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Madre de Sergio Adrián, sin su hijo, trabajo, casa… y justicia

Martín Coronado
El Diario

2015-04-25

Hace cinco años que su hijo murió a manos de un agente de la Patrulla Fronteriza. Jesús Mesa Jr. disparó el 7 de junio de 2010 contra Sergio Adrián Hernández Güereca, de 15 años, quien se encontraba debajo del “Puente Negro”.
María Guadalupe Güereca Betancourt dice que ha sido un lustro de dificultades, pues además de la pérdida de su hijo y lo que considera una falta de apoyo del Gobierno mexicano para hacer justicia, fue despedida del Municipio, donde trabajó casi una década. Ahora, la mujer de 58 años no tiene casa ni tampoco comida.
María Gudalupe Güereca Betancourt, madre de Sergio Adrián Hernández Güereca, vive en dos cuartos de 4 por 4 con el techo tupido de hoyos; una propiedad que su hija le prestó. Una mujer le facilitó una mesa, un televisor y el sillón en el que duerme, que es lo único que tiene en las dos piezas con piso de cemento.
El Municipio nunca le entregó la vivienda que el Cabildo aprobó se le donara en el 2010, durante la administración de José Reyes Ferriz.
A pesar de la condición de carestía, insiste en que quiere justicia y que se lleve el caso de Sergio Adrián hasta el último recurso posible, aunque dice que el abogado desde hace un año no le contesta.
“Me dicen que está en corte, y que mañana me atiende, pero nunca me atiende”, señala María Guadalupe.
Afirma que no se trata sólo de Sergio Adrián, sino de cada mexicano muerto a manos de “la Migra”.
“El asesino de mi hijo anda libre, trabajando”, critica. María Guadalupe suelta una lágrima de cuando en cuando mientras habla del juicio, de su hijo y de la situación por la que pasa.
“Nada justifica que alguien mate a una persona, aunque sea un malandro, menos a alguien como mi hijo”, dice.
El pasado viernes una Corte determinó que el agente de la Patrulla Fronteriza Jesús Mesa Jr. no puede ser demandado en tribunales estadounidenses por la familia del adolescente mexicano.
El mismo día, una abogada de la familia de Sergio Adrián, Marion Reilly, dijo en un comunicado escrito que aún no han decidido si apelarán ante la Corte Suprema federal.
Para María Guadalupe, eso no es un tema que haya que analizar. Dice que la muerte de su hijo fue un acto injusto. “¿Por qué?, ¿porque nosotros somos mexicanos y ellos gringos?”, cuestionó.
“Yo lo que quiero es que esto se lleve hasta donde tenga que llevarse para que se haga justicia, ese hombre anda trabajando como si nada y yo ya no tengo a mi hijo”, reclamó.
“¿Por tirarles piedras?, ¿por eso los matan? Yo estuve con gente del FBI, me enseñaron videos y ninguno era mi hijo”, dice con el coraje en la garganta.

Sin casa

Luego del asesinato de Sergio Adrián los problemas se acumularon. La mujer se quedó sin casa, luego de que en octubre pasado la persona que le prestaba una se la pidió. Entonces fue a dar a los dos cuartitos que le prestó su hija, en la calle Atzcapozalco de la colonia Plutarco Elías Calles, ubicada en el oriente de la ciudad, debajo del letrero de la Biblia.
“Dijeron que me iban a dar una casa, pero nunca me dieron nada”, reclama.
El día 10 de junio de 2010, el Ayuntamiento, a petición del entonces alcalde José Reyes Ferriz, aprobó donar a la madre de Sergio Adrián Hernández una casa propiedad del Municipio.
En el acta de la sesión que aún obra en los registros de transparencia del Gobierno local no se especifica qué vivienda se le entregaría. Además en la sesión de ese día se acuerda hacer un reclamo formal a la autoridad estadounidense por el asesinato del menor.
“No sé en dónde quedó esa casa que supuestamente me habían dado, a mí nunca me dieron nada, ni la ayuda para el sepelio de mijo”, agrega.

Sin trabajo

“Serrano me despidió”, dice la madre de Sergio Adrián ya con un nudo en la garganta. Narra que desde el 28 de febrero de 2014, cuando el Municipio hizo un recorte, la liquidaron con 2 mil 600 pesos, una cantidad que consideró injusta, aunque fuera empleada de confianza.
Unos días después, dice, se acercó al ya presidente municipal, Enrique Serrano Escobar.
“Le pedí de favor que me devolviera mi empleo y me dijo que no tenía presupuesto”, recuerda mientras ahoga el llanto en lo más profundo de su cuello.
María Guadalupe fue despedida cuando trabajaba con Adriana Terrazas, que era directora de Desarrollo Social. Su función en el Gobierno era reunir a las personas para hacer los comités vecinales.
Por otra parte, la mujer fue por muchos años presidenta seccional del PRI, en la 2056. Dice que es ingrata la forma en la que los políticos tratan a sus bases.
“Siempre gané todas las elecciones, nunca les perdí una casilla, y mire cómo me pagan. Este año yo les dije que ya no, que no les voy a ayudar”, dice desconsolada.
Ayer estaba sentada sobre una piedra que está afuera de su casa, con la piel ardida por el sol del mediodía, pues ya llevaba diez días trabajando en el programa de empleo temporal de Sedesol, mediante el que ponen a la gente a limpiar calles en las colonias.
“Es una friega, míreme como vengo, pero de alguna forma le tengo que hacer”, dice. Aún así, ayer no les pagaron, y sólo les dijeron que liquidarán la decena el próximo día 30 de abril.

‘Estoy destrozada’

La mujer dice estar decepcionada de casi todo, pero más del Gobierno.
“Qué gano con pedirles si no me ayudan, he hablado dos, tres veces con el gobernador, dijo que me iba a ayudar y no me ayudó, de Serrano no espero nada porque él de plano me dijo que no me podía pagar un salario, a mí me lo dijo directamente… él personalmente me dijo que no, que no tenía un salario para mí”, agrega.
“A veces cae uno en una depresión que ni ganas de vivir me dan, digo yo ¿por qué? A veces le pregunto a mi Dios, ¿por qué tanta crueldad conmigo? si yo no hago nada. Yo siempre traté de ayudar a las personas, ¿por qué a mí no me pueden ayudar con algo?, pero así me ha pasado todos estos años desde que dejé de trabajar”. dice.

mcoronado@redaccion.diario.com.mx

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