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Ni a Cristo respetan ladrones de metales

Juan de Dios Olivas
El Diario

2015-03-05

Una escultura réplica del Cristo del Tizonazo de Durango, construida de aluminio e instalada a la entrada de Los Arenales, en el ejido San Agustín del Valle de Juárez, fue robada completa, denunció ayer el profesor Manuel Robles, activista de esa región.
La obra fue elaborada por el desaparecido escultor José Guadalupe Díaz Nieto y no es la única pieza hurtada en esa región, dijo.
“Se robaron también la campana de la iglesia y una placa colocada en honor a los fundadores del ejido San Isidro”, refirió.
Indicó que en el caso del Cristo de Los Arenales, es un daño irreparable ya que el escultor que la creó, José Guadalupe Díaz Nieto, ya falleció y no se puede reponer.
Manuel Robles, activista del ejido de San Agustín en el Valle de Juárez, recordó que la replica del Cristo del Tizonazo fue patrocinada hace más de una década por una familia vallejuarense con motivo de las festividades del Cristo del Tizonazo que se llevan a cabo en Durango.
“La idea de tener el Cristo a la entrada a los Arenales, que han sido testigos de acontecimientos terribles a raíz de todo lo que se estuvo dando, se construyó una réplica del Cristo del Tizonazo”, refirió.
Sin embargo, mucho antes que la escultura del “niño manso” fuera robada del monumento al Encuentro, ubicado en el parque líneal Cuatro Siglos, fue hurtado el Cristo.
“Era del tamaño de una persona. Al cortar el Cristo dejaron los pies y las manos, no se lo llevaron íntegro. Los ladrones habían dejado la Cruz, pero también desapareció”, apuntó.
Robles señaló que la familia que promovió la construcción de la escultura no quiso interponer una denuncia penal y probablemente tuvo el mismo fin entre los negocios dedicados a la compraventa de metales en Juárez.
La escultura del “niño manso” fue robada el domingo 22 de febrero del parque lineal Cuatro Siglos, ubicado a un costado del bulevar Juan Pablo II.
El monumento donde se encontraba la figura escenifica el encuentro entre los indios mansos (del norte del país) y los franciscanos. Consta de ocho esculturas, dos frailes y seis indígenas, entre ellas un niño y una niña.
Tras su desaparición, el alcalde Enrique Serrano Escobar e integrantes del Ayuntamiento ofrecieron una recompensa que suma 80 mil pesos para quien delate al negocio que la compró y a quien robó la figura. También la Unión de Yonkeros ofreció 10 mil pesos más.
El miércoles, después de recibir una serie de denuncias anónimas sobre el paradero de la escultura, la Dirección de Ecología inspeccionó cinco establecimientos.
Tres de ellos operaban en viviendas particulares localizadas en el fraccionamiento Fidel Velázquez, frente a donde ocurrió el robo.
jdolivas@redaccion.diario.com.mx

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