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Desgasta trabajo a estudiantes

Alicia Fernández/ El Diario

2015-11-21

Apenas dan las 6 de la mañana y Luis Carlos Gutiérrez sale apresurado de su trabajo en una cadena de supermercados para dirigirse a sus clases en la universidad, que inician a las 7. Ahí permanece hasta las 5 de la tarde, cuando termina su horario escolar.
A esa hora regresa a su casa, duerme unas cuantas horas y se despierta para regresar a su trabajo a las 10 de la noche.
“A veces no quiero venir a trabajar, llego con sueño, pero pues lo necesito”, dice Luis Carlos, de 21 años, quien realiza esa doble jornada de estudiar y trabajar, como asistente del encargado de abarrotes.
Como él, se estima que tres de cada cuatro alumnos de las instituciones públicas de educación superior en la ciudad, la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) y el Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez (ITCJ), han trabajado mientras cursan su carrera profesional.
De acuerdo con la encuesta más reciente del Padrón de Egreso que aplica la UACJ a alumnos que cursan su último semestre de la carrera, el 72 por ciento de éstos aseguraron haber combinado los estudios con el trabajo.
Estas estadísticas son similares a las que se presentan en el Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez (ITCJ), donde de acuerdo a Luz Elena Tarango, jefa del departamento de Gestión Tecnológica y Vinculación, del total de su comunidad estudiantil entre un 60 y un 75 por ciento del alumnado realiza las dos actividades.
Es el caso de Luis Carlos, que estudia Biología en el Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) de UACJ, pero el joven asegura que la situación es tan común que en su turno de trabajo tiene a dos compañeros en esa misma dinámica. “Uno estudia para ingeniero y otro, criminología y están igual que yo, si es algo pesado”, menciona y continúa, “a veces vamos y estamos así los tres de me quiero quedar dormido, no quiero venir a trabajar”, afirma.

Necesitan días de 28 horas

“Un porcentaje muy grande trabaja si no, no viven, no salen adelante”, menciona Tarango. La docente comenta uno de los factores que afecta el rendimiento de los estudiantes ya que el tiempo no les rinde.
“El día tiene 24 horas y si los muchachos están haciendo sus planes para ¡28 horas!, van a tener que sacrificar algo y regularmente pierde la familia, o pierde la escuela y yo creo que un porcentaje muy alto de la deserción es precisamente por eso, porque reprobaron porque estaban estudiando y trabajando con hijos, con toda las responsabilidades, entonces reprueban porque no pueden ser 100 por ciento estudiantes y obvio que se van, hay muchos factores pero yo creo que ese es uno muy importante”.
El efecto de doble actividad entre los jóvenes tiene su costo, porque la mayoría dice que les ha impedido avanzar a mayor ritmo en sus estudios.
La directivo y docente, pone como ejemplo el aprendizaje del idioma inglés, ya que en las áreas como la ingeniería, el aprender este idioma es un requisito para conseguir un buen trabajo, pero agrega: “estamos batallando mucho porque los muchachos lo dejan, como tienen que trabajar, estudiar, atender a la familia dejan ese requisito al final o ya nomás para cumplir o ya nomás ya me quiero ir, ya quiero titularme, toman el camino más fácil”.
Uno de los casos que se ha topado en las aulas, es el de una joven que cursa la carrera de Ingeniería Industrial, quien cuando entró a la institución estaba embarazada y el año pasado tuvo un segundo bebé, ahora ella se encuentra en noveno semestre, “ya tiene dos hijos y tiene que trabajar y tiene que estudiar inglés y hacer todo porque si no, cómo le hace, cómo sobrevive; nuestros alumnos son padres de familia, son trabajadores. Por supuesto sí hay alumnos que tienen la manera de que su familia les ayude pero en general trabajan, muchísima gente trabaja”.
En el caso de Luis Carlos, quien no tiene la responsabilidad de una esposa o hijos, menciona que efectivamente su trabajo le absorbe energía, sin embargo él tiene la necesidad de trabajar para adquirir ropa, zapatos, alimentos en horas de clases, solventar viajes institucionales y sobretodo ahorrar para obtener un vehículo, ya que por lo pronto se mueve en el trasporte público y esto le incrementa los tiempos de traslado.
Comenta que sus padres le apoyan, “hay semestres en los que yo me pago la inscripción y ellos me dicen: nosotros te ayudamos en este semestre pero tú te pagas el próximo; y así se nos hace más fácil, ellos no gastan mucho, yo no gasto mucho y es una ayuda entre nosotros”.

Trabajos fuera de su área

Aurora Martínez, Subdirectora de Planeación de la Competitividad Académica de la UACJ, menciona que los alumnos son encuestados un semestre previo a que se gradúen, pero también 2 años después y las tendencias que ha podido observar es que durante la etapa de estudiantes, los alumnos regularmente cuentan con empleos que no están dentro de su área de estudios.
“De principio son trabajos de medio tiempo están compartiendo el hecho de estudiar con trabajar” comenta, y asegura que los rubros en los que se involucran mayormente es en los sectores comerciales o de servicio y la industria maquiladora.
“Esos primeros empleos se dan normalmente en áreas fuera de lo que estudiaron, precisamente cuando los volvemos a encuestar 2 años después vemos que esas áreas cambian”, afirma.
Tarango de la ITCJ menciona que “lo ideal es que desde el octavo noveno semestre empiecen sus residencias, el problema es que los muchachos tienen que empezar desde antes, andan de operadores, andan de vendedores, así en un nivel muy bajo, pero tienen que hacerlo, sino cómo comen y a veces las becas, tristemente las becas que llegan están muy limitadas o sesgadas’’.
De acuerdo a la encuesta de la UACJ, el Padrón de Egresados, lo jóvenes que trabajaron respondieron que a la pregunta  “¿Cuál es la razón por la que labora actualmente?” Sobresale el rubro en el que contestaron: “Para mi sostenimiento” con un 46 por ciento, seguido por “Para contribuir a mi sostenimiento” con un 27 por ciento y “Para obtener experiencia y/o poner en práctica conocimientos” con un 22 por ciento”.

Espíritu emprendedor

A Abraham Gabriel Díaz Bustillos, que tiene que resolver el gasto de su casa, ya que a sus 20 años vive de manera independiente, se le dificultó encontrar un trabajo que se adecuara a sus necesidades, por lo que ideo una forma de generar un ingreso vendiendo dibujos que realiza por encargo.
El estudiante de la licenciatura en Diseño Gráfico, vende sus creaciones entre 80 y 100 pesos cada uno y si le va bien puede llegar a vender hasta 15 dibujos a la semana, con lo que solventa sus gastos, “así como las personas tienen su negocio de vender comida, ropa… Yo dije: ¿porqué no empezar un negocio relacionado con los dibujos? Y así empecé, primero a venderle a familiares, luego a amigos, luego a ponerme en segundas para darme a conocer”.
Mientras tanto, Luis Carlos tiene claro que a pesar de que al momento trabaja de noche está consciente de que llegará un momento en que la carga sea más pesada, “tengo que hacer servicio social, tengo que hacer prácticas profesionales y ahorita pues ya empecé mi seminario de investigación uno para la titulación y pues ahorita estoy en un semestre y tal vez el próximo en el que sí pueda tener el tiempo para tener un empleo, se puede decir que nocturno, ya si en caso de que la presión en la escuela empiece a ser más grande, tengo que dejar el empleo, no voy a dejar los estudios sólo por trabajar”.
También considera que emprender un pequeño negocio sería una buena idea, por lo que ha empezado a idear la construcción de un vivero, con lo que cree puede generar algunos ingresos, además se lo plantea como un proyecto a futuro, “yo lo que quiero es formar mi propio invernadero y si tengo buenos ingresos poder hacer mi propia empresa local de invernaderos, no nada más tener uno, sino lo que se puedan y ya si el proyecto va de buen camino, nos podemos lanzar a nivel estatal”, expone. (Alicia Fernández/El Diario)

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