Fernando Aguilar/
El Diario
La muerte de Juan Gabriel no sólo despertó un dolor en los habitantes de esta frontera, sino que los movió a redescubrir puntos emblemáticos que guardan una relación muy estrecha con él, por su historia y por el significado que colectivamente se les ha asignado.
Ejemplos de aquello son los tributos que cientos de admiradores han estado organizando en la casa del Divo de Juárez localizada sobre la avenida 16 de Septiembre desde la tarde del domingo.
También lo son las visitas que todos ellos han hecho a la avenida Juárez para volver a mirar el mural que en honor del cantante pintó el artista Arturo Damasco y al predio donde hace muchos años abría sus puertas el emblemático bar “Noa-Noa”, que ahora alberga frente a él una placa que contiene la huella de sus manos.
Los juarenses han manifestado admiración y duelo de muchas formas: unos han acudido a todos esos sitios para llevar veladoras, otros han depositado ofrendas florales y hay quienes han entonado las melodías de Juan Gabriel a modo de homenaje.
El fallecimiento ha originado que la gente redescubra estas zonas y ello a su vez ha detonado las actividades económicas especialmente en la avenida Juárez, según coinciden comerciantes de esa vialidad del Centro, quienes han observado intensificado que el movimiento se ha intensificado y sus ventas se han incrementado.
De hecho, la tarde del martes, a lo largo de la calle podían apreciarse los productos que algunos vendedores elaboraron para ofrecérselos a quienes visitaban el antiguo lote del “Noa-Noa”, hoy convertido en un estacionamiento.
Leticia Morales, por ejemplo, suele vender zapatos y ropa en una pequeña tienda que instala casi siempre cerca del kilómetro 20, pero, como su admiración por el Divo de Juárez es tan grande y sabe que la de muchos como ella también, ahora decidió imprimir fotografías de su ídolo y venderlas.
Otros ambulantes como Christian y el hombre que atiende el local donde trabaja aprovecharon que ya vendían camisetas personalizadas a base de un aerógrafo para pintar el rostro de Juan Gabriel sobre ellas, a manera, dicen ellos, de recuerdo.
Hay quienes hicieron banderas con la imagen del rostro del Divo de Juárez y, aun cuando ya eran un producto común para ellos, se surtieron de más rosas que otros días porque los fans que visitaron el otrora “Noa-Noa” las buscaban para dejárselas ahí junto con las veladoras.
“Él formó parte de la familia mía”, dice de modo figurado María Esther Velázquez Zamora, una comerciante de la Juárez que en unos minutos movilizó a los presentes para organizar en ese punto un rosario orado por gente de todas las edades el martes por la tarde.
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