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Corrientes también dejan destrozos en el Valle de Juárez

Martín Orquiz
El Diario

2014-09-18

Enfurecidos, habitantes de poblados del Valle de Juárez exigieron atención de las autoridades de los tres niveles de Gobierno luego que decenas de casas quedaron inundadas, destruyendo los enseres de sus ocupantes y obligándolos a abandonar sus domicilios.
Además, las fuertes corrientes provocaron socavones que amenazan con colapsar algunos tramos de la carretera Juárez-Porvenir, mientras que otros permanecieron cubiertos por tierra de arrastre, lo que dificultó ayer la circulación por esa vía.
En San Isidro se reventó una línea de agua potable y drenaje que provocó que toda una calle prácticamente desapareciera, afectando las bardas de los domicilios colindantes e impidiendo la entrada de sus habitantes.
“No queremos fotografías, queremos ayuda, vienen y toman fotos, pero nadie nos ayuda”, gritó con la desesperación reflejada en su voz María Belmar Méndez, quien fue rescatada de su vivienda por vecinos y familiares.
Frente a su casa, y a la de otros residentes del poblado de Loma Blanca, fueron depositados enormes montones de tierra llevados por los mismos afectados, quienes con palas y carruchas trasladaban el material hasta los lugares que estaban anegados en sus viviendas.
La mayoría de los domicilios afectados se encuentran del lado norte de la carpeta asfáltica debido a que la corriente que baja de las partes altas del sur corre en esa dirección, explicaron los habitantes del sector.
Estela Cedillos, de 62 años, fue otra de las afectadas ya que, aparte de sufrir la anegación de su vivienda, perdió todos sus muebles debido a que ni ella ni su esposo pudieron cargar algo.
“Cuando comenzó a soltarse el agua salimos corriendo, como a las ocho y media de la noche, no pudimos cargar nada, así nos fuimos con mi hermana”, comentó la vecina de ese poblado.
Señalando su patio totalmente cubierto por agua, afirmó que adentro estaba igual que afuera, así que durante días no podrá siquiera entrar a su hogar.
Se quejó de que el año pasado, también para estas fechas, sufrió el mismo problema, entonces no recibió ayuda oficial, así que tampoco la espera ahora.
“No me quisieron dar esa tarjeta contra el hambre, ni me quisieron ayudar en el programa Oportunidades, me dijeron que porque no tengo hijos, pero ni modo de tenerlos a estas alturas”, declaró con una sonrisa.
Utilizando una bomba de agua accionada con el motor de un tractor, los habitantes de otra vivienda optaron por sacar los muebles que lograron salvar la inundación, ya que por varios días no podrán utilizar las habitaciones dado el daño que sufrieron.
Araceli Morales Jiménez, una de sus ocupantes, manifestó que alrededor de las nueve de la noche del miércoles ella y su esposo tuvieron que salir corriendo para no ser arrastrados por la corriente.
Optaron por subirse a su camioneta y estacionarla en un punto de la carretera que consideraron seguro hasta que pasó el peligro y pudieron moverse al domicilio de otro de sus familiares.
Al igual que los otros entrevistados, indicó que el año pasado sufrió las mismas averías y que no recibió apoyo gubernamental.
Más al oriente, en San Isidro, la calle Román de la Torre prácticamente desapareció al producirse una fuga en el drenaje y la tubería de agua potable. Aunada la corriente de la lluvia generó que la calle bajara hasta casi dos metros y medio su nivel.
Las bardas de las casas contiguas se cayeron de su base y fueron a dar, sin destruirse, hasta el nuevo piso, donde trabajadores de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) trabajaban para reparar el daño.
Un vecino del lugar, que prefirió no identificarse, mencionó que el año pasado ocurrió exactamente lo mismo, pero luego de reparar rellenaron la calle con pura arena, así que la corriente de la fuga y de la lluvia de la llevó con facilidad.
La corriente de agua pluvial que cayó a la altura de El Sauzal, provocó que un arroyo natural socavara el lado norte de la carretera Juárez-Porvenir, poniendo en riesgo a los vehículos y peatones que circulan por la zona.
Particulares colocaron llantas, las que sostuvieron con piedras, así como trapos rojos para advertir a los automovilistas del riesgo.
La erosión alcanzó poco más de 50 metros lineales de la carretera, mientras que el arroyo natural que la atraviesa se abrió hasta casi 100 metros de ancho.
Además, una barda de casi 100 metros de largo de un pequeño rancho contiguo que está abandonado, también se derrumbó.
En otros tramos de esa vía se apreciaron los mismos daños, aunque en menores dimensiones.

morquiz@redaccion.diario.com.mx
 

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