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Ambulantes ‘hacen su agosto’ en torno a filas en los centros comunitarios

El Diario

2014-07-20

Alrededor del programa de entrega de despensas de las Tarjetas sin Hambre se ha creado una “industria de servicios” para quienes esperan hasta tres días afuera de los centros comunitarios o de las tiendas Diconsa para surtir sus despensas.
En torno a las filas se pueden observar puestos de comida, venta de aguas frescas, de golosinas y hasta baños en renta por 3 pesos en el interior de viviendas cercanas.
Eva Alvarado, vendedora de burritos en el exterior del centro comunitario de la colonia Olivia Espinoza –uno de los más concurridos por beneficiarios de la Cruzada contra el Hambre–, señaló que durante las últimas dos semanas ha tenido que triplicar la cantidad de raciones que lleva a vender, porque la demanda comienza desde muy temprano y se incrementa conforme avanza el día.
“Yo traía antes unos 60 burritos para vender a los empleados del centro comunitario y a los estudiantes de la escuela, pero desde hace tres semanas no me doy abasto. El viernes traje 200 y se me acabaron”, relató.
La vendedora apuntó que el incremento en la demanda de alimentos ha atraído al centro comunitario a los vendedores ambulantes que se ubican sobre la calle Mesa Central.
“En cuanto se vio que llegaba gente de todos lados a formarse comenzaron a llegar otros vendedores. Pero aún con competencia, vendemos porque es mucha la gente que viene por su despensa”, refirió.
Frente al centro comunitario Olivia Espinoza, en dos domicilios de la calle María Teresa Rojas, se renta el baño para quienes están formados en la fila.
Pero incluso en este ramo hay competencia.
En la casa número 1038, el uso del sanitario cuesta 3 pesos, pero en la casa de al lado, en el número 1036, ya se ofrecen paquetes por el servicio del sanitario: una persona por 3 pesos, dos personas por 5 pesos. Esa es la promoción.
En la tienda Diconsa del asentamiento Granjas Unidas ya fueron instalados baños portátiles al interior, lo que falta en las otras tiendas donde se usan los sanitarios de los centros comunitarios que ya comienzan a resentir el uso constante de los beneficiarios de Diconsa. (Antonio Rebolledo)

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