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En desamparo, damnificados reclaman ayuda

M. Coronado/F. Chávez
El Diario

2014-09-19

Damnificados por las precipitaciones reclamaron que ninguna autoridad se ha acercado a revisar las condiciones de riesgo e insalubridad de sus viviendas inundadas con agua de lluvia y drenaje.
“Yo veo que en otras partes ayudan y pues sí te agüitas porque aquí nadie nos ha ayudado, no ha venido nadie del Gobierno ni nadie de ningún lado”, dice Pedro Jerónimo Pérez, habitante de la colonia Ladrilleras de Juárez, mientras contempla una decena de camisas y pantalones que se secan colgados en el barandal, empanizados en lodo de lluvia y drenaje.
La mayoría de los afectados dijeron estar desesperados pues no tienen ropa, no han podido ir a trabajar, ni los niños a la escuela y por si fuera poco, algunos no tienen dinero “ni para comer”.
“No tenemos ni para comer, sin exagerar, anoche cena-mos lo que había y no hemos almorzado porque no hay, lo que teníamos se echó a perder con el refri”, abundó Pedro.
La desesperación de familias las llevó al grado de perforar las paredes de sus casas con un marro para que el agua encontrara su cauce. Algunas dijeron que aún no saben si se quedarán o buscarán otra casa.
Una de las zonas donde se vio mayor afección es el cruce de las calles Villa Coronado y Canutillo, en la colonia Ladrilleras de Juárez.
“No sabía ni por dónde empezar, es más, ahorita todavía no sabemos qué vamos a hacer, porque sin dinero cómo me voy a otra casa, tengo que seguir aquí”, agregó Pedro mientras insistía en limpiar la casa que renta en Villa Coronado y Canutillo. Todos sus muebles y ropa se echaron a perder con el agua de lluvia y de drenaje.
Jazmín es hija de José. Tiene 14 años y está en la secundaria, pero debido a que los libros, cuadernos y uniformes se quedaron dentro de la casa inundada, no va a poder ir a la escuela. “Y sin trabajo, pues ni cómo comprarle”, dice.
“Aquí los bomberos sólo vinieron a ver y se fueron, dijeron que iban a traer una bomba, pero ya no volvieron”, agrega.
José Merced Hernández, un hombre de 40 años, es vecino de Pedro. Esta es la segunda vez que le pasa lo mismo; la lluvia que baja de la sierra termina inundando la casa. “Sólo estamos limpiando mientras nos vamos de aquí. Ya me prestaron una casa aquí arriba, no tiene luz, pero está mejor que esto”, afirma.
José y su esposa se salvaron de quedar atrapados por la inundación dentro de la casa, pues al caerse una barda toda el agua acumulada se metió a la casa, y quedó a la altura del pecho.
Batalló para despedirse de sus cosas, a juzgar por el gesto que hizo mientras le quitaba un terrón de lodo a la vieja televisión de 20 pulgadas. Dice que lo que habían logrado juntar a lo largo de 5 años, televisiones, lavadora licuadora, todo se fue echó a perder con esta lluvia.
Lo peor de todo para José, es el desempleo en medio de la tragedia. Él se dedica a hacer trabajos de albañilería, pero con la lluvia no se podía trabajar y ahora, su prioridad se ha vuelto rescatar lo que aún sirva y dejar la casa limpia, como le pidió el dueño al que le rentaba desde hace 14 años.

Sigue revuelta

La casa María del Rayo Flores Alcón, en la calle Ostra, casi esquina con Jaiba, en Puerto Anapra, sigue revuelta por el agua. Huele a lodo encerrado. Hay cerca de un centímetro de barro en el piso, donde se amalgaman zapatos, vasos, platos, ropa, botes de aluminio, un jugo de durazno lleno, pedazos de basura y ramas arrastradas por la lluvia.
“En 16 años nunca se nos inundó, ni en el 2006, hasta ahora, es que un vecino echó unos dompes de tierra y el agua no corrió por el arroyo”, dijo. “Los vecinos nos estábamos poniendo de acuerdo para limpiar, pero otra vecina de aquí enfrente no nos dejaba porque ese terreno es suyo”, agregó.
Recordó que hace unos meses llevaron el problema a Protección Civil, que les pidió construir una barda junto al arroyo para poder construir, pero no pudieron hacerlo.

Bajan las aguas

El jueves, la calle Santa Catalina de Sena, en Misiones del Real, era un lago gigante, que inundó al menos a una veintena de casas. Ayer las aceras ya no tenían agua pero estaban llenas de zapatos, colchones, sillones y ropa secándose en las banquetas.
Nadia Heredia Naranjo compró una casa recuperada en esa calle hace un mes y medio. Es la primera vez que se inunda. Dice que lo que más le preocupa es que el agua que inundó su casa el jueves era una mezcla de lluvia y drenaje, pues de las coladeras brotaba agua sucia.
“Las mochilas estaban flotando, nos subió el agua tanto así” dijo mientras hacía un hueco de unos 30 centímetros entre sus dos manos.
Explicó que el agua, que alcanzó una profundidad de un metro frente a su casa, se resumió sola. “Los vecinos abrieron la coladera y por ahí se fue toda, nadie vino a ayudar ni nada”, agregó.
Josefina Montejano, es habitante de la colonia El Papalote, al oriente de la ciudad, donde el agua alcanzó casi un metro de altura dentro de su domicilio, remojando a su paso todos los muebles y dejándolos inservibles.
“Escuchábamos que bufaba el arroyo, el cielo...todo. Como nos goteamos todos sentíamos que se nos iba a caer el techo y la casa encima. Tuvimos que hacer un hoyo porque todo se nos estaba inundando”, dijo la mujer aún con lodo en su camiseta.
Junto a la casa de Josefina se encuentra la de su suegra, de nombre María Pérez Maldonado de 82 años, cuyo domicilio presenta desgajamiento de la parte de abajo.
Incluso, un pequeño cuarto de adobe se vino abajo a causa del constante humedecimiento de las paredes.
“Limpiamos el zoquete desde ayer y todavía no acabamos, es un riesgo muy peligroso por los niños más que nada. Se está desgajando toda esa parte y las casas están en riesgo de caerse”.
Otro factor de riesgo es la “cascada” que se formó frente a su casa, en la calle Ramón Corona, con una profundidad de cinco metros de profundidad, de donde emanan aguas negras.
“Viene las autoridades a preguntarnos que si no sabemos que esto es un foco de infección... pues claro que sabemos pero no hacen nada”, dijo Raymundo Lozano, otro vecino de la colonia El Papalote, quien lleva tres días sin ir a su trabajo tratando de reparar los desperfectos de su vivienda.
Personal de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) trató de rellenar el hundimiento de la calle con tierra, pero fue insuficiente.
Fernando Motta Allen, director de Protección Civil Municipal, informó que a dos días de registrase las lluvias varias calles comenzaron a desahogarse. (M. Coronado/F. Chávez/El Diario)
fchavez@redaccion.diario.com.mx
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