusil de asalto calibre 7.62 x 39.