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Aún con tienda cerrada, se forman desde un día antes para una despensa

El Diario

2014-07-20

Las tiendas Diconsa, que surten las despensas de la Cruzada contra el Hambre, cerraron ayer domingo. Sin embargo, los beneficiarios comenzaron a formarse desde la mañana de ayer para ser los primeros en ser atendidos al abrir hoy.
La empresa decidió dar descanso a su personal después de 13 días seguidos surtiendo las Tarjetas sin Hambre, el programa de la Secretaría de Desarrollo Social que proporciona 14 productos básicos como frijol, arroz, huevo, harina de maíz y leche a familias en condiciones de vulnerabilidad alimentaria.
Estas tiendas localizadas en la avenida Manuel J. Clouthier, en los centros comunitarios de las colonias Olivia Espinoza, Francisco I. Madero, y en el asentamiento Granjas Unidas, cerraron pero no informaron a los beneficiarios que pensaron que al igual que el domingo antepasado, ayer estarían en operación.
En el centro comunitario del fraccionamiento Riberas del Bravo la fila comenzó a formarse desde las 10 de la mañana.
“Buscamos ser las primeras en ser atendidas mañana (hoy lunes), porque las semanas anteriores tuvimos que esperar hasta dos días para comprar la mercancía”, explicó Manuela Muñoz, cabeza de la fila ayer en ese centro comunitario.
El titular de Diconsa en el estado, José Trinidad Gómez Carrasco, advirtió a los beneficiarios de la Tarjeta sin Hambre que no es necesario pernoctar o permanecer en las filas desde un día antes, pues en la medida en la que baje la afluencia de beneficiarios recientemente afiliados al programa, la capacidad de atención de las tiendas volverá a sus niveles normales.
“Ya estamos viendo que los beneficiarios que tenían acumulados más de 3 mil pesos en sus tarjetas recién entregadas, ya son menos. Eso provocará que los compradores en las próximas semanas sólo gasten mil 56 pesos, lo que reducirá el tiempo de atención por cliente”, agregó.
En Riberas del Bravo, Mari Valenzuela –una de las beneficiarias– señaló que los compradores ya comenzaron a organizarse con la entrega de números de turno para evitar que haya desorden en el acceso a la tienda, y que los beneficiarios se queden a cuidar el lugar durante varios días, durmiendo en el piso, al descubierto, con niños y bebés en brazos.
Manuela y Mari son dos beneficiarias que optaron por trasladarse desde el fraccionamiento Horizontes del Sur hasta la tienda Diconsa en Riberas del Bravo ayer por la mañana. Eran las número 1 y 2 de una fila de cinco de sus vecinas.
Manuela señaló que en cuanto consiguieran un cuaderno comenzarían a entregar los números de orden.
Sin embargo, reconoció que en días pasados este sistema no dio resultados “porque las compradoras se meten a la fila a la brava, lo que ha provocado que en otros centros comunitarios se llegue a los golpes entre mujeres beneficiarias. Eso ya pasó en la tienda de San Pancho (Olivia Espinoza). A mí me toca allá, pero es más problema y no hay surtido. Por eso vengo para acá, aunque me quede más lejos de la casa”. (Antonio Rebolledo)

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