Luz del Carmen Sosa/
El Diario
Su fe los salvó. Al menos así lo cree Margarita Padilla, quien observa los trozos calcinados del enorme eucalipto afuera del hogar que construyó de a poco en la colonia Ampliación Felipe Ángeles, al norponiente de la ciudad.
La familia Juárez Padilla asistió al servicio religioso como cada domingo y gracias a eso estaban fuera de la casa que fue alcanzada por el fuego que consumió una recicladora que por años operó en la clandestinidad.
“Estábamos en la iglesia cuando nos avisaron que se quemaba nuestra casa, corrimos pero ya no nos dejaron pasar. Estaba todo acordonado. Una sobrina sí alcanzó a entrar a la casa porque pensó que ahí estaban los niños; ella nos dijo que el incendio fue en la recicladora”, narró la mujer.
El incendio ocurrió la mañana del domingo en las instalaciones de la empresa ubicada en la calle Caballo, de la citada colonia.
Oficialmente se desconocen las causas del siniestro, ya que los especialistas del Departamento de Bomberos trabajan en el dictamen pericial, se informó en el lugar.
La casa está construida con bloques de concreto y un techo de madera. El sanitario, por la falta de drenaje, se encuentra en el exterior y resultó dañado por las llamas, lo mismo que la ropa de invierno que Margarita colocó en el exterior de la casa por la falta de espacio.
“El baño y la ropa de invierno, todo eso se nos quemó”, dice la jefa de una de las familias afectadas por el siniestro.
La entrevistada explica que la empresa que carece de registros e incumple con todo tipo de normatividad, llegó a la colonia hace tres o cuatro años.
La familia ignoraba que era clandestina y varios de sus integrantes llegaron a formar parte de la plantilla laboral, por lo que mantienen la lealtad hacia el dueño del negocio.
“Hace poco construyeron la barda que separa la recicladora de mi casa, si no, las pérdidas hubieran sido mayores”, asegura Margarita.
El dueño dialogó con la familia ese mismo domingo y les ofreció reparar los daños para evitar alguna denuncia penal. Los vecinos y trabajadores de la recicladora mantienen bajo reserva la identidad del dueño del local. (Luz del Carmen Sosa)
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