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Da Juárez refugio a 4 ligres

Luz del Carmen Sosa/
El Diario

2016-10-05

Su mirada orgullosa se posa sobre los cuatro ligres de suave pelaje y enormes patas. Néstor Maturana, su propietario, ayudó a la madre en la labor de parto y se encargó de alimentarlos cuando la tigresa se negó a alimentarlos.
“Yo los tomé en mis brazos y les di tetera a cada uno, los tuve abrazados y los cuidé desde entonces, para ellos yo soy su mamá y para mil ellos son mis hijos”, dice el cuidador y entrenador de origen chileno, dueño de los peculiares ejemplares producto de la cruza entre un león y una tigresa.
Néstor Maturana narra que su padre y abuelo eran entrenadores de animales silvestres para  circo y desde los 15 años los acompañaba siempre.
“Yo siempre trabajé animales de otros, estaba trabajando en Estados Unidos y me gustaba estar con los animales. Mi abuelo era alemán y tenía el método de gratificación, así me di cuenta que los animales aprenden más cuando reciben una recompensa que forzarlo”, dice el domador.
Cuidar ejemplares ajenos le resultaba doloroso, porque se encariñaba con ellos y por diversas circunstancias posteriormente se separaba de ellos.
En una ocasión se presentó la oportunidad de tener su propia tigresa, la que mantenía en un espacio muy amplio en Matamoros, Tamaulipas.
“Un amigo me encargó a su león y ya no regresó por él, después me lo regaló porque ya no lo podía cuidar y me entregó los papeles”, recuerda Néstor. El león y la tigresa cohabitaron y luego la naturaleza hizo su parte.
Néstor supo que su mascota estaba preñada y empezó a cuidarla con mayor esmero.
“Yo no me imaginé que fuera a tener una camada de cinco cachorros, solo uno no se logró y el último nació muy grande, yo sentí que la mamá me agradeció cuando la ayudé a expulsarlo”, dice entre risas.
A partir de ese momento empezó la relación fraternal entre hombre y ligres. Los cachorros empezaron a ser entrenados para un espectáculo circense donde la madre brincaba por encima de ellos.
“Era un espectáculo único”, recuerda el entrenador que quedó sin empleo cuando en México entró en vigor la Ley General de Vida Silvestre y prohíbe el uso de animales salvajes en los espectáculos circenses.
Entonces decidió quedarse con un amigo en la ciudad de Camargo, Chihuahua, donde vivieron poco más de un año. Anteriormente había conocido a Porfirio Silva, uno de los encargados del zoológico San Jorge de esta ciudad, quien le ofreció el espacio para los ligres con la intención de que los niños fronterizos conozcan a estos ejemplares, de los que sólo hay 12 en el mundo.
Desde hace una semana, Juárez  cuenta con nuevos visitantes que tienen un peso de casi 400 kilos y comen más de 12 kilos de carne al día cada uno. Por haber nacido en cautiverio y en contacto permanente con humanos son pacíficos y amigables.
El zoológico anunció que permanecerá abierto durante todo el año, para que los niños puedan conocer las diversas especies que alberga este centro recreativo.

lsosa@redaccion.diario.com.mx

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