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Batalla del Carrizal: la fuerza de EU contra el patriotismo mexicano

El Diario

2014-06-21

“Tenemos órdenes de no dejarlos avanzar en otra dirección que no sea al norte”, dijo el general Félix U. Gómez a las tropas estadounidenses que invadieron México en persecución de Francisco Villa.
El militar les cortó el paso en El Carrizal, poblado localizado 15 kilómetros al sur de Ahumada y a 145 kilómetros de Ciudad Juárez.
Eran las 7 de la mañana del 21 de junio de 1916 (ayer se cumplieron 98 años). Frente a frente se encontraban tropas de Estados Unidos y de México amagándose con disparar sus armas y demostrar su supremacía, en el caso de los estadounidenses, y el patriotismo en el de los mexicanos.
Tras un breve diálogo que no llevó a ningún lado, se hizo un silencio, luego los fusiles hablaron y pronto empezaron a caer soldados de un bando y del otro.
Al final, tras dos horas de combate, los invasores fueron dispersos y los mexicanos ganaban la batalla, pero en el campo quedó sin vida Gómez, además de 26 soldados mexicanos más.
El saldo para el ejército norteamericano fue de 14 muertos, entre ellos el capitán Charles T. Boyd, quien ordenó el ataque a los mexicanos que intentaban hacer cumplir la orden de impedirles el paso al sur del estado.
De acuerdo con datos recopilados por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), la victoria mexicana tensó las relaciones al grado de que Estados Unidos consideró una invasión a gran escala en todo el norte del territorio de México, pero finalmente marcó el declive de la intervención estadounidense en el país.
Sin embargo, el conflicto tuvo una salida diplomática forzada en parte por la entrada de los norteamericanos a la Primera Guerra Mundial y por el alto costo que tendría una guerra con México.

Entraron por Palomas

Tras el ataque a Columbus, Nuevo México, por parte de las tropas de Francisco Villa, el ejército estadounidense al mando del general John J. Pershing ingresó en territorio chihuahuense el 15 de marzo de 1916, con el objetivo de dar alcance y castigar al “Centauro del Norte”.
Los militares invadieron México por el poblado de Palomas con un primer contingente de más de 5 mil oficiales y soldados de caballería, infantería y artillería, y un escuadrón aéreo de ocho aeroplanos.
Al mando del general Pershing las tropas avanzaron e instalaron su cuartel general en la Colonia Dublán ¬–en lo que sería años después el municipio de Nuevo Casas Grandes– y dos bases, una en San Buenaventura y otra en San Antonio de los Arenales (hoy municipio de Cuauhtémoc).
Para finales de ese mismo mes, los estadounidenses se habían adentrado unos 550 kilómetros en Chihuahua y dos semanas después, el 12 de abril, se encontraban en las afueras de Parral, donde el pueblo se amotinó y varias mujeres, entre ellas Elisa Griensen, así como estudiantes de primaria, los confrontaron causándoles dos bajas y varios heridos.
Villa atacó Guerrero y los pueblos de Miñana y San Isidro, y tras resultar herido en una rodilla se vio obligado a esconderse en la serranía por dos meses, en la Cueva del Coscomate, donde se recuperó muy lentamente por la falta de atención médica.
Al salir de su escondite, su popularidad fue en aumento, en parte por el rechazo a la intervención estadounidense y en parte a la táctica de “Robin Hood” de repartir entre la población mercancías robadas de ranchos y haciendas de estadounidenses.
El Gobierno mexicano protestó aunque en un principio permitió la invasión, y Venustiano Carranza, primer jefe del Ejército Constitucionalista y encargado del Poder Ejecutivo, pidió al presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, retirar sus tropas.
El 22 de mayo de ese año, México envío un nuevo mensaje al Departamento de Estado norteamericano, con la exigencia del retiro inmediato de su ejército. Al no recibir respuesta, Carranza decidió recurrir a la fuerza y giró órdenes para que las tropas acantonadas en Chihuahua detuvieran todo desplazamiento de los militares estadounidenses que los llevaran a internarse más en la entidad.
Sin embargo, los norteamericanos movilizaron dos escuadrones del Décimo Regimiento de Caballería con la intención de llegar a Villa Ahumada.
Desde la Colonia Dublán, en el municipio de Nuevo Casas Grandes, el capitán Charles T. Boyd comandó uno de esos escuadrones hasta la hacienda de Santo Domingo, donde se le sumaron las tropas al mando del capitán Lewis S. Morey. En total formaron una fuerza de unos 100 hombres.

El combate

Boyd se dirigió hacia el oriente rumbo a Villa Ahumada donde cerca, en el pueblo de El Carrizal, se encontraba el general Félix U. Gómez con la orden de no dejarlos avanzar, lo que provocó finalmente un enfrentamiento.
Al cerrarles el paso, Gómez envió primero al teniente coronel Genovevo Rivas para exigirles el retroceso, pero obtuvo una negativa.
Después el mismo general se entrevistó con los jefes estadounidenses. Sin embargo, Boyd lo volvió a ignorar y prosiguió su camino al frente de dos batallones que formaban parte de la Expedición Punitiva, refiere el parte rendido por Rivas (rescatado por la revista Syntesis de la UACH, enero-marzo 2007).
“Salí a conferenciar con el jefe de dicha fuerza para que me informara cuál era el objeto de su presencia. Puesto a hablar con él dijo que venía en busca de una gavilla de bandoleros que por ahí merodeaban; habiéndole contestado que ninguna gavilla asolaba esta comarca, por estar toda perfectamente vigilada por fuerzas constitucionalistas”, reportó Rivas.
“Dijo él, entonces, que iba a Villa Ahumada con el fin de buscar un desertor, a lo que contesté que teníamos órdenes de no permitir el avance de fuerzas americanas en otra dirección que no fuera al norte”.
A esto Boyd contestó que nada le importaba, “que tenía órdenes de llegar a Villa Ahumada y que lo haría sobre balas”, relató Rivas.
Lo mismo respondió en una segunda entrevista al general Félix U. Gómez y momentos después se inició el avance en línea de tiradoras de las tropas estadounidenses que, según Rivas, eran de 80 a 100 hombres a caballo, mientras que los mexicanos eran 260 soldados.
A unos 80 metros de distancia, se inició el tiroteo trabándose un combate que duró poco más de dos horas y que finalizó con la dispersión de las tropas extranjeras.
En la escaramuza fue herido Gómez, quien murió momentos después. En su lugar tomó el mando el coronel Rivas.
También murieron el capitán Francisco Rodríguez, los tenientes Daniel García y Evaristo Martínez, el subteniente Juan Lerdo y 26 soldados mexicanos más.
Los estadounidenses, por su parte, tuvieron 14 muertos, entre quienes se contó el capitán Boyd, cuya muerte provocó la rendición de los invasores.
El Ejército Mexicano hizo prisioneros a 17 soldados, que entregó al Gobierno de Washington días después en el puente internacional de Ciudad Juárez. También hizo entrega de los pertrechos de guerra capturados.
Woodrow Wilson, presidente de Estados Unidos, protestó, pero finalmente acordó con su homologo Venustiano Carranza en convocar a una conferencia que se llevó a cabo en Atlantic City en septiembre de 1916, donde se solucionó de manera pacífica el conflicto y se permitió que las tropas estadounidenses permanecieran en México hasta febrero del siguiente año.
Villa, lejos de ser diezmado, había aumentado su número de seguidores. La población lo protegía y se había atrevido incluso a tomar nuevamente la ciudad de Chihuahua en septiembre de 1916 y expulsar a los carrancistas, aunque sólo momentáneamente.
En febrero de 1917, los integrantes de la Expedición Punitiva, se fueron por donde llegaron. (Fuentes: Revista Syntesis de la UACH enero-marzo 2007, http://www.inehrm.gob.mx, www.sedena.gob.mx) (Juan de Dios Olivas/El Diario)

jdolivas@redaccion.diario.com.mx

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