Luis Chaparro
El Diario
El Paso– Como una pequeña ciudad de metal, en medio del plano desierto de Santa Teresa, Nuevo México, a 20 millas al oeste del área metropolitana Ciudad Juárez-El Paso, la empresa Union Pacific pondrá oficialmente en operación este miércoles su proyecto más ambicioso: un gigantesco centro ferroviario con el cual pretende dar batalla al fortísimo mercado manufacturero asiático.
La base intermodal –una modalidad de transporte que utiliza camiones de carga y ferrocarril– inició su construcción en 2011, tras ser anunciada por la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez. El plan era que comenzara a operar a mediados de 2015, sin embargo, será inaugurada un año antes de lo figurado.
Actualmente la zona está terminada, incluso las vías de ferrocarril ya operan. De vez en vez un empleado sale de las oficina ubicadas sobre la Strauss Road a maniobrar los cambios de ruta o a pasar algún mensaje a los encargados de la carga estacionada, según se observó en un recorrido de El Diario a la zona.
La dinámica permite entrar a camiones de carga con manufactura mexicana de San Jerónimo, Chihuahua a Santa Teresa, Nuevo México, donde la carga es intercambiada de los camiones a los vagones del ferrocarril para ser transportada a sus destinos finales en Estados Unidos.
La base intermodal contará con la capacidad de carga más grande de Norteamérica, según explica Elizabeth Hutchinson, portavoz de Union Pacific.
Las nuevas instalaciones tienen una capacidad anual de 250 mil unidades de cargo, 8 compuertas automáticas, mil 266 lugares para almacenamiento de contenedores y una gigantesca área de carga de combustible, todo esto trabajando actualmente.
Esta nueva estación abrirá el servicio de México, mediante Jerónimo —el cruce fronterizo que colinda con Santa Teresa—, a lugares como California, Georgia, Carolina del Norte, Nueva Orleans y Louisiana, entre otros.
Desde esta región las vías suben por el oeste hasta Los Ángeles y por el este a Chicago, de acuerdo con los mapas mostrados por la compañía ferrocarrilera.
El proyecto se encuentra sobre una línea de asfalto que desemboca en una resaltante infraestructura de 890 hectáreas de extensión entre los pequeños arbustos que pintan el desierto.
Union Pacific ha elegido la zona estratégicamente ubicada cerca del área urbana de El Paso-Ciudad Juárez con la finalidad de reducir la distancia entre las plantas maquiladoras que operan en la región.
Con el área fronteriza mexicana de San Jerónimo y con el plan de los estados de Nuevo México y Chihuahua de construir una mega-ciudad maquiladora, Santa Teresa será, a partir del miércoles, la punta de lanza de todo el mercado manufacturero del suroeste de Estados Unidos.
La estación intermodal reemplazará a la actual terminal ubicada en medio de la ciudad de El Paso, lo que significa que todos los servicios serán reubicados en Santa Teresa bajo los mismos horarios.
Además, el cruce internacional de Santa Teresa-Jerónimo servirá de “acceso rápido” a los camiones de carga que operan con la compañía de ferrocarriles mediante el “Streamline Passport”, un programa ofrecido a los clientes de Union Pacific en México para cruzar sus mercancías sin el retraso de las líneas de espera.
Creciente centro de actividad industrial
Santa Teresa, Nuevo México, aún no es propiamente un pueblo, incluso carece de un órgano de Gobierno autónomo: depende en porciones de Sunland Park y está englobado en el Condado de Doña Ana. Actualmente es considerado “un lugar designado por el censo” ubicado a unas 20 millas al este del área metropolitana de Ciudad Juárez-El Paso.
En 1993, cuando se inauguró el cruce fronterizo internacional de Santa Teresa-San Jerónimo, aquella zona no era más que un desierto abandonado que exportaba apenas 20 millones de dólares anuales de Nuevo México a México.
Sin embargo, a 20 años de su apertura, aquella zona exporta actualmente unos 800 millones de dólares a este país, según lo que explica Jerry Pacheco, director ejecutivo del Acelerador de Negocios Internacionales en Santa Teresa.
Lo que alguna vez fue un desierto olvidado ahora es un creciente centro de actividad industrial que alberga a más de 60 negocios de intercambio de mercancías y a unos 2 mil 500 empleados, incluyendo a los de Union Pacific.
Esto en el contexto de la primera ciudad binacional de la frontera compartida entre México y Estados Unidos, una zona estratégicamente situada en el corredor central de la región del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) y en medio de dos puertos marítimos: uno en Houston, Texas y el otro en Long Beach, California.
El plan es atraer la atención no sólo de la inversión nacional, sino de continentes como Asia y Europa en la industria global, negocios comerciales y en el desarrollo de la tecnología verde, según explicó la gobernadora neomexiquense Susana Martínez en un comunicado de prensa al anunciar el proyecto en 2013.
“Esta será una comunidad binacional modelo para el desarrollo comercial fronterizo, integrando las facilidades económicas para el desarrollo y la consolidación de la nueva industria comercial”, dijo entonces.
Esa región cuenta ahora con más de 28 mil hectáreas de tierra disponible para el desarrollo industrial y residencial.
De acuerdo a Pacheco, los frutos de la promesa de crear una ciudad bifronteriza industrial se han visto en que más de 20 compañías estén actualmente en los nuevos parques industriales en la zona de Santa Teresa en los últimos dos años.
“Sólo en el último mes, seis compañías han anunciado sus planes de instalarse aquí”, dice Pacheco.
Entre estas empresas se encuentran tres empresas de fletes y transportes, una de reciclaje de metal, una de mantenimiento y reparación aeronáutico, un restaurante y un hotel operado por la firma Oak Tree Inn.
Además, firmas que ya operaban en Santa Teresa se están expandiendo: Southwest Steel Coil ha comprado una expansión del doble de lo que era en 2011, es decir, de 55 mil pies cuadrados a 110 mil.
También en México
Del lado mexicano de la frontera, a pesar de que el desarrollo planeado ha avanzado a paso menor que en Santa Teresa, la manufacturera Foxconn mantiene actualmente una inversión de 230 millones de dólares en su mega parque industrial donde se ofrece empleo a unas 20 mil personas.
Foxconn encontró el oasis en el desierto a principios de 2009, cuando decidió invertir en aquella zona fronteriza, particularmente en terrenos del particular Eloy Vallina, propietario además de gran parte del terreno procurado bajo el tratado de Libre Comercio en San Jerónimo.
El próximo paso es un desarrollo habitacional propuesto al Municipio por el Grupo Inmobiliario San Jerónimo que pretende crear una nueva ciudad con la construcción de 3 mil 200 viviendas donde albergarán a cerca de 80 mil habitantes, según ha explicado el propio grupo en su sitio de internet.
De acuerdo con autoridades del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP) de Juárez, la aprobación de esta propuesta se verá favorecida con la inversión privada que entre para la construcción de este desarrollo. El proyecto presentado considera además de vivienda, un centro urbano turístico, sistemas de movilidad, espacios públicos, áreas verdes, equipamiento y servicios como una unidad médica, estación de bomberos y seguridad, guardería, gasolinera y transporte.
En cuanto a inversión pública se concibe una primaria en la primera etapa del complejo habitacional, áreas verdes, un parque urbano, oficinas públicas, y un centro comunitario en la segunda etapa, contemplada para diciembre de 2015 y una escuela secundaria para finales de 2016. (Luis Chaparro/El Diario)
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