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Historia de una vocación

Maricela Morones/
El Diario

2016-09-12

Ornamentos, decenas de fotografías y pertenencias a las que alguna vez les dio vida, exponen la historia de una vocación y el legado que dejó uno de los personajes ícono de la ciudad.
Manuel Talamás Camandari fue el primer obispo en Ciudad Juárez y a quien a 11 años de su muerte se honra con una exposición que muestra su paso por esta frontera en la que duró casi 35 años.
Réplicas de fotografías del 10 de abril de 1957 muestran cuando fue notificado por Luigi Raimondi, delegado apostólico en México, que fungiría como obispo de la recién creada Diócesis juarense.
La mitra, el ornamento y el solideo originales que usó el 8 de septiembre de ese año cuando fue nombrado obispo de la sede católica local, también pueden apreciarse en la exhibición.
La muestra está en las oficinas del Obispado, ubicadas en la calle Ignacio Mejía entre Colombia y Perú, y se abre de 08:00 de la mañana a 4:00 de la tarde.
Con ella se celebra el centenario del nacimiento de Manuel Talamás Camandari y el próximo aniversario número 60 de la Diócesis local.
El corte de listón inaugural de este evento estuvo a cargo del actual obispo de la ciudad, José Guadalupe Torres Campos.
Es el presbítero, Francisco García, quien está encargado de esta actividad e invitó a la comunidad a visitar y conocer un poco más de los artículos que utiliza un obispo.
En más imágenes de la exposición se atesoran momentos únicos del obispo Talamás con diversos Papas a los que alguna vez acompañó, como a Juan XXIII; Paulo VI en 1965 y con Juan Pablo II en 1989.
De este último suceso se puede apreciar el ornamento que utilizó junto al tradicional báculo artesanal.
El obispo Manuel Talamás compartía con el sacerdocio su gusto por la escritura al sumar decenas de escritos, de los que se muestran algunos esbozos y hasta la máquina en donde los plasmaba.
En el centro de la exposición se colocó la silla o trono que utilizaba para oficiar las misas en Catedral.
Desde niño anhelaba ser sacerdote
Manuel Talamás Camandari, nació el 16 de junio de 1917, hijo de los palestinos Félix Talamás e Isabel Camandari.
Desde niño supo su misión en este mundo. A los nueve años surgió en él el anhelo de ser sacerdote y, según narró en su autobiografía titulada 'Mi vida en mosaicos', publicada en 1994, Dios se lo concedió 17 años después, cuando tenía 26 cumplidos.
Narró que cuando era niño le tocó saludar personalmente al entonces obispo Guízar y Valencia, quien tomó su mano y le dijo: “Este güerito va a ser jesuita”. Emocionado por el acontecimiento, fue a contarle a su madre, pero debido a su corta edad se confundió con las palabras del religioso y le dijo: “Mamá, el señor obispo me dijo que yo de grande voy a ser jesusita!”. Su actividad religiosa comenzó entre los ocho y nueve años, al prestar su servicio en la iglesia como monaguillo.
“Desde entonces recuerdo que mi deseo fue ser sacerdote, seguramente porque estando de monaguillo ayudaba en las misas”, señaló.

Su labor por Juárez
En abril de 1957, cuando el Papa Pío XII erigía la nueva Diócesis de Ciudad Juárez, la misma Delegación Apostólica lo llamó a tomar las riendas del catolicismo en esta frontera.
El obispo emérito fue el pilar de la Diócesis de Ciudad Juárez, pues al ser nombrado obispo el 8 de septiembre de 1957 y al ver que la Diócesis sólo contaba con 27 sacerdotes, planteó la construcción de un seminario, lo que redundó en el desarrollo y revitalización de la Iglesia aquí.
Entre las máximas satisfacciones obtenidas en su vida, indicó, fue haber sido el primer obispo de la Diócesis local. “Lo más maravilloso es la predicación, pues solamente así se convierten en heraldos de Cristo”, afirmó.
Talamás Camandari se desempeñó como obispo de Ciudad Juárez hasta 1992, año en el que cumplió 75 años de vida, edad en la que según la Santa Sede los obispos deben presentar su renuncia.

mmorones@redaccion.diario.com.mx

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