Maricela Morones/
El Diario
La inclusión es por lo que siempre luchan las maestras y padres de niños con alguna discapacidad.
Elías Limones, tiene 14 años y padece el síndrome de Apert, a pesar de ser un niño extrovertido y social, su condición lo vuelve blanco de burlas y señalamientos.
Esta enfermedad se caracteriza por causar malformaciones en rostro y extremidades desde el nacimiento, además genera perturbaciones en el desarrollo del cráneo.
Ayer, él junto con otros 33 menores con diversas discapacidades participó en una visita guiada en el Museo Interactivo La Rodadora y aprendieron diversos valores para mejorar la inserción con la comunidad.
Xóchitl Beltrán, es una de las maestras de estos infantes y explica que lo primordial es que ellos se desenvuelvan e interactúen con otros niños.
Ellos pertenecen a la Secundaria del Magisterio, en donde se trabaja bajo el programa de Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (Usaer).
Este plantel está ubicado en la colonia Tierra y Libertad, al sur de la ciudad.
“En el museo ellos se pueden explayar y ser ellos mismos, aquí nadie los hace menos o los ve mal, como pasa en otros lugares”, menciona la docente.
El alumno comenta que constantemente es víctima de burlas por otras personas en la calle, sin embargo ha aprendido a lidiar con esos insultos.
“Mi mamá me dice que no les debo de decir nada, por eso yo mejor los ignoro”, explica el estudiante.
Con esta visita, explica que además tuvieron la oportunidad de acceder al área de Paleontologías, conocer el proceso del agua, de los eclipses, la historia del origen de la vida, entre otras exposiciones del museo.
“Lo que queremos es que ellos se sientan parte de nuestro entorno y también enseñar a los demás niños a respetarlos”, indica.
También platica que en el plantel ya existe un ambiente de inclusión y los adolescentes con alguna discapacidad tratan de unirse a las actividades tanto educativas, deportivas y culturales.
Mientras tanto, los demás estudiantes los tratan de manera normal y los apoyan cuando tienen algún tipo de dificultad.
Los integrantes de este grupo de visitantes tienen enfermedades como retraso mental, autismo, déficit de atención e hiperactividad.
Aunque la adaptación ha sido complicada y a veces no se logra al 100 por ciento, sí han logrado una mayor inclusión entre los compañeros y apoyados con las actividades didácticas que ofrece el museo.
mmorones@redaccion.diario.com.mx
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