Local

No podía mantener a otro hijo, argumenta detenida

Luz del Carmen Sosa/
El Diario

2015-06-02

Su salario de 700 pesos a la semana como obrera de producción en la empresa maquiladora, dijo, no le permitiría hacerle frente a la responsabilidad de mantener a su tercer hijo en gestación. Por eso María Guadalupe López Dorado, de 27 años, decidió interrumpir el embarazo con ayuda de su amiga y compañera de trabajo Antelma Irene Reyes, de 36 años, declaró ayer.
La mujer embarazada consumió tés de diversas hierbas así como pastillas abortivas de la marca “Citotec”, que compraron en la zona Centro de la ciudad a fin de interrumpir la formación de su hijo.
“Lo hice por mensa”, dijo María Guadalupe al ser entrevistada por los diversos medios de comunicación en las instalaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE) en la Zona Norte.
Narró que empezó a trabajar en la maquiladora hace seis meses. Es madre de dos hijos de 9 y 5 años de edad, respectivamente, quienes de momento están el bajo cuidado de su abuela.
Ella y el padre de sus hijos están separados y enfrentan problemas por la falta de apoyo económico de su ex pareja para mantener a los niños, pues no asume una paternidad responsable, denunció.
“Sí pensé muchas cosas, pero yo no podía con otro bebé, actué en un momento de desesperación”, se justificó la madre de familia, quien agregó que su angustia aumentó cuando se dio cuenta de su embarazo era de casi cuatro meses.
Fue entonces que recurrió a su amiga Antelma Irene, quien a su vez es madre de una joven de 18 años, que estuvo desacuerdo con la actuación de las dos mujeres y optó por denunciarlas cuando ya el producto había sido expulsado del cuerpo de la madre.
“Yo le pregunté a ella (Antelma) y me dijo que ella sabía, yo no estaba ya con el papá del niño, yo estoy sola con mis niños”, dijo en voz apenas audible.
La Fiscalía General del Estado informó que de acuerdo con las investigaciones Antelma dijo a su amiga que tenía conocimientos de hechicería, por lo que López Dorado le pidió que le leyera las cartas porque se encontraba separada de su marido y quería saber si iba a regresar con ella.
Las malas noticias eran que él esposo nunca iba a regresar con ella, lo que la decidió a practicarse el aborto.
“Ella me leyó las cartas y me dijo que el papá de los niños no me iba a dejar en paz, nosotros tenemos problemas porque él no quería ayudarme a cuidar a los niños”, dijo María Guadalupe.
Las indagatorias establecen que el domingo 31 de mayo, las dos se trasladaron al Centro de la ciudad para comprar las pastillas “Citotec” y las hierbas para un té. Ahí fue donde María Guadalupe le entregó 500 pesos a su amiga “como anticipo por el trabajo”.
Juntas se fueron a la casa de María Guadalupe, ubicada en la calle Benigno Castañeda número 432 de la colonia Kilómetro 20, donde utilizó las pastillas y consumió el té y esa noche se quedaron juntas para “ver qué pasaba”.
Al día siguiente abordaron una rutera para dirigirse a la casa de la hija de Antelma, situada en la calle Cuicuilco número 201, y fue cuando la mujer empezó a sentirse mal. La hija de Antelma observó a las mujeres entrar al baño juntas y 40 minutos después le hablaron a la adolescente para que les llevara una bolsa de plástico.
La amiga echo al producto y fue cuando la hija se dio cuenta de lo que pasaba.
Mientras María Guadalupe se bañaba, Antelma empezó a cavar una fosa en el patio de la casa de su hija, donde se encuentran varios perros, y fue a comprar cal para evitar que los canes sacaran al feto. Antelma recibió el último pago de mil 200 pesos, dijo María Guadalupe.
“Yo nunca he practicado abortos, ella me preguntó y fui a las hierberías por ayudarle, por hacerle el favor yo pregunté y la llevé”, dijo Antelma.
“Yo no le cobré, todo lo que ella me dio se compró en medicamento y hierbas, nunca le cobré y no, no intervine en la decisión de ella, ella preguntó que si sabía (cómo abortar) le dije que había hierbas”, agregó la mujer entrevistada.
Aceptó que le leyó las cartas a su amiga y que su hija sí sabía lo que estaba pasando y lo que juntas hacían.
“Mi hija sabía lo que estaba pasando, pero ella tuvo más conciencia que nosotras”, por eso las denunció, dijo la madre.
Ambas mujeres serán presentadas ante un Tribunal de Garantía por los delitos de aborto y sólo en el caso de Antelma se le acusará de inhumación clandestina.
En la calle Cuicuilco los vecinos manifestaron su asombro al saber que un bebé había sido enterrado con vida, sin embargo, la FGE aclaró que la causa de muerte fue interrupción de la circulación materno-fetal, por lo que el producto nació muerto y no procede la comisión del delito del homicidio.

X