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Peluqueros fincan su vida en una cabellera

Fernando Aguilar/
El Diario

2016-08-24

Martín Gómez tenía apenas 13 años cuando comenzó a lustrar zapatos en un pequeño negocio donde además cortaban el cabello. Cada día, decenas de clientes aprovechaban la vuelta para llevar también a sus niños y recibían ambos servicios.
El muchacho observaba. Aprendía poco a poco el oficio de peluquero. Memorizaba las maniobras que sus compañeros hacían con las tijeras y, de ese modo, un día se sintió preparado.
Así empezó a cobrar un peso a quienes, además de la limpieza de su calzado, pedían corte de cabello.
Desde entonces, el hombre de 63 años abrazó el oficio que hoy comparte con 316 mil especialistas en el país, de acuerdo con datos del Inegi, de los que unos 7 mil 500 ejercen en el estado de Chihuahua y que hoy celebran su día.
Martín Gómez encontró así una actividad productiva sobre la cual fincar su vida, que a la postre, le ha permitido sostenerse económicamente.
“No había opciones”, recuerda quien consiguió su actual empleo luego de ver un anuncio en el periódico.
“Yo no era una persona preparada. Hubiera tenido que ser albañil o ayudante de albañil. Alguna cosa o la obra. Nosotros, por lo regular, no estamos estudiados. Tenemos la primaria, si mucho. Eso nos hace muy indefensos”.
El Inegi establece que en promedio, esta clase de trabajadores cuenta con 10.2 años de escolaridad, equivalentes al primer año de preparatoria o de carrera técnica con el antecedente inmediato de la secundaria.
Según el Instituto, en una proporción de 100, 85 son mujeres y, en general, la mayoría se concentran en siete estados del país: el Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Puebla y Veracruz.
Otro dato relevante es que, de cada 100, sólo cuatro tienen servicio médico, aunque en el caso de los estilistas y peluqueros subordinados y remunerados, esa cifra se eleva a 13.
Además, de acuerdo con esta fuente, quienes consagran su tiempo laboral a esta rutina ganan en promedio 32.8 pesos por hora trabajada.
“Todo el tiempo ha sido muy bueno este oficio”, confiesa Martín mientras se encarga de la cabellera de Jorge González, uno de sus clientes más antiguos. “La gente ya quisiera haberlo aprendido. Mucha gente quería saber sobre la peluquería”.
El hombre comenzó a prestar sus servicios en la Peluquería Vallarta en 1973. Tal como en aquellos años, los estilos natural oscuro y natural claro son sus dos especialidades, ampliamente solicitadas por los que frecuentan el establecimiento.
Acompañado de una decena de carteles de Marilyn Monroe, cuatro espejos y sus compañeros Isaac y Juan, Martín las ejecuta en ese local ubicado en la avenida Hermanos Escobar.
Fue su vecino, el dueño del primer negocio donde trabajó, el que lo instruyó en el arte de recortar mechones enteros de pelo y utilizar navajas para arreglar la barba de los clientes. Si bien aprendió a hacerlo ahí, en la extinta Peluquería Obrera, lo cierto es que perfeccionó su técnica en la desaparecida Barbería Coliseo y en las peluquerías Grecia y Velarde.
Aunque reconoce los salones de estética y belleza han atraído a los jóvenes que desean hacerse vistosos y modernos cortes de pelo, este hombre se siente satisfecho porque conserva clientes a quienes conoce desde hace varias décadas.
“Los clientes que han seguido esta peluquería son los de siempre. La nueva generación ha preferido las estilistas de moda, pero a nosotros no nos ha mermado el oficio”, expone. (Fernando Aguilar/El Diario)

faguilar@redaccion.diario.com.mx

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