Maricela Morones/
El Diario
A sus 13 años, Abigail Chairez ha empezado a planear su fiesta de quinceañera, un vestido rosa, música y muchas fotografías para el recuerdo.
Pero todos los días la desesperación y la depresión la acechan, sus múltiples enfermedades la mantienen en cama la mayor parte del día.
Lleva 12 operaciones, le han extraído un riñón y ahora requiere sondas, gazas y jeringas de 100 mililitros para que le realicen las curaciones.
Marisela Helguera, madre de la menor, explica que el Seguro Popular ya no cubrirá los gastos por las próximas intervenciones quirúrgicas.
Platica que su hija era atendida en el Hospital Infantil de Especialidades (Hies) porque al iniciar la pasada administración el exgobernador, César Duarte Jáquez, le firmó una carta que permitía la cobertura total.
“Ya no me la van a querer atender”, menciona desesperada.
Otra de los padecimientos es Espalda Bifida y tampoco lo cubre el Seguro Popular, único servicio médico con el que cuenta la paciente.
Al solicitar información sobre los cuadros de cobertura de este beneficio, no se pudo contactar a la vocera, Linda Sepúlveda.
La adolescente utiliza 150 sondas a la semana con un costo por unidad de 50 pesos y aunque el doctor recomendó drenar la orina cada tres horas, ella requiere este procedimiento por lo menos cada media hora.
Además necesita de por lo menos una caja de gazas para curación por semana cuyo precio oscila entre los 250 a 300 pesos.
En cada intervención, Abigail se muestra más cansada y molesta, desea ir a la escuela, empezar a estudiar la secundaria, tener amigas y salir de pasear.
Relata que algunas de las intervenciones quirúrgicas han sido para cortar parte del intestino y conectarlo a la vejiga.
“Le harán las operaciones que sean necesarias, hacemos todo lo posible para que ella viva de la mejor manera”, comenta mientras acomoda la sonda en la menor.
Pero la desesperación se hace presente, al no saber cómo cubrirán las consultas de 350 pesos, el medicamento y las próximas operaciones.
Los padres de Abigail, venden dulces, venden ropa de segunda mano y en ocasiones la mujer hace tortillas de harina.
“Yo solamente quiero que me la atiendan, asegurarle atención médica”, concluyó la madre. (Maricela Morones)
mmorones@redaccion.diario.com.mx