Martín Coronado/
El Diario
Finalmente la canción le sacó las lágrimas a María Guadalupe, madre de Sergio Adrián. “Adiós hijo de mi alma, en mi corazón no hay calma ya me voy a resignar”.
Así dice la letra de El Buen Amigo, de los Cadetes de Linares. Fue la primera canción que el pequeño grupo norteño “Luis y Manuel”, cantó en el panteón sobre la tumba del adolescente que ayer cumplió 5 años de haber sido asesinado a tiros bajo el puente Negro a manos de un agente de la Patrulla fronteriza.
A la segunda canción María ya tenía el rostro empapado en lágrimas. “Yo quisiera llenarle de flores toda su tumba, pero ahorita no puedo. Al menos le traigo estas cuantas, y sigo viniendo al panteón y a todos lados que me invitan para que a nadie se le olvide lo que hicieron con Sergio”, dice la madre del menor.
El 7 de junio del 2010, Sergio Adrián Hernández Güereca estaba bajo el puente Negro, en el límite con Estados Unidos, cuando el agente de la Patrulla Fronteriza Jesús Mesa Jr. le disparó de muerte desde territorio americano.
A cinco años del hecho, su madre, María Guadalupe Güereca Betancourt, dice que no ha encontrado justicia ni paz en su corazón.
Este sábado el representante de su abogado le indicó que pedirán a la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos que revisen el caso del asesinato de Sergio Adrián, pues hace cuestión de un mes, un juez dictaminó que la familia de Sergio Adrián no puede exigir justicia contra el agente de la Patrulla Fronteriza.
La vida no ha sido fácil para María Guadalupe. Dice que la dejaron muerta en vida cuando asesinaron a su hijo.
Ayer, por el aniversario luctuoso, la mujer acudió al panteón. Sólo la acompañaba su nieta Yadira, de 7 años.
En sus manos cargó 5 pequeñas macetas de flores artificiales de varios colores y dos arreglos más grandes con flores amarillas, además de una corona que Yadira le ayudó a cargar.
“Él siempre me llevaba flores, le gustaban mucho las rosas, y siempre en mi cumpleaños y el día de la madre me daba una rosa, ahora yo le devuelvo el detalle, para que tenga sus flores que tanto le gustan”, añade mientras ve los coloridos arreglos que compró de camino al cementerio.
“Así le gustaban los colores muy vivos, este amarillo se vestía mucho de rosa, yo le decía, pues qué estás loco, y él me contestaba que se andaba usando”, recuerda la madre.
“Ahora que ya tengo la tierra del lugar donde está enterrado lo que quiero es ponerle una lápida. Le quiero poner una como aquella, con dos floreros de balón de futbol porque a él le gustaba mucho el futbol”, indica.
La oficina de atención a víctimas de la Fiscalía del Estado le acaba de dar los papeles del terreno en el que está sepultado su hijo, en el panteón Jardines del Recuerdo, que se encuentra a medio kilómetro de el Camino Real.
“Pues ahorita no tengo (dinero) pero ai voy a ir juntando para ponerle su lápida como creo que le hubiera gustado, aunque nunca hablamos de eso”, agrega.
Ya en la tumba la mujer hace la limpieza acostumbrada. Quita las coronas viejas y pone nuevas.
Una todavía sirve así que la acomoda de nuevo. Los arreglos quedaron en hilera y la tumba de tierra regada, en parte con agua y en parte con las lágrimas de su madre, que espera volver pronto a saludar a su hijo.
¿Sabía que…
El 7 de junio del 2010, Sergio Adrián Hernández Güereca estaba bajo el puente Negro, en el límite con Estados Unidos, cuando el agente de la Patrulla Fronteriza Jesús Mesa Jr. le disparó de muerte desde territorio americano?
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