Francisco Chávez
El Diario
A cuatro años del asesinato de Sergio Adrián Hernández, a manos de un agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), su madre sigue firme en la consigna de pedir castigo a los responsables.
“Queremos justicia, que se castigue a la persona que hizo esto”, dijo María Guadalupe Güereca, luego de saber que una Corte federal de Apelaciones en Estados Unidos aprobó esta semana que el caso por el homicidio de su hijo, cometido el 7 de junio de 2010, sigue vigente y los abogados pueden continuar el litigio.
Recargada en el muro donde quedó el cadáver del adolescente de 15 años tras recibir un disparo en la cabeza debajo del “Puente Negro”, justo en el límite divisorio entre México y Estados Unidos, María Guadalupe Güereca manifiesta que los defensores que llevan el caso le informaron que continuarán con las diligencias de la demanda civil en contra del agente Jesús Mesa Jr., acusado de cometer el homicidio en territorio mexicano.
“Lo principal que queremos es el castigo, que se haga justicia, que lo encierren”, sentenció la madre de familia ataviada con una camiseta guinda y una liga de color azul que recogía su cabello.
El pasado lunes el Quinto Circuito de la Corte de Apelaciones dictaminó que el adolescente mexicano que murió a manos de un agente de la Patrulla Fronteriza estaba protegido por la Constitución de Estados Unidos, aún cuando se encontraba en suelo mexicano cuando fue baleado.
Ese mismo día el abogado Cristóbal Galindo le marcó para informarle que el caso de su hijo continuaba abierto y que seguirían con el proceso para exigir justicia por el homicidio del adolescente. Esto significa que la familia de Sergio Adrián Hernández Güereca, de 15 años de edad, puede seguir adelante con la demanda civil en contra del agente.
“Con esto se reconoce que los derechos humanos pertenecen a todos. No sólo a los ciudadanos estadounidenses o los seres humanos que se encuentran en territorio de Estados Unidos”, comentó en ese entonces Bob Hilliard, otro de los abogados que representan a la familia.
La demanda original fue entablada en contra de la Patrulla Fronteriza, el Departamento de Seguridad Interna, Aduanas y Protección Fronteriza, el agente Jesús Mesa Jr. y el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Aunque parte de la decisión excluye de toda responsabilidad a los supervisores del agente y a las agencias.
“El abogado me dijo que todo estaba a nuestro favor, que íbamos bien y que iba a seguir en la Corte con el caso”, añadió Guadalupe Güereca.
Dijo que el dolor por la muerte de su hijo más pequeño no ha pasado, incluso, el recuerdo permanece latente pero ahora con la resignación de que no volverá a verlo.
“Me siento igual que al principio. Yo juré que no volvería a llorar porque sino no dejo descansar a mi hijo. Yo siento que mi hijo no se ha ido y que sigue conmigo”, refirió la mujer quien se hacía acompañar de otra de sus hijas.
Debajo del “Puente Negro”, a unos cuantos metros de dos unidades de la Patrulla Fronteriza que vigilaban a distancia los pasos de la madre, aún se observan las pintas que dejaron los manifestantes que repudiaron el asesinato. “Cuando lo mata el señor, mi hijo levantó sus brazos para que no le disparara… pero sí lo hizo”, añadió con voz entrecortada.
Jesús Mesa Jr. disparó en contra de Sergio Adrián en el año 2010, debajo del puente fronterizo entre Ciudad Juárez y El Paso mientras trataba de arrestar a unos inmigrantes que cruzaron ilegalmente hacia Estados Unidos, refieren archivos periodísticos.
En su testimonio, el oficial dijo que fue atacado por personas que le lanzaron piedras, a lo que respondió accionando su arma de fuego directo en la humanidad del adolescente.
Tras el hecho y a pesar de las acusaciones por la violación de los derechos humanos, el Departamento de Justicia de Estados Unidos exoneró de todo cargo al agente Jesús Mesa Jr.
“Yo vengo aquí por el recuerdo de mi hijo; tal vez hasta para recordarles a ustedes (migras) lo que hicieron pero no voy a dejar de venir”, dijo mientras miraba a las dos patrullas que escoltaban del lado estadounidense.
A cuatro años de la muerte de su hijo, Guadalupe Güereca asegura no conocer el rostro del asesino de su hijo. Refiere que a pesar del dolor que le ha causado no le desea ningún mal.
“Yo no le deseo nada malo a él, creo que tiene padres que lógico si le llega pasar algo, van a sufrir por su hijo. Lo que sí le digo es que cada vez que él vea a sus hijos recuerde que dejó a una madre sin su hijo. Yo no le puedo desear un mal porque ahí sí me convertiría en una asesina”, resaltó.
Además de los efectos psicológicos causados por la pérdida de su ser querido, la mujer asegura que su estado de salud y económico también se han ido mermando en los últimos años.
Recriminó a las autoridades mexicanas que no intercedieran para apoyarla en su situación, ni tampoco para ejercer presión y castigo al gobierno estadounidense. Con lágrimas en el rostro refirió que en el mes de febrero fue despedida de su trabajo como promotora en la Dirección de Desarrollo Social del Municipio.
“Yo hablé con (César) Duarte para que me ayudara y sólo me dijo que sí me iba apoyar pero no lo hizo. También hablé con (Enrique) Serrano pero me corrió, me dijo que no había presupuesto”, concluyó la madre de familia.
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