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Hacen de ruinas sus hogares

Horacio Carrasco Soto/
El Diario

2015-07-05

Decenas de fraccionamientos se han convertido en ciudades fantasma con miles de viviendas destrozadas, saqueadas y vandalizadas, y con grandes huecos donde estuvieron sus puertas y ventanas.
Se trata de sectores urbanos convertidos casi en escombros, sin los debidos servicios, con basura, inseguros e inhóspitos, y a donde, aun así, en los últimos años han llegado a residir cientos de familias “invasoras” que han sido instaladas por líderes y que han creado nuevas comunidades entre las ruinas.
La ocupación ilegal de casas abandonadas está generalizada en los fraccionamientos Los Arcos, Las Almeras, Villas del Sur, Palmas del Sol y muchos otros, al suroriente de la ciudad.
Allí es común apreciar cuadras completas de viviendas vacías, y entre ellas, algunas invadidas por familias que usan bloques, tablas, hules o cobijas para cubrir los agujeros de las ventanas y ahí hacen su hogar.
Mientras que para el titular de la Comisión Estatal de Vivienda (Coesvi), Raúl Javalera Leal, son 24 mil las viviendas abandonadas, para el regidor José Márquez Puentes, coordinador de la Comisión de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento, nadie sabe cuántas son, pero estima hay entre 20 mil y 40 mil casas solas.
Javalera dice que las viviendas abandonadas implican un problema de salud, otro de inseguridad y uno más de descomposición social, aparte de que se convierten en nidos de malvivientes y de bichos.
En la calle Arco de Génova del fraccionamiento Los Arcos hay dos manzanas donde se aprecian solo tres viviendas ocupadas, aunque por medio de la invasión.
Las demás están abandonadas, vandalizadas, saqueadas, con letras en sus paredes que indican “propiedad privada”, “vivienda recuperada”, “apartada” y hasta los apellidos de los nuevos “dueños”.
Sobresalen las ruinas de la guardería y de la papelería, entre cientos de casas a las cuales les arrancaron las instalaciones eléctricas, las tuberías de agua, las puertas, alfombras, accesorios, ventanas y cualquier cosa que tenga un valor, por mínimo que sea.
En el parque, los juegos infantiles lucen abandonados, rotos y la hierba está crecida. El paisaje es tétrico.
“Nos metió un señor que andaba trabajando para los candidatos del PRI”, dice una vecina de Los Arcos, quien vive en una casa abandonada con su esposo y cinco hijos.
El líder se llama Eulogio Poblano y vive en el fraccionamiento Las Palmas, agrega.
Él los metió en esa casa abandonada por medio “de Patrimonio”, informa, pero no supo explicar a qué se refiere lo anterior.
“Nos dijeron que vamos a pagar 500 pesos por mes”, expresa.
Los nuevos ocupantes del fraccionamiento se surten de agua “con un niple” con el que se conectaron a la red, además de que toman la electricidad de los cables, refiere.
Curiosamente, aunque los dueños de las casas se fueron de allí hace años, los recibos de la JMAS siguen llegando.
Las familias no salen de noche porque no hay alumbrado público y las casas en su inmensa mayoría están solas, abiertas y ofrecen un entorno aterrador, dice.
Los vecinos se refugian cada quien en su hogar, con sus hijos, pues nadie quiere salir, agrega. Cualquier perrito es adoptado para que vigile la vivienda.
La vecina muestra el frente de su hogar: tienen puerta y ventanas solo en la parte baja, pero en el segundo piso están los huecos abiertos por la ausencia de ventanales.
El líder entregó casas a muchas otras personas, pero no se han ido a vivir allí y las tienen solo marcadas, por eso hay tantos letreros en las paredes, indica.
Entre las viviendas invadidas se encuentra una que es utilizada como taller de carpintería.

‘Todos llegan a agarrar casas’

“La gente se fue del fraccionamiento porque les subieron mucho las mensualidades de sus casas”, dice la vecina Minerva Rivera, una de las residentes originales de Los Arcos.
Hay manzanas completas de viviendas abandonadas y algunas invadidas, lo cual se aprecia en todas las calles, entre ellas la Arcos del Triunfo y Arcos de Milano.
Ahora llegan muchas personas “a agarrar casas” y de un día para otro hay nuevas familias en el fraccionamiento, agrega.
El mismo panorama de viviendas abandonadas y saqueadas se aprecia en manzanas completas del fraccionamiento Villas del Sur –que se construyó en régimen de condominio–.
En la calle Villas de Portugal, como en muchas otras, hay cientos de casas en ruinas y algunas lucen ocupadas por familias que las invadieron, ya sea porque un líder “les dio posesión” o por iniciativa propia.
En las ventanas tienen bloques mal puestos, cobijas, tablas, hojas de triplay, hules, esprines y cualquier cosa que tape los agujeros, además de puertas improvisadas.
En el patio frontal ponen cercas de alambre, de madera y de cualquier cosa que lo permita, además de instalar un tendedero, un tanque de gas butano y de dejar algunos muebles afuera.
El Palmas del Sol sobresale un negocio de compra-venta de metales en una de las viviendas invadidas.
Las casas deshabitadas tienen basura, llantas inservibles, hierba crecida, escombro y múltiples desperdicios donde anidan las alimañas que luego migran hacia las viviendas habitadas.
La apariencia de esos sectores es desagradable.
Los vecinos se fueron porque el sector se inunda, pues el fraccionamiento se construyó en el lecho de una laguna y con autorización de los gobiernos, dijeron dos vecinas.
Luego siguieron los despidos masivos en la industria maquiladora y los obreros desocupados regresaron a Veracruz, Tabasco, Chiapas y otros estados, agregaron.
Las viviendas se quedaron solas y ahora son invadidas.

Inundaciones, crisis e inseguridad

Benito Javier Ruiz Olivas, uno de los vecinos originales del fraccionamiento Las Almeras, dice que primero ocurrieron las inundaciones por las lluvias de 2006 y eso provocó que muchas familias se fueran de los fraccionamientos Palmas del Sol y Villas del Sur.
Luego siguió la crisis económica y mucha gente quedó desempleada, no tenía para dar los pagos de sus casas y enseguida empezó la violencia desbocada con muchos muertos, agrega.
“Aquí hubo una persona que llegó adueñándose de todos los negocios, amenazando, tenía gente en las entradas de la colonia y si después de la 10 de la noche entraba un carro, lo interceptaban”, recuerda. “Ya lo mataron”.
En el cruce de las calles Cinco Continentes y Alcatraces, queda solo el “cascarón” de lo que fue una tienda de conveniencia que mejor fue cerrada porque la asaltaban tres o cuatro veces diarias, refiere.
“Estaba muy bien ubicada y daba muy buen servicio, tenía cajeros automáticos”, añade. Pero apenas abrían, a las 8:30 de la mañana llegaban los rateros y los asaltaban.
“A las 2 ó 3 de la tarde, otra vez llegaban y los asaltaban; a las 8 ó 9 de la noche, nuevamente llegaban y los asaltaban; y como era de 24 horas, pues a medianoche todavía llegaban y los asaltaban”, expresa.
Finalmente, cansados de la inseguridad, los dueños cerraron el comercio, platica.
En general, los vecinos, al quedar sin empleo, hartos de sufrir las inundaciones y encima la inseguridad, mejor regresaron a sus ciudades del sur pues la mayoría era de allá, expresa.
Las casas quedaron solas: vecinos y gente de fraccionamientos cercanos se robaron las rejas, los cables y quitaron los bloques, la loseta y el azulejo para ponerlos en sus casas, continúa.
Ruiz Olivas solicita ayuda del Gobierno municipal para limpiar la hierba y basura de las casas abandonadas, pues se producen muchas alimañas que luego entran a las casas habitadas.
“Hay viudas negras, tarántulas, ciempiés y una araña que nunca había visto, es tipo tarántula, grandota y con la panza anaranjada”, expresa.
El regidor José Márquez Puentes, coordinador de la Comisión de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento, dice que la ciudad está inundada de casas deshabitadas y es precisamente en los fraccionamientos que fueron construidos en los últimos 10 años.
Una buena parte de esas viviendas quedó abandonada por la crisis económica que inició en 2008, cuando se empezó a desemplear a mucha gente que había venido de ciudades del sur del país y que se ocupaba en la industria local, agrega.
Al mismo tiempo se comenzó a presentar la crisis de inseguridad y violencia que afectó aún más el escaso empleo que había en la ciudad, lo cual provocó que muchas otras casas fueran deshabitadas y algunos fraccionamientos recién edificados ya ni siquiera se habitaron, informa.
Todo eso generó un problema de casas abandonadas en el que nadie conoce con exactitud la cantidad, pero se estima que hay entre 20 mil y 40 mil, expresa.
Las casas solas ofrecen el riesgo de que las ocupen delincuentes, que hagan allí “picaderos” y las usen para ocultarse, para secuestrar personas, torturarlas, extorsionarlas, robar a los vecinos y hasta violar mujeres, añade.
“Son un riesgo para la seguridad de cualquier sector, aparte de que provocan un descenso en los valores y en el nivel de vida de la colonia”, indica.
Raúl Javalera Leal, titular de la Comisión Estatal de Vivienda (Coesvi), expresa que las casas abandonadas implican un problema de salud, otro de inseguridad y uno más de descomposición social, aparte de que se convierten en nidos de malvivientes y de bichos.
Hay un sentimiento entre la sociedad que se manifiesta al ver la vivienda abandonada y debe atenderse, agrega. (Horacio Carrasco Soto / El Diario)

Nadie sabe cuántas son
24 mil Según el titular de la Comisión
Estatal de Vivienda (Coesvi),
Raúl Javalera Leal

Entre 20y 40 mil Según el regidor José Márquez
Puentes, coordinador de la
Comisión de Desarrollo Urbano
del Ayuntamiento

hcarrasco@redaccion.diario.com.mx

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