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Medicina cara y mala atención acaba salud de los juarenses

Martín Coronado
El Diario

2014-11-23

El encarecimiento de los servicios médicos y las medicinas, aunado a la baja en el poder adquisitivo de los trabajadores y la mala atención ofrecida por los servicios públicos de salud, está provocando una caída en la calidad de vida y en la forma en que los juarenses atienden sus enfermedades, indican pacientes y especialistas.
Incluso algunos encuentran relación entre el encarecimiento de la atención médica, las fallas del sistema de salud pública en la ciudad y una edad promedio de mortalidad de los juarenses seis años más baja que la media nacional.
Las deficiencias en los servicios médicos públicos, como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Seguro Popular y el ISSSTE, provocan cada vez más el éxodo de la gente al sector privado, donde las medicinas más demandadas y las consultas con determinados especialistas subieron hasta el doble de su precio en el último año, de acuerdo con expertos en la materia.
Los aumentos en los medicamentos superan por mucho a los incrementos salariales de los juarenses, e incluso rebasan con creces a la inflación general y al encarecimiento de los alimentos.
Ante lo caro de la atención a la salud en el sector privado y lo ineficiente del sector público, los servicios médicos de bajo costo y los medicamentos genéricos –centro de una polémica por su precio, calidad y efectividad–, amortiguan esas fallas y sirven como válvula de escape a un costo relativamente accesible.
“Seguramente allá afuera hay quien está decidiendo morirse, porque simplemente les resulta imposible atenderse”, lamenta Gerardo Hernández García, médico especialista en pie diabético, una complicación de la diabetes que resulta muy cara de atender por los medicamentos que requiere.

De vida o muerte

A diario, las hermanas Bárcenas López libran una batalla contra la diabetes y la economía. Rosa María, de 78 años, lleva 34 con la enfermedad crónica y sobre cada una de sus piernas pesan dos cirugías de cambio de arteria. Ahora se encuentra en una silla de ruedas pues sufre de pie diabético en ambas extremidades.
De un pie ya salió pero el otro sigue en tratamiento, según explica el doctor Gerardo Hernández García, quien las integró en el Círculo de Diabéticos, una agrupación mediante la cual personas que padecen esta enfermedad se ayudan entre sí desde el aspecto moral hasta el económico.
“La primera operación fue hace 12 años, le salió en 38 mil pesos y la otra hace tres años le costó 50 mil pesos”, dice su hermana Teresa, quien se encarga de cuidarla, y carga con la mayor parte del gasto.
“A ella le han hecho dos operaciones de cambio de arteria. Me salieron cerca de 50 mil pesos cada una, la familia se unió y sacamos adelante la situación”, dice.
Afirma que el dinero resulta lo de menos a cambio de la salud. Pero también indica que en algunas ocasiones han tenido que sacrificar otras cosas para poder comprar las medicinas, cuyo costo se ha duplicado en los últimos años.
“Lo que más usamos es el Ditrei, una cápsula para la circulación, ha subido bastante. El año pasado nos costaba 180 pesos, y ayer compré una y me salió a 230 pesos, o sea que de un año para otro ha subido 30 por ciento”, agrega.
Hernández García dice que esto les ha llevado a reducir al mínimo posible las recetas, lo que también ha ayudado a evitar el abuso del medicamento.
“De cuatro años para acá, se ha incrementado más de 200 o 300 por ciento. Por ejemplo una de las inyecciones, un antibiótico, hace 10 años costaba 150 pesos, ahorita te cuesta 585. Hasta el salvado de trigo que se usa para controlar el colesterol, costaba 8 pesos la bolsa ahora nos lo ponen en 26”, dice.
“Las insulinas ha subido el 100 por ciento en el último año y medio, y la verdad es que la industria farmacéutica está haciendo su agosto, y si lo vemos proporcionalmente a como está subiendo el salario mínimo pues no nos alcanza”, añade.
El médico afirma que ante el encarecimiento, incluso desde el consultorio se han obligado a involucrar a las familias completas para poder costear los medicamentos.
“Nos hemos enseñado a unir a toda la familia, se habla con toda la familia para que cada quien se vaya haciendo responsable, y con base en muchos esfuerzos va saliendo el gasto”, comenta.

‘O comes, o te atiendes’

“O comes, o te atiendes. Hay familias que en la realidad (el servicio médico) se vuelve algo oneroso”, afirma la directora del sistema de indicadores “Así Estamos Juárez”, Érika Donjuán Callejo.
Para Donjuán Callejo, el costo de la atención médica en el sector privado está fuera del alcance del trabajador común, aun considerando los precios bajos de medicamentos genéricos y médicos de fundaciones como BEST, que trabajan con similares.
“Para un especialista su consulta más barata costará 400 pesos. Estamos hablando de que un paciente puede gastar hasta mil o mil 300 pesos en el gasto que se hace con un especialista y los medicamentos quedan fuera de su alcance”, explica.
“Con un (médico) familiar de 30 pesos, con los medicamentos genéricos, el gasto se vuelve de 500 o 600 pesos. A un operador de producción, por ejemplo, se le va todo su salario por atenderse de esta manera o una persona de clase media destinaría gran parte de su salario cuando está enfermo”, añade.

Mueren antes que el resto de los mexicanos

Con estos precios, dice la analista de datos Donjuán Callejo, lo que sucede es que la gente tiende a aguantarse en lugar de atenderse las enfermedades. También tiende a automedicarse.
“Tos, gripes, en estos casos se automedican, pero puede ser el inicio de un problema más grave y esto es el deterioro de la salud”, dice.
“Tienes la opción del servicio público, pero la realidad es que hay muchas carencias, la gente se siente enferma hoy y tiene que solucionar el problema hoy”, afirma.
Donjuán Callejo señala que a la caída en la calidad de vida se suma el factor muerte. Aunque todavía no hay un estudio que lo corrobore, expone que la falta de servicios médicos de calidad puede ser un causante de que Juárez tenga una edad promedio de mortalidad seis años menor que la media nacional.
“El dato que hemos encontrado del promedio de mortalidad de Juárez es que está por debajo de la media nacional. La edad de mortalidad, yo creo que quitando la inseguridad, mucho tiene que ver con problemas de salud mal atendidos, de estrés en el trabajo”, comenta.
El Índice de Calidad de Vida 2014 realizado por “Así Estamos Juárez” plasma que la edad promedio de muerte en Juárez en 2012 fue de 56.9 años. En cambio la media nacional fue de 62.8 años, casi seis más.
Datos del INEGI indican que los que menos ganan son los que menos invierten en salud.
Según un análisis realizado por el Colegio de la Frontera en Juárez, el primer decil, es decir, una décima parte de los hogares del país, los que tienen los menores ingresos, gasta 9.8 por ciento en cuidados de la salud. Ellos deben usar el 46.4 por ciento en la necesidad primordial, que es el alimento.
El último decil, o sea, otra décima parte de los hogares en el país, los que tienen mayores ingresos, aplica 19.7 por ciento del dinero al cuidado de la salud. Éstos gastan sólo el 14.4 por ciento de su ingreso en alimentos, o destinan 19.9 por ciento a educación y esparcimiento.

El sector público no puede

La mayoría de los especialistas coinciden en que el sector público no ofrece la calidad de los servicios médicos que necesita la población juarense.
Datos del sistema de indicadores “Así Estamos Juárez” indican que al cierre de 2013, el 77.1 por ciento de las familias contaban con algún servicio médico público, mientras que el 22.9 sólo tenían la opción del sector privado para resolver sus necesidades de salud.
Sin embargo, Karla Érika Donjuán Callejo, directora de ese sistema de indicadores, asegura que cada vez es más difícil para la población en general obtener los servicios públicos de salud, como el IMSS.
“La realidad es que en este tipo de instituciones escasean los medicamentos, tardan las consultas, y entonces la población, tanto la que no tiene servicios médicos como la que los tiene, debe utilizar el servicio médico privado, tanto en medicamentos como en las consultas”, dice Donjuán Callejo.
Arturo Valenzuela Zorrilla, médico cirujano que participa activamente en varias organizaciones civiles, coincide en que las deficiencias del sistema de salud público son muchas, tantas que la gente tiene que subsanar parte de su servicio pagando medicamentos y exámenes que el sistema público condiciona a determinados padecimientos.
“La medicina social tiene una serie de fallas en el sistema de administración de salud. Tienes una piedra (en algún órgano) y te programan en meses, y entonces una de dos: te mueres o empeñas la casa para poderte operar”, explica.
Dora Maldonado Alemán es un caso de estos. En el último mes fue al IMSS tres veces para atenderse una infección en oído y garganta, ya con los ganglios del cuello inflamados. En todas las ocasiones el médico le dijo que estaba bien, que no tenía nada, y no le recetó ningún medicamento.
Preocupada por el diagnóstico fallido del médico del IMSS, acudió a ver al médico de planta de la empresa en la que trabaja subcontratada, que le detectó de inmediato la infección en garganta y oído, y además de extenderle una receta para varios medicamentos, le pidió estudios para descartar que fuera tiroides o un problema mayor.
Por la receta tuvo que pagar poco más de 300 pesos. Y para no tener que soltar más de mil pesos en el estudio, Dora esperó al miércoles, cuando el laboratorio de Similares ofrece un descuento de 50 por ciento. Por 580 pesos se hizo los dos análisis y ya sólo espera poder ver al médico de nuevo para ver qué tiene.
La trabajadora tuvo que pedir prestado dinero para poder pagar un servicio médico público por el que ya paga en sus recibos de nómina.

Suben las medicinas

Según datos del INEGI, de enero de 2011 a la fecha, los medicamentos subieron en promedio 32 por ciento. Ese incremento duplica al crecimiento del salario mínimo en el mismo periodo, que subió 12.5 por ciento, y triplica el alza de los salarios reales, que fue de 7.4 por ciento en esas fechas.
El incremento de las medicinas también se encuentra muy por encima de la inflación general que fue de 10.1 por ciento para el mismo periodo, y a los alimentos, que según el INEGI se encarecieron 23.2 por ciento en Juárez en los últimos tres años y 10 meses.
El INEGI marca que los medicamentos más demandados –según una lista ofrecida por Filiberto Portillo Rocha, presidente de la Unión de Farmacias de Ciudad Juárez– son los que más han subido.
Los analgésicos se encarecieron 64.1 por ciento; los antibióticos 31.5 por ciento; los expectorantes y descongestivos 43.3 por ciento; y los cardiovasculares 43.3 por ciento, entre enero de 2011 y septiembre de este año.
Los medicamentos para diabetes subieron 47.8 en el mismo periodo, mientras que los nutricionales subieron 36.7 por ciento; los antiinflamatorios 28.3 por ciento; y los que combaten las alergias se incrementaron 32.3 por ciento.
El aumento más pequeño en medicamentos triplica a la inflación para ese periodo.
Portillo Rocha afirma que el incremento no se debe a las farmacias. Dice que los márgenes de ganancia de estos establecimientos se han reducido hasta 12 por ciento, lo que sirve apenas para mantenerlas abiertas.
Olga Tuda Leyva, química microbióloga, explica que los fabricantes de medicinas, generalmente laboratorios transnacionales, establecen sus precios muy lejos del costo de producción.
Agrega que las medicinas se componen de una sal –así le llaman al compuesto activo, el que debe curar–, más otros componentes como colorantes, y otros materiales que sirven para que la sustancia llegue a la parte del cuerpo que se requiere.
“La sal (el compuesto que alivia) tiene un costo mucho más bajo de lo que la encuentra uno en el mercado”, dice.
El mayor costo de las medicinas, señala, se encuentra en los sistemas de mercadeo de los laboratorios, que tienen desde programas de premios para los médicos que recetan cierta cantidad de sus medicamentos, hasta los costos normales de operación de una empresa común.
“Los precios de las medicinas no tienen que ver con los costos, la industria farmacéutica tiene muchos gastos, están los visitantes médicos, que ofrecen comisiones, regalos, viajes, comidas a los médicos. Todos esos gastos encarecen y se tienen que pagar de la medicina”, afirma la especialista.

¿Y los genéricos?

Frente a las medicinas caras, desde hace 12 años surgió en México la opción de los medicamentos genéricos, que fueron comprados en un principio por las instituciones públicas.
Olga Tuda dice que en los genéricos quizá no se usan los mismos componentes, que son los que distribuyen la sal en el organismo, pero que es el mismo medicamento.
Explicó que una patente farmacéutica dura 10 años como exclusiva. Luego, cualquier laboratorio puede usarla para producir los medicamentos, y de ahí es donde provienen los genéricos.
El líder de los farmacéuticos afirma que existen grandes variaciones en cuanto a la calidad. “Hay unos que tienen incluso mejores sales, hay otros que tienen mejores sustancias, la capa entérica (que sirve para evitar que las pastillas se disuelvan en la parte equivocada del cuerpo). Incluso la presentación cuenta”.
Dora aún no sabe qué efecto le hará el medicamento genérico que compró, pero se ahorró por lo menos 230 pesos, pues por surtir una receta que en otro lado le hubiera costado 500 pesos, sólo pagó 270.
En un sondeo realizado en la ciudad, una radiografía de mano, de dos tomas, que es de las más comunes, cuesta 625 pesos.
Unos análisis de sangre y orina, perfil sano, cuestan alrededor de 520 pesos. En tanto que un sonograma o ultrasonido se cotiza en cerca de 940 pesos. Una resonancia simple se paga en 4 mil pesos, y si es contrastada en poco más de 5 mil pesos.

Se incrementan las consultas

El otro incremento que están sufriendo los juarenses es en el precio de las consultas.
El INEGI indica que entre enero de 2011 y septiembre de este año, las consultas médicas se han incrementado en 14.2 por ciento. El aumento detectado por INEGI está sobre el alza de 7.4 por ciento que tienen los salarios reales para ese periodo y sobre el 10.1 por ciento de la inflación general.
Érika Donjuán Callejo explica que los médicos, al igual que muchas otras empresas, apenas se están animando a subir los precios, pues tenían los siete años de crisis amortiguando los incrementos en los costos.
“La mayoría de los médicos no elevaron los precios, y por eso hasta ahora  que se ve estable, este año, muchas empresas, incluyendo médicos y hospitales ajustaron ya sus precios al alza porque durante mucho tiempo se mantuvieron sin subirlos para que la gente pudiera acceder”, afirma la directora de “Así Estamos Juárez”.
Por su parte, Valenzuela Zorrilla dice que difícilmente se están dando esos incrementos, pues el mercado no puede pagarlos.
Añade que los médicos adheridos a esquemas como los de Similares ofrecen un servicio que no permite que se incrementen los costos.
En cuanto a la calidad de los servicios médicos de bajo costo, indica que, sin demeritar su labor, generalmente son médicos que acaban de salir de la escuela y no tienen la experiencia, y no pueden ofrecer el mismo servicio que un médico que ya tiene años de trabajo.
“Se van sobre el médico que acaba de salir, cobran 50 pesos, lo mismo que lavar un carro… un lavacarros lo lava de volada, y se lleva los 50 pesos. No pasa nada, pero acá para una consulta se requiere conocimiento, cursos, estar actualizado”, afirma.
El médico de Similares entrevistado confirma el hecho de que es recién egresado. Además, indica que el reglamento le marca un límite de consultas, para evitar que se acelere la atención a los pacientes a fin de ganar más. Añade que sus ingresos mensuales se acercan a los 15 mil pesos en temporada baja, aunque no tiene prestaciones médicas.

Hospital, cirugías y terapias

Fabricio Sánchez Lucio, director del hospital Centro Médico de Especialidades, afirma que los servicios de hospital se han mantenido sin incrementos, y que por el contrario, han tenido que recurrir a promociones muy agresivas para contrarrestar la competencia de otros hospitales.
Asegura que, por ejemplo, un parto normal costaba 10 mil pesos en 2011 y ahora está en alrededor de 11 mil pesos. Eso significa un alza cercana al 10 por ciento, casi igual que la inflación, y poco más que el alza al salario de cotización ante el IMSS.
El INEGI indica que la atención durante el parto se encareció 4.5 por ciento en el mismo periodo, mientras que los servicios de hospitalización aumentaron 18 por ciento.
En el Centro Médico, la noche de hospitalización pasó de los mil 600 a los mil 800 pesos este año, es decir un incremento de 12.5 por ciento.
Otros servicios como la terapia, también reportan alzas de hasta 75 por ciento en el mercado.

Salvavidas de gastos médicos

Ante este panorama, los seguros de gastos médicos mayores se han convertido en un salvavidas para quien se enferma de algo grave, pero no dejan de ser una apuesta perdida para quien sólo enfrenta una gripe o un catarro.
Sánchez Lucio señala que estos seguros son de gran ayuda para los pacientes cuando requieren una cirugía, o una atención mayor.
Sin embargo, dichos seguros no cubren las enfermedades básicas más comunes, por eso, quien padece una enfermedad simple como un resfriado, o algo por diagnosticar, debe desembolsar desde los 35 pesos que le cuesta una consulta en similares hasta los 800 que puede pagar a un especialista, más los estudios y medicinas que de ahí se pidan.
Para los hospitales, los seguros de gastos médicos son un alivio que asegura cierto número de pacientes, pero por otro lado, no permiten ajustar los precios.
Sánchez Lucio explica que por un lado, los seguros negocian con los hospitales en tarifas muy bajas, pues se hacen convenios con ellos que van desde hospitalización, medicamentos y cirugías.
Valenzuela Zorrilla indica también que los seguros de gastos médicos mayores son una buena opción para los derechohabientes, pero que pagan muy poco por los servicios médicos.
“Es un negocio muy lucrativo, trabajamos nosotros y ellos ganan”, añade.
Aun así, los costos de los seguros de gastos médicos mayores también han experimentado un incremento. Conforme ha ido creciendo la demanda –derivado del incremento del mercado maquilador– esto ha provocado que los precios se eleven.
El costo de los seguros no es tan bajo como para hacer la apuesta. GNP, por ejemplo, ofrece un “Seguro básico estandarizado de gastos médicos”, uno de los productos más económicos que se puede cotizar en línea.
El seguro para un hombre de 40 años cuesta 763 pesos anuales, y si se trata de una mujer cuesta mil 052.17 pesos. Para un niño de 12 años cuesta 556 pesos anuales, para una niña de 3 años, 523 pesos.

Una reforma real

Zorrilla Valenzuela indica que para que los juarenses tengan mejores opciones de salud, es urgente una reforma integral al sistema de atención médica, no sólo pública, sino también privada.
Donjuán Callejo lo vincula además con la capacidad del poder adquisitivo de los salarios de los juarenses.
“No se trata de abaratar la medicina, sino hacerla permear a todo el mundo, a un costo razonable que beneficie a los pacientes, y a los que trabajamos para la medicina, no a la burocracia ni a las aseguradoras como está sucediendo”, opina Valenzuela Zorrilla. (Martín Coronado/El Diario)

mcoronado@redaccion.diario.com.mx

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