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Conviven estudiantes con infantes de la Ciudad del Niño

Luz del Carmen Sosa
El Diario

2016-10-02

En un domingo cualquiera, un año atrás, este grupo de mujeres estaría descansando en casa. Hoy 500 mujeres se los 15 a los 50 años acudieron a la Ciudad del Niño a convivir con los 120 niños que radican en este albergue.
Son estudiantes del curso de asistente educativo que se imparte en los Centros Comunitarios del Gobierno Municipal, explica Sandra Hernández, quien creó e impulsó en el 2010 este programa educativo.
En ese entonces la ciudad enfrentaba la peor crisis de inseguridad y había un alto número de mujeres viudas o huérfanas.
Muchas de ellas optaron por estudiar y convertirse en personas productivas a pesar de su dolor.
Ya han egresado mil 200 mujeres como asistentes educativos y la gran mayoría está empleada.
"Hoy venimos 500 alumnas y 16 maestras a la Ciudad del Niño para que las estudiantes se sensibilicen ante la problemática actual a la que se enfrentan estos niños", dice Sandra.
Cada estudiante recabó en su colonia ropa, zapatos y útiles escolares que llevaron a los niños.
Además organizaron una feria de talleres con pintura al óleo, cuentacuentos, obras de teatro, musicales y les entregan los artículos que les donaran para su higiene personal y estudios.
Sandra Hernández, de 26 años y egresada de la licenciatura en Intervención Educativa de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), explica que la ciudad cuenta con 50 centros comunitarios diseminados en toda la
Ciudad y en 30 de ellos se imparte el curso de asistente educativo.
Cada seis meses salen los estudiantes a diferentes albergues, guarderías, asilos, estancias infantiles, centros de rehabilitación o casas de asistencia social, para convivir con las personas que en ella habitan.
Posteriormente celebran convenios y de requerir los servicios de las estudiantes se logran emplear.
El curso dura de 12 a 18 meses y tiene un costo simbólico de 50 pesos por semana y tiene validez oficial.
El 90 por ciento del estudiantado es del género femenino, en edades de los 15 a los 50 años que, de ser amas de casa, ahora estudian y han adquirido las herramientas para ser autosuficientes y prestar un servicio profesional a los grupos vulnerables en la ciudad, asegura Sandra.

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