Alejandra Gómez
El Diario
En sillas de ruedas, muletas o con bastón en mano llegaron cientos de fieles a la Catedral para asistir a la Misa de los Enfermos que se realizó ayer al mediodía en honor a ellos y la cual presidió el obispo Renato Ascencio León.
“Para que el Señor bendiga a los enfermos, a los ancianos y a todas aquellas personas que sufren en cuerpo y alma”, dijo el obispo y cada uno de los feligreses pronunció con fuerza “te rogamos Señor”.
Antes de que diera inicio el ritual llegó en silla de ruedas y en compañía de su hija, Ramón Gasca, de 71 años, quien desde hace 15 padece de embolia. “Le pido a Dios por su salud para que no empeore”, dijo Ofelia Gasca, de 38 años, su hija.
En el transcurso de la misa, Ramón permaneció sentado en una esquina y contempló con calma el acto, ésta no fue la primera vez que asistió pues cada año su hija lo lleva ya que asegura “no hay imposibles”.
Cada año, desde que Ascencio ha estado al frente de la Diócesis Católica de Ciudad Juárez, se ha hecho costumbre el celebrar en Miércoles Santo una misa en honor de los afectados en salud.
En compañía del obispo Ascencio estuvo el padre Juan Herrera, quien les pidió a los presentes orara no sólo para que sanaran las enfermedades físicas, sino también para que sus pecados fueran perdonados.
Antes de concluir la misa el obispo no sólo pidió por las personas enfermas, tanto las que estuvieron presentes como las que no pudieron asistir, también por quienes se dedican al cuidado de ellos: los médicos y enfermeros.
En el sermón que dio el obispo exhortó a los fieles a no ingerir bebidas alcohólicas en el transcurso de Semana Santa, indicó que es un sacrificio que se debe hacer para evitar que el alcohol perjudique la tradición de la familia.
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